Perseguir

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  Christopher


—No puedo creer que me estés llamando a esta hora —rezongó Christian al otro lado del teléfono—. Espera. ¿Todo bien?

Solté una pequeña risa.

—Si. Bueno, más o menos. Si no, la verdad es que no te habría hablado tan temprano.

—Suéltalo todo.

—Ayer Héctor llegó a mi trabajo. Quiere a Dhana, no el dinero. Christian necesito que mantengas a salvo a Dhana durante el día. No quiero dejarla sola en mi casa, menos en su departamento. Sé que en el restaurante, contigo estará más segura, y ella no dudará en echar una mano en lo que sea allá. Sólo necesito que esté bajo los ojos de alguien.

—Lo sé, amigo. Tranquilo. Cuidaré de Dhana, es mi amiga también. ¿Cómo no voy a cuidarla?

—Sonará cursi, pero, eres el mejor amigo que he podido tener.

—Lo sé, lo sé. Pero es bueno que me lo digas.

Reímos.

—¿Cómo vas con Lía?

—Adivina.

—Arrancó.

—Está a mi lado durmiendo plácidamente.

—¿¡Pasaron la noche juntos!?

—Es la segundo noche que pasamos juntos.

—Entonces, están juntos. ¿Oficial?

—Quiero hacerlo oficial uno de estos días, con ella. Para mi ya lo es.

Sonreí y lo felicité. Por fin iba a tener a la mujer que lo volvía loco con él e iba a ser feliz con ella, estaba seguro de eso.

—Despertaré a Dhana, ¿a qué hora estarás en el restaurante?

—Espera, espera, espera. ¿Dónde dormiste?

Reí.

—Maldita sea, Christopher —se escuchó su risa—. ¿Volvieron? Dime que volvieron.

—No te diré nada Christian. Dime a qué hora dejo a Dhana allá.

—A las nueve estaré. Me debes el chisme.

—Claro. Te veo. Adiós.

Sonreí y negué. Fui hasta la ducha y dejé que el agua me relajara. La noche había sido maravillosa. Volver a tener a Dhana entre mis brazos me había devuelto una parte de todo lo que se había destrozado.

Una vez estuve listo, me acerqué hasta la cama y comencé a acariciar sus mejillas.

—Despierta.

Ví como de desperezaba y sonreímos cuando abrió sus ojos.

—Buenos días.

—Lo mismo digo —dejo un beso en su frente—. Ve a prepararte, hablé con Chris. Te quedarás con él mientras trabajo. Es el único que puede mantenerte a salvo de, ya sabes quién.

Asintió. Dejó un beso rápido, que no me esperaba en mis labios y se metió al baño.

***

—La cuidaré. Ya vete a trabajar, Christopher.

Little do you know - #CESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora