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Los días pasaban lentamente. Había vuelto al trabajo y agradecí a Mateo, mi jefe, el hecho de que no me desvinculara de la empresa por haber faltado tantos.

Algo de corazón tiene el viejo.

Soy publicista y aunque hace unos años atrás mi trabajo consistía en pegarle la publicidad a los autos de distintas marcas, hoy tenía mi oficina y un puesto estable en una gran empresa.

Dejé mi saco en el respaldo de la silla y salí para prepararme un café. Tomé el ascensor y bajé al tercer piso. Unas cuantas personas bajaron conmigo.

El agua tardó unos minutos en hervir.

—¡Apareciste!

Ante mi vista apareció Cristal, la secretaria de Mateo, una señora de unos 60 años a la que todos le teníamos bastante cariño.

—Sí, aquí estoy —le bese en la frente.

—Nos mantuviste preocupados, hasta que nos enteramos... Cuánto lo siento mi querido Christopher, ¿ella está bien?

—Está estable dentro de todo —torcí el gesto.

—Todo va a salir bien y podrán seguir con todos los planes que me contabas, cariño.

Suspiré.

—¿Tú cómo has estado? —cambié el tema.

—No me quejo. He tenido mucho trabajo y —baja la voz— tuve que hacer malabares para que este gruñón de Mateo no te buscara reemplazante.

Sonreí y negué.

—Te lo recompensaré.

—Un par de donuts rellenas de crema de avellanas no me vendría mal.

—Las tendrás —sonreí.

De vuelta en mi oficina con mis dedos quemados por el café, encendí el ordenador. Revisé cada carpeta que tenía sobre el escritorio y luego de mandar un largo suspiro —tenía bastante trabajo—, puse manos a la obra.

Cerca de las 13.00 hrs, marqué en mi teléfono.

—Christopher.

—Sara, ¿Cómo estás?

—Bien, ¿tú? Todo bien con el trabajo, espero...

—Sí, así es. ¿Dhana?

Escuché un suspiro.

—Igual. El doctor la revisó hoy, dice que va mejorando... no ha despertado.

—Todo irá bien —le aseguro.

—¿Vendrás hoy?

—No creo que alcance... —en realidad no quería—. Mañana espero poder ir, el haberme ausentado tantos días me tiene tapado en trabajo

—Lo entiendo, te llamaré cualquier cosa.

—Hazlo. Te dejo, un abrazo a Martín.

Corté.

Era la hora de almuerzo, pero definitivamente no me movería de aquí. Media hora después apareció Cristal con un pote de almuerzo que debe haber comprado por ahí.

—Sé que te gustan las papas fritas —sonrió amplio y me dejó sin poder negarme a recibirlo.

Comí mientras avanzaba, mientras tecleaba y organizaba un par de reuniones.

A las 19.00 hrs. ya no quedaba nadie en el piso, solo yo. Había logrado ponerme al día con varias cosas, solo me faltaba revisar algunos diseños para unas promociones de zapatillas y por hoy quedaría relativamente libre.

Por fin abrí la puerta de mi casa, al entrar me quedé parado mirando todo lo que tenía enfrente. Cerré y me apoyé en la puerta.

Prostituta.

Cerré los ojos. El día que me había enterado de la verdad había llegado a mi memoria.

Dhana es una prostituta.

Unos toques me sobresaltaron y sacaron de esos amargos pensamientos.

—¿Quién?

—Chris —dijo desde el otro lado de la puerta.

Abrí. Nuestras miradas se cruzaron y su abrazo me rodeó. Sentí que por primera vez en estos días era realmente de apoyo.

—Necesitas relajarte y hablar —levantó su mano. Unas cervezas.

—Creo que tienes razón.

Instalados en el sofá, abrimos un par de latas y dimos un buen trago. Sentir como el líquido helado y burbujeante bajaba por mi garganta era bastante placentero para el día que había tenido.

—Estuve a punto de jurarme no beber nunca más una gota de alcohol —reí amargo.

—¿Cómo estás?

Tomé aire. Hice una mueca. Me dejé caer en el respaldo.

—Si te digo bien no me lo creerás.

Reímos.

—¿Me puedes contar qué mierda pasó?

—Míralo tú mismo.

Saqué mi celular del bolsillo y se lo tendí.

Mensaje, Privado.

20.05

"Hay hombres que me sorprenden, pero tú lo haces de sobremanera. Eres un imbécil o la mujer que tienes al lado es bastante astuta como para haberte engañado tanto tiempo, bueno, realmente lo es. Así son todas, bueno no, no todas, pero sí las facilonas adictas a las drogas y al alcohol. Qué penas das, Christopher... Dhana es una prostituta, mi prostituta. Puedo compartirla con varios, pero que no pasan de una vez. Ya me aburrí de compartirla contigo por tantos años. Dhana es prostituta, deja de ilusionarte en tener algo serio con ella".

Mensaje, Christopher.

20.07

"¿Quién mierda eres? ¡¿Cómo te atreves a decir eso?!"

Mensaje, Christopher.

20.10

"Mierda, responde".

Mensaje, Privado.

20.30

"Que lo vean tus propios ojos".

Chris me miró sin poder creer lo que mostraban las imágenes.

—Bonitas fotos —sonreí amargo y abrí otra lata.

—Qué mierda es esto.

—Lo que ves, no tengo nada más que decirte.

El silencio invadió mi casa. Me levanté hasta la cocina y saqué una pizza de esas que metes al microondas y están listas en cinco minutos. Volví al sofá con varios trozos.

—¿Quieres?

Christian sacó un pedazo y lo devoró al igual que yo.

—¿Estás segu...?

—Es una prostituta, Christian —grité—. ¡Dhana es puta!  


•••


¡Buenas noches!

¿Cómo están?

Un capítulo más para esta historia y nos iremos acercando a la mitad. ¿Les está gustando? Espero que sí :)

Sus opiniones son importantes, ¡las espero!

Nos leemos <3

Little do you know - #CESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora