capitulo 75

16.2K 1.1K 73
                                    

Cuando me doy cuenta, estoy aquí; frente a la consulta de Matt. Completamente nerviosa, con miedo, pero necesito a alguien con quien hablar. Alguien que solo quiera ayudarme sin ser juzgada.

Siento que estoy traicionando a Álex, él no merece que le haga esto después de todo. Pero una parte de mí, ansia en desahogarse. En soltar todo aquello que tanto he evitado decir.

Me dirijo a la chica de detrás del mostrador. Es muy joven y atractiva. Si yo no hubiera regresado con Alex, ahora estaría ocupado su lugar.

—¿Podría hablar con Matthew?

—¿Tienes cita?

Sus ojos se clavan en los míos, y me da la sensación de que me está analizando. Siento mi corazón acelerado y mis manos sudando. Es asqueroso

—No...

—Entonces te daré una tarjeta —me interrumpe al mismo tiempo que busca la tarjeta en los cajones. —Tienes que llamar antes para que él pueda atenderte.

—No —niego. No quiero que piense que soy una maldita loca perturbada. —Es amigo mío, ¿podrías decirle que Sofía está aquí?

—Espera... —se cuelga el teléfono en la oreja.

Estoy tan nerviosa que me siento arrepentida de haber venido. ¿Qué hago aquí? Yo elegí quedarme con Álex, ahora debería estar con él, cuidando de él.

La chica sonríe amablemente.

—Puedes pasar.

Me indica, pero me conozco el camino, yo estuve aquí antes que ella.

Llamo antes de entrar. Matt esboza una sonrisa realmente adorable. Se levanta de su sillón y se abalanza sobre mí. ¡Oh, es tan embriagador! Sus brazos me rodea por completo, y yo siento unas terribles ganas de llorar, y ni siquiera sé por qué.

—Me alegro tanto de verte —dice separándose de mí.

—Yo también —me pronuncio algo contenida.

—Siéntate, por favor.

Estar aquí me hace sentir mal. Me hace sentir que soy una traidora. Me hace sentir culpable. Debería regresar con Alex.

—¿Qué te trae por aquí? Te hacía de luna de miel, ¿cómo te fue?

Me gustaría decir muchas cosas, pero es como si mi mente se hubiera quedado en blanco.

—Lucía, la ex de Álex, le disparó. Así que no hubo boda.

Matt respira profundamente. Frunce el ceño y clava sus ojos en mí.

—¿Qué pasó?

—¡Oh, él está bien!

—Mala hierba nunca mueren —murmura. —No te lo tomes a mal, es solo un decir.

—Alex es fuerte. Ya está mucho mejor.

Se pasa la mano por la nuca y se vuelve serio por unos segundos.

—Supongo que no has venido por eso, ¿va todo bien?

Niego. Mis ojos se llenan de lágrimas. No sé que me pasa. No sé que contarle, ni sé a qué he venido realmente.

—Respira, tranquila. ¿Te ha hecho algo?

—No, es mi cabeza. Quiero a Álex, quiero cuidar de él, quiero ayudarlo, pero mis recuerdos me torturan, me hacen daño...

—No le quieres, Sofi. Nunca le has querido. Él tampoco te quiere a ti.

—Que sabrás tú. 

Grito. Él no sabe nada. Mis ojos se llenan de lágrimas reprimidas.

—Calma. Cuéntame cómo te sientes.

—No lo sé, estoy confusa.

—¿Él sabe que estás aquí? —Niego. —Mejor, vamos desde el principio. Cuando piensas en él, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza?

—Sus ojos... su mirada llena de odio, pero cuando sonríe, se vuelven los ojos más seductores que he visto en mi vida.

—Bien, ¿cómo describirías a Alex? Me refiero a él como persona. 

—No sé, Alex es controlador, a veces machista, serio, egoísta... —me quedo callada, no quiero decir lo que pienso de él.

—Dilo no pasa nada, aquí no te puede oírte.

—No sé...

—¿Tienes miedo? —Asiento. —No puedo hablar contigo, saberlo todo y luego dejar que vuelvas con él.

—Pero Alex ha cambiado bastante, no ha vuelto a golpearme, y las últimas veces que me acosté con él, fue por voluntad propia —Lo excuso.

—Te violó, mis principios rechazan a toda costa a ese hombre. No mereces vivir así.

Matt hace una mueca.

—No te hablo como profesional, te hablo como un amigo. Déjale, Sofi. Necesitas liberarte de ese animal. Necesitas ser tratada...

—Yo lo quiero.

Quiero a Álex, quiero verlo sonriente, quiero verlo feliz y menos alterado. Pero necesito esto. Necesito saber por qué estoy triste. Necesito de Matt.

—No estoy de acuerdo, pero vamos a pensar en que realmente le quieres. ¿Por qué has venido a verme?

—Estoy mal, quiero estar con Alex, pero luego dudo de su amor, dudo de mí misma. Tengo miedo de la dependencia que he desarrollado hacia él...

—Nada que implique dependencia es bueno. Solo tienes miedo. Miedo de irte, miedo de que él te encuentre, miedo del miedo que él ha sembrado en ti. Un hombre que ama realmente a una mujer, nunca la amenazaría, nunca la golpearía, nunca la mantendría encerrada. ¿Qué ha hecho Alex por ti?

Mi cerebro va más allá. Busca, ¿qué ha hecho Alex por mí?

—Nada... —continúa Matt. — Alex se ha dedicado a sembrar miedo en ti, a hacerte insegura, a hacerte daño, a hacerte débil. ¿Crees que eso es amor?

Niego.

—Vamos a poner un ejemplo. Tú te enamoras de mí, pero yo me niego a estar contigo. Por lo tanto tú decides secuestrarme, torturarme, amenazarme. Y cada día que pasa yo voy enganchándome a ti, porque no me queda más remedio. Pero no es amor lo que llego a sentir. Es porque tú me has convencido de que no hay vida sin ti. ¿Es así?

Mi cabeza va a mil. Matt quiere liarme. No es el mismo caso. Yo quiero estar con Alex. No con el Alex perturbado que conocí tiempo atrás. Quiero estar con el Alexander que me llevó a la playa, quiero ver los hermosos ojos de Álex clavándose en mí. Quiero sentir sus manos sobre mi cuerpo... Quiero eso. Quiero que Alex me haga suya.

—Debería irme.

—Sofía, has venido hasta aquí, eso significa que puedes ir más lejos. Dentro de un mes cerraré esto y me mudaré. Puede que esta sea la última vez que nos veamos.

Me da un vuelco al corazón. Los hombres que han luchado por mí, los únicos que han intentado ayudarme, cada vez más lejos. Darío en la otra punta de la ciudad, y ahora Matt.

Me rodea en un cálido abrazo. Respiro hondo. Y lo rodeo yo a él.

—Me habría encantado ayudarte, y si cambias de idea, no dudes en llamarme.

—Odio las despedidas.

—Puedes ir a verme. Te daré la dirección.

Matt lo anota en papel. Me lo entrega y no sé donde guardarlo para que Alex no lo descubra. ¿Por qué tengo que ocultarlo todo?

—Eres una buena mujer, Sofi. Eres fuerte y valiente. Espero que nunca te pase nada malo. Espero que recapacites.

Me despido de Matt, es un sentimiento agridulce. Puede que no vuelva a verlo, pero me ha encantado estar con él. Aunque no comparta al cien por cien lo que él dice.

Esclava Del Demonio (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora