Mi bello durmiente

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Los fastidiosos y deslumbrantes rayos de sol que se filtraban por la pequeña ventana de la habitación fueron los causantes del despertar de Yoongi. El pelinegro podría haberlos soportado por unos minutos más con los ojos cerrados, si no fuera por aquella suave y delicada respiración sobre su cuello.

Con lo cansados que se encontraban ambos la noche anterior, ni siquiera se dieron tiempo a acomodarse bien para dormir. El mayor quiso reír al ver como se encontraban, enredados, destapados y muy pegados. De todas formas omitió la idea de reírse, aquello despertaría a su bello durmiente.

- Quisiera decir que me molesta tu respiración en mi cuello, lindo... -susurró casi inaudiblemente, sin quitar sus maravillados ojos de su genio. –Quisiera... -un suspiró se escapó de sus labios, y Yoongi no pudo reconocer si era uno alegre o algo preocupado.

¿Estaba bien ser tan permisivo con alguien que conocía desde hacía tan poco? ¿Estaba haciendo las cosas bien?

Retirando su mirada de aquella cabellera tan radiante, el mayor comenzó a buscar su reloj; aún es temprano... pensó alegre. Dirigiendo una vez más su mirada al ser que estuvo ocupando su mente continuamente, una sonrisa, de esas que todos le decían que era igual a la de su madre, se formó lentamente en su expresión.

¿Era posible que hasta durmiendo le cause tanta ternura su genio? Bueno, teniendo en cuenta que era un ser maravilloso, sí lo era. Pero Yoongi no estaba familiarizado con nada tan admirable como Jimin, ni tampoco a sus nuevos sentimientos. Porque negarlo no iba a ser de ninguna ayuda al tema, y sinceramente, por el momento, al pelinegro sólo le interesaba disfrutar aquellos momentos con la perfección que lo estaba abrazando.

El menor movió sus largas y finas pestañas antes de despabilarse, y el mayor sólo lo observaba con aún aquella sonrisa que mostraba sus encías. Observó todas sus expresiones al despertar, sus pestañeos, sus pequeñas manitos cerradas refregando sus fantásticos ojos, y la búsqueda tranquila de sus pupilas por todo el lugar, casi desorientado, hasta encontrar a su amo y devolverle la sonrisa.

Una extraña calidez se hizo lugar en el pecho de Yoongi, su mente estaba gritándole tantas cosas que parecía estar aturdido y algo atontado.

Demonios, quiero despertar así todas mis mañanas.

- ¿Amo? –preguntó el menor, con la voz algo cortado por la falta de uso. Yoongi dejo de mostrar sus encías, pero la forma de una sonrisa seguía pintada en sus labios. El menor examinó detenidamente la posición en la que se encontraban, y un sonrojó se hizo camino en sus mejillas rápidamente.

Su amo se encontraba estirado sobre la cama matrimonial, y no había nada de qué avergonzarse por eso, salvo de sus manos en la cintura de su genio. Jimin se encontraba arriba de su amo, con su cabeza casi escondida en su cuello, su torso pegado al costado de su amo, una de sus piernas abrazando otra del pelinegro, casi apresándola con aquel firme agarre, y por último, sus dos brazos estaban abrazando el cuello del otro.

- Jiminie, es temprano –avisó el mayor al ver que su genio hacía un intento de separarse. –quedémonos un ratito más así, ¿Querés, mi vida? – el menor sintió su rubor no sólo no intensificarse en sus mejillas, pero sino esparcirse aún más hasta su cuello. –ese color te sienta tan bien, Minnie~ – le halagó Yoongi dejando un largo y sonoro besó en la frente del menor.

- A-Amo p-pero hoy es lunes –el menor le recordó, sonriendo aún con aquel adorable sonrojo gracias a ese significativo beso. El mayor observó cómo sus carnosos labios se movían diciendo algo que parecía importante, pero claramente el movimiento de sus labios juntándose y abriéndose en cada palabra lo tenía hipnotizado. –¿am-

Mi bello genio //  YoonminWhere stories live. Discover now