Un domingo con MI genio

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El sábado, como todo fin de semana, se pasó rápido. El pelinegro desayunó junto con sus padres, y decidió esperar y estar un rato con ellos, para no levantar sospechas. ¿Qué pensarían si su hijo vivía todo el día en su habitación? Sin embargo, para ser sinceros, era una común costumbre de su hijo llegar a su habitación y quedarse dormido o entretenerse con su música.

Más, de todas formas el pelinegro quiso asegurarse de aparentar una vida normal. Como si en su vida no hubiese aparecido un bellísimo genio que podía cumplir cualquier deseo. Como si en su simple vida no hubiese aparecido cierto pelirrojo que despertó un extraño interés en él. Como si su vida no hubiese dado un giro de 180 grados.

Yoongi creía que todo estaba bien; los primeros 5 minutos sin estar al lado del genio. Demonios, lo extrañaba. Min Yoon Gi no extraña a nadie pensó algo enfurecido consigo mismo. Más la sonrisa en su rostro no desaparecía, y sus padres comenzaban a sospechar algo. El pelinegro intentó pensar en otra cosa que no sea el cabello del menor, y lo logró; en su mente aparecieron imágenes y recuerdos de los ojos del genio. Ésos ojos eran fascinantes, eran algo que lo tenían idolatrando al pelirrojo. Él me dijo que nació con esos ojos, tal vez no son siquiera comunes en los genios... Jimin es único...

- Hoy hace mucho calor, ¿no? – Comentó el padre de Yoongi, sacándolo de su trance. Indudablemente el calor podía sentirse en toda la casa, pero por alguna razón, el pelinegro no lo había siquiera notado. Podría afirmarse que aquella razón tenía cabello rojizo y lacio, como los comerciales en la televisión, y su misma estatura.

- Si, cielo, ¿no querrás quedarte todo el día en tu cuarto, verdad? – Preguntó cautelosamente su madre. Habitualmente su amada madre usaba ése tono con Yoongi con ciertos... "temas delicados". El hijo de la familia Min a veces se molestaba por el constante intento de sus padres por "sacarlo" de la casa. Él entendía que lo hacían con las mejores intenciones, y claramente, él entendía claramente que sus razones estaban bien justificadas.

Pero al pelinegro no le agradaba la idea de hacer mucho más que escuchar música, jugar videojuegos, escribir alguna que otra letra, o alguna variación de éstas.

- De acuerdo madre, no me esperes temprano iré a drogarme un rato con mis compañeros de escuela. – Comentó algo enfadado y algo acostumbrado a usar su ironía, Yoongi.

- Yoongi. – Su padre le dirigió una mirada seria, con la cual decir su nombre era suficiente para saber que debía terminar con su ironía en ése instante. Yoongi suspiró algo cansado de tener que lidiar con lo mismo casi todos los días, y cada vez con más frecuencia.

- Sabes que todo chico se divierte de esa forma, mamá. No encajaría con un grupo de idiotas sin futuro... - Yoongi explico más calmado esta vez; sus padres no merecían tanto maltrato de su parte, él creía que ellos eran demasiado buenos con él. Su madre y su padre callaron, sabiendo perfectamente que su hijo estaba en lo cierto. Tampoco era tan exagerado, no toda la sociedad se comportaba de esa forma; pero de todas formas todo adolescente con la edad de Yoongi estaba en la época de la estupidez.

- Hijo, que yo sepa, Namjoon no es ningún adicto. – Su padre dijo recordando a uno de los pocos amigos de su hijo. Su madre asintió y levantó su dedo índice.

- Seokjin tampoco lo es, hijo. – Su madre hablaba como si estuviera diciendo la cosa más obvia del mundo; y es que lo era. Ni Joon ni Jin tenían la mente podrida por la sociedad, pero sus padres olvidaban un detalle: Yoongi perdió casi todo el contacto con ellos. Suspirando y levantándose, Yoongi los miró a ambos ya algo cansado antes de contestar.

Mi bello genio //  YoonminWhere stories live. Discover now