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Leía un libro sentada en la torre de vigilancia de la entrada.

Ahí se encontraba Eugene sentando en una banca. Tenía algo en sus manos, un objeto que no pude distinguir. Un auto aparcó, justo en frente suyo. Bajé de la estructura de madera y me acerqué al vehículo. Pude distinguir a Rosita y Spencer adentro.


- ¿Puedes abrir la puerta?.- preguntó la latina en un mal tono.

Desde que mataron a Abraham ha estado enojada con todo el mundo y trata mal al que se le cruce. Por eso ya no hablo mucho con ella, últimamente está insoportable. Eugene pareció no haberla escuchado, ya que siguió en lo suyo.

- Eugene.- volvió a llamarlo elevando la voz, el nombrado levantó la vista.-Abre la puerta.- ordenó.

Me acerqué a la ventana de conductor y miré hacia adentro.

- ¿Qué están haciendo?.- pregunté al ver los rifles que llevaban.

- Vamos a ir a buscar cosas para cuando lleguen.- contestó Spencer.

- ¿De qué diablos estás hablando?.-pregunté en un mal tono. Spencer me cae muy, pero muy mal.

- ¿No te lo dijeron?.- preguntó ahora Rosita, negué.- Mataron a Glenn y a Abraham, se llevaron a uno de los nuestros, y ahora parece que debemos premiarlos por eso.- fruncí el ceño confundida.- Debemos darles la mitad de todo lo que tenemos.

- ¡¿Qué?!, ¡¿por qué?!.

La latina se encogió de hombros y miró molesta el parabrisas.

Respiré hondo, tratando de tranquilizarme y caminé hacia un grupo de personas que miraban la escena con curiosidad.

- ¿Pasó algo malo?.- preguntó Marilyn, al ver mi cara. Negué con la cabeza y puse una sonrisa en mi cara.

- ¿Cuándo podremos tener nuestras armas de nuevo?.- preguntó Harold.-Ya demostramos que no somos peligrosos.

Harold y Marilyn pertenecen a un pequeño grupo que llegó anoche, interrumpiendo lo que sea que pudo haber pasado con Carl. Por seguridad, Rick secuestró sus armas por un tiempo indefinido.

- Eso no podemos saberlo en una noche. Las tendrán de nuevo cuando Rick lo decida.

Se escucharon unos rugidos de motores acercándose. Me pareció raro ya que no había grupos de expedición afuera, salvo Tara y Heath, y ellos no volverían en una semana más. Rick apareció a mi lado en un segundo.

- Vayan a su casa, ahora.- ordenó a los nuevos. Sin esperar más, obedecieron.- Mia, vete a casa.- repitió al ver que no me había movido de mi lugar.

Hice caso a su petición y comencé a correr hacia la residencia donde me hospedaba. Entré y fui a la cocina a tomar agua.

- ¿Qué esta pasando afuera?.- preguntó Carl bajando las escaleras de a saltitos.

- No tengo ni idea. Pararon unos camiones y tu padre me envió aquí.

- Negan.- murmuró.

- ¿Qué?.- sí había escuchado, solo quería asegurarme de que había escuchado lo correcto.

- Olvídalo.- se acercó a la ventana y miró para afuera.- Demonios,ya empezó.

- ¿Qué cosa?.- no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Me ignoró y salió de la casa.- ¡¿Carl qué demonios está pasando?!.- pregunté alterada siguiendolo

- Los salvadores.- fue lo único que respondió. Cargó su arma y entró a la enfermería.

Entramos al lugar donde estaban guardados todos los medicamentos. Ahí habían algunos hombres, uno de ellos estaba cargando todas las medicinas en un canasto. Carl levantó su arma apuntándolos y copié su acto. El castaño disparó y la bala quedo en la pared, justo al lado del que cargaba las cosas.

- Deja algo, o la siguiente acabará en tu cabeza.- amenazó.

- ¿Qué crees que pasará, niño?.-preguntó con una sonrisa burlona en la cara.

- Tú mueres.- respondió.

Rick entró a la habitación, acompañado de un hombre alto y con el ceño fruncido. La cara de Rick mostró miedo y desesperación al ver lo que estábamos haciendo.

- Chicos, bájenlas.- suplicó.

- No, se están llevando todo.- gruñó Carl.

- Acordaron que sería solo la mitad.- lo apoyé, recordando lo que Rosita me comentó minutos atrás.

El desconocido que entró con Rick se puso delante nuestro con una sonrisa que, con gusto, le borraría de un golpe.

- ¿En serio, niños?.- preguntó retóricamente, sin dejar de sonreir.

- Deberías irte, antes de saber lo peligrosos que somos.- volvió a hablar Carl, mirándolo directamente a los ojos de manera amenazante.

- Wow, disculpa chico.- borrando su sonrisa.- Disculpa mis putos modales pero,- hizo una pequeña pausa.-¿Acabas de amenazarme?. Digo, entiendo que amenacen a punta de pistola a Davey.- señaló al hombre de la caja. Miré al tal Davey y me guiñó un ojo para después tirarme un beso. Seguramente mi cara fue todo un espectáculo de la mueca de asco que hice.- Pero no puedo tolerarlo, ni a él, ni a mí.

- Chicos, solo bajenlas.- volvió a pedir Rick entredientes.

- No.- dijo el tipo.- Estamos conversando. Bien, ¿por dónde íbamos?.- hizo una pausa.- Oh, sí. Tus valientes pelotas y tus grandes ovarios.- nos señaló a ambos.- No nos amenacen. Miren, me gustan, así que no quiero esforzarme en demostrarlo, no les interesa. Dije la mitad de sus porquerías, y la mitad será, enserio.-por el rabillo del ojo vi a Rick unos instantes y pude ver como nos miraba con desaprobación.- ¿Quieren que demuestre cuan enserio hablo?, ¿de nuevo?.- alargó.

Carl soltó un bufido y le entregó el arma a su padre, pero el desconocido se la sacó de las manos al rizado.

- ¿No piensas bajarla...?.- miró al aire como buscando algo.- ¿Cómo demonios es tu nombre?.

Giré mi cabeza levemente hacia un lado y entrecerre un poco mi ojo izquierdo.

- Mia. Y no, no pienso bajarla hasta que me digas quién mierda eres tú.

Su vista se desvió de Rick a mi y abrió su boca fingiendo indignación.

- ¿Realmente no te han hablado del gran Negan?.- se acercó a Rick y le quito bruscamente el bate de beisból rodeado de púas que tenía en su mano derecha. No me había dado cuenta que lo tenía hasta ahora.- ¿De Lucille?.- levantó el bate a la altura de su cabeza, agitándolo. Al escuchar el nombre Negan una furia se apoderó de mi. Tomó con más fuerza el arma y Carl me murmuró un leve 'tranquila'.- Oh, no es cierto. ¿Eres la perra del futuro asesino serial?.- preguntó con burla.

- No soy la perra de nadie.- dije con la voz algo más ronca que lo normal.

- Eres una chica dura.- se acercó un poco a mí.- Me agradas, más que antes.- se acercó a Rick.- Sabes Rick, esto me recuerda a que tienes muchas armas. Todas esas armas que te llevaste de mi puesto cuando mataste a mi gente con un montón de todas tus armas. Y apuesto a que todavía hay más, lo que da como resultado una gran cantidad de armas, y como este pequeño arranque emocional ha dejado bastante claro, no puedo permitirlo.- Rick miró al suelo y luego a nosotros dos.- Ahora son mías, Rick. Así que dime, ¿dónde están mis armas?

Rick dudó un poco pero de todas formas salió de la habitación, guiando a Negan. Este último se detuvó en frente mío y me sacó mi arma de las manos.

- Es mía.- me dijo como si fuera un niño pequeño y salió de la habitación.

Miré a Carl y él tenía la misma cara de enojo que yo. No soportaría por mucho tiempo que estos tipos estén sacándonos todo los que nos pertenece. Me dirigí a casa y mis ojos casi se salen de sus órbitas al abrir la puerta.

Alive- Carl Grimes [ Completa Y En Edición ]Where stories live. Discover now