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Abrí los ojos y volví a cerrarlos por culpa del maldito sol que siempre quiere dejarme ciega. Los abrí nuevamente y miré a mi alrededor. Me encontraba en una habitación, sobre una cama. Unas sabanas finas de color blanco me tapaban, dejando mis brazos descubiertos.

Me levanté de la cama, me puse mis zapatillas, que no sé cómo
llegaron a la habitación, y me asomé por la ventana. Ya no había caminantes en las calles, solo sus cuerpos tirados por todo el lugar.

Abrí la puerta y salí del cuarto, bajando por las escaleras. Al llegar a la planta baja pude divisar a Daryl sentado en una camilla, mientras Denisse le cosía una herida en su espalda. Él volteó y fijo su vista en mi.

- Hey, estás bien.- ese comentario provocó que Denisse posara su vista en mi.

- ¿Cómo te sientes?.- preguntó cortando el hilo y dejandolo a un lado.

-Bien, ¿qué te pasó?.- pregunté acercandome a ellos.

- Un idiota me cortó.- respondió Daryl.- La pregunta es ¿qué te pasó a ti?.- me encogí de hombros y fije mi vista en Denise, buscando una respuesta.

- Te bajó la presión.- responde, pegando una gasa sobre la herida del ballestero.- Debo tomartela, ven acá.- señaló una silla y tuve que obedecer.

Denisse rodeó mi brazo con un raro material de tela, mientras presionaba una pequeña pelota de goma y una manija se movía en el interior del pequeño reloj que el instrumento médico tenía.

Entonces recordé algo.

- Carl, ¿cómo está?, ¿está bien?, ¿ya despertó?.- las preguntas se amontonaban en mi boca y salían, sin darle tiempo de responder.

- Aún no.- me contesto, baje la mirada.- Pero lo hará, no te preocupes.

- Tal vez lo haría, si no le hubieran disparado en la cara.- pensé.

Un silencio se formó en la habitación
No quería perderlo. No quería perderlo como perdí a mi primo, a mis padres, o a Ron.

- Muy bien. Tu presión está estable.- aseguró la rubia.- Deberías comer algo.- sugirió con una sonrisa, dejando mi brazo en libertad, donde quedó una marca por lo ajustada que aquella cosa estaba.

- Los demás están afuera.- hizo saber Daryl. Asentí y salí de ahí.

Al abrir la puerta me encontré con la mirada de todos posadas en mi.

- ¡Mia!.- exclamó Enid y se abalanzó a abrazarme.

- Enid, ¿cómo entraste?, ¿estás bien?-pregunté recordando que no estaba en Alexandria en el momento de la invasión.

- Estoy bien, entré con Glenn. Saltamos el muro.- me explicó.

- ¿Glenn?.- repetí, asintió.- ¿Está bien?.

- Sí. Acaba de irse a su casa junto con Maggie.- me informó.

- Iré a saludarlo, luego hablamos, ¿bien?

- Bien.- comencé a caminar, alejándome de ahí directo a la casa Greene- Rhee.

En el camino me tope con el sombrero de Carl tirado en el medio de la calle. Lo tomé y me lo puse en la cabeza.

Cuando llegué toque la puerta. Segundos después, el coreano apareció detrás de esta. No le di tiempo a hablar porque me tiré encima suyo, abrazandolo por la cintura.

- Me asustaste maldito, nunca mas tardes tanto en mandar una señal de vida, ¿me oiste bien?.- dije con una mezcla de diversión y amenaza. El maldito encerio me había asustado. Escuché una pequeña risa de su parte y me devolvió el abrazo.

- Tranquila, la próxima vez te enviaré un texto.- bromeó provocando que riera un poco. Rompimos el abrazo y lo miré, estaba lleno de sangre.

- ¿Aún no te has bañado?.- pregunté.

- Justo cuando iba a hacerlo una jovencita tocó a mi puerta, y como soy un esposo modelo no dejé que mi esposa embarazada se levantara del sofá para abrir la puerta.

- ¡¿Maggie está embarazada?!.-pregunté de un grito.- No me lo dijo, tengo que verla.

- Ve a verla.- me dejó un espacio para pasar y entré en la casa.- Mia,- me llamó y voltee a verlo.- no la dejes sorda de un grito como acabas de hacerlo conmigo, ¿si?.

Asentí riendo y me adentré en la sala, encontrándome con Maggie leyendo un libro, con un conservador lleno de galletas en su regazo.

- Hola.- me saludó.

- ¿Puedo preguntarte algo?.- cuestioné apenas entré, sentándome a su lado en el sofá.

- Claro, ¿qué cosa?.

- ¿Te parece bonito que tenga que enterarme de tu embarazo por parte de tu esposo?. Porque a mi no.- solté con fingida ofensa, robándole una galleta, siguiendo las indicaciones de Denisse.

Maggie soltó una carcajada, de esas que te alegran el día.

- No me parece muy bonito.-respondió.

- Te felicito.- le dije abrazandola, me respondió el abrazo. Levanté la vista y Glenn estaba mirándonos con una sonrisa.

- Muchas gracias.- contestó separándose.- A proposito, ¿qué haces con el sombrero de Carl?.- cambió el tema.

- Lo encontré tirado ahí afuera. Además desde que lo vi he querido probarmelo.- contesté encogiendome de hombros.

- ¿Sabes cómo está?.- intervinó Glenn.

Negué con la cabeza.- Lo único que sé, es que aún no despertó.

Escuchamos un grito que nos sobresalto a los tres. Corrimos afuera de la casa y Enid estaba ahí, con un caminante en frente. No entedí porqué se asusto tanto, ella no es una chica cobarde. Los caminantes no la intimidan. Pero cuando vi al caminante entendí el motivo de su grito.

- Ron.- susurré con lagrimas en los ojos.

Glenn sacó su cuchillo y se lo clavó en la cien de una manera poco brusca. Lo apoyó sobre su hombro, como si fuera un niño dormido, y lo despositó en el suelo. Apenas el cuerpo de nuestro amigo estuvo en el pavimento, corrimos junto a él.

Ambas estabamos llorando, Enid con mas dolor que yo. Por lo que tengo entendido, ella y Ron se conocian desde hacia bastante. Se querían, mucho.

- Lo lamento mucho.- le dije a Enid mirandola.

- Yo también lo siento.- me contestó.

- Ire a buscar una pala para enterrarlo, ¿vienes?.- le pregunté.

Ella negó con la cabeza.- No, necesito estar un rato mas con él.- asentí, me di la vuelta y empecé a caminar.- Trae una para mi tambien.- escuché decir a Enid.

Mientras me alejaba, no podía dejar de pensar en esos ojos blancos, sin vida.

Alive- Carl Grimes [ Completa Y En Edición ]Where stories live. Discover now