Agonía

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Aquella noche, no durmió ningún Vongola.

Aquellos  entre búsquedas y vigilia, vieron salir el sol; con sus tonos de rosas, naranjas e índigos. Habían peinado la ciudad y aún no hallaban a Haru. Eso asustaba a Tsuna. No sabía cómo reaccionaría Hibari.

El pelinegro, por su parte, trataba de mantener la compostura. Su mensaje había sido un poco diferente al resto. En su mensaje, el atacante confesaba saber que ella era su novía.

¿Cómo? ¿Por qué? ¿Otra vez había filtraciones de información?

¿Quién iba tras él y por qué?

¿¡Por qué?! ¿¿¿Y por qué agarraba a Haru???

¿Y qué tenía qué ver el maldito que los había atacado?

Hibari, pensaba en todas esas cosas, así que decidió irse de donde estaba el resto de su familia antes que le diera urticaria. Juntó a su Comité y les ordenó ir a buscar a Haru. Pero él se quedó en su departamento.

Apenas había salido del hospital.... Bueno, lo habían sacado. Él no debía moverse pero había estado despierto toda la noche, recorriendo la ciudad dando vueltas. ¿Qué pasaba con él?

Cayó desmayado en su cama, afiebrado. Tocó su vientre y notó que la herida se había abierto. Lo último que llegó a pensar antes de caer en un sueño inestable entre pesadillas, fue que debía levantarse y seguir buscando otro rato.

—Se durmió....—Anunció, en el borde de la propiedad , Chrome a su interlocutor, que asintió, serio como nunca lo había visto ella— Él piensa que está herido y afiebrado, seguramente hasta la noche no.....

—Entiendo.

Ella lo vio irse. Era su costumbre no preguntar. Así Mukuro la había adiestrado, pero ahora realmente quería preguntarle a Reborn adónde iba. No por qué le había pedido que lo hiciese dormir por la fuerza a Hibari. Si seguía así, el daño de su cuerpo no dería ilusorio, sino real.

Pero, ¿Dónde iba el ex-arcobaleno?

Por su parte, Tsuna estaba a punto de colapsar. Entre Kyoko y Nana lo llevaron a descansar. Y salieron ellas a buscar a Haru. Acompañadas de Lambo e I-Pin, salieron ni bien el sol empezó a revelarse en el horizonte, y no se rindieron sino hasta que Lambo e I-Pon se lo pidieron, cerca del mediodía.

La mayoría de los guardianes, a excepción de Gokudera, se quedaron en sus casas, durmiendo hasta mediamañana que fueron a seguir registrando la ciudad.

Gokudera no se despegaba del décimo. Estaba preocupado. Por supuesto, enojado y furioso y ni Tsuna lo pararía si lograban encontrar a quien había secuestrado a Haru. Pero más aún, preocupado por Tsuna. Por aquél adolescente con mirada de hombre que se había levantado de sus múltiples heridas y buscaba desesperado a un miembro de la familia ue le habían apartado. Que, aunque fuese una mujer estúpida, se había sabido ganar el cariño de la familia con su simplicidad y fácilmente podría ser tomada como la mejor amiga de la mayoría.

Incluso, la suya.


Por su parte, Haru tampoco había podido dormir.

Una vez libre de sus ataduras, había recibido una cama por parte de Akari, junto a la de Milia en la habitación de la niña; y a pesar de que era cómoda, no podía pegar ojo.

Quizás, por los ruidos de las ratas corretendo entre las paredes o el techo, el zumbido de los mosquitos o las múltiples filtraciones de rayos de luz de luna, que iluminaban la habitación. Pero lo más probable era porque estaba a merced de un desconocido, posiblemente un psicópata, que había atacado a sus mejores amigos dejándolos en el hospital.

—¿Estás despierta?

Escuchó alrededor de las tres de la mañana, y se giró a la niña que yacía a su lado. Esa pequeña, de nombre Milia, miraba el techo, sonriendo. Justo sobre ella, tenía una ventana que le dejaba ver el cielo nocturno.

—Lo siento, ¿Te desperté?
—No. Ya estaba despierta. No puedo dormirme. Me emociona mucho que Akari nii haya traído una amiga a casa....
—....—"Amiga", a Haru le pesaba esa palabra. No podía ni quería considerarse amiga de ese sujeto.
—Akari-nii..... Y yo también, hace algunos años, sufrimos un accidente. O eso me dice él, ya que yo no lo recuerdo. Tengo un sólo recuerdo de antes del accidente. Una hermosa sonrisa de mi hermano mayor. Una sonrosa sincera. Desde el accidente.... Yo no puedo mover mi cuerpo, ¿sabes? Y él no sonríe honestamente desde eso. Así que me hace muy, muy feliz que Akari nii tenga una amiga. Porque si puede tener amigos ahora.... Quizásácuerde lo que es sonreír sinceramente.

Haru no lo pensó mucho antes de levantarse e ir a abrazarla.

—¿Vamos a hacerlo reír de nuevo?

Milia se orprendió y, con la voz algo quebrada por la emoción asintió.
—¡Es lo que más quiero!

Akari dejó de escuchar en ese punto.
¿Desde cuándo su hermanita pensaba así? Él.... ¿Él estaba haciendo sufrir a su propia hermanita?

Vendetta, amore mio.... vendetta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora