Yo, aún creo en ti...

Capitulo 25: Ataque

De el se baja un hombre muy mayor, llevaba un traje, su cabello era rubio pero muy, muy claro, y tenía muchas arrugas.

— Ese es el señor Houki —dice Yato.

— Ese es nuestro señor.

Él hombre se baja del vehículo y empieza a subir las escaleras, todos los que estaban ahí lo saludan amablemente y el sólo sonríe falsamente.

— La cita llegará en cualquier momento —avisa Yato y yo asiento.

Y así fue, la chica llegó diez minutos después, cuando se bajó del auto no pude evitar observarla y detallarla, levaba un vestido blanco similar al que yo traía, su cabello era rubio, rubio cómo el de su padre pero tenía mas color, no pude ver su rostro, todos la saludaban sorientes y ellas igual, ahí fue cuando pude ver su rostro, pero sólo de perfil.

— Es hermosa —confesé.

— Es una loca —repuso Yato mirando con desagrado como saludaba dulcemente a todos los que estaban allí.

— Ya hay que entrar —dije cambiando el tema.

— Te ayudo a bajar —se ofrece, no me niego, quiero conservar energía.

Después de ayudarme a bajar y escabullirnos en el lugar, nos reunimos con los demás en un lugar donde pasamos desapercibidos.

— Hay que alejar a la chica del Kazekage, si _______ la ataca y él esta con ella, las cosas se complicarán —explica Yira, todos asentimos.

— Creo que me puedo encargar de eso —habla Yato y todos lo miramos—. Si ella todavía siente algo por mí, me hará caso a todo lo que le diga, podría hablar con ella.

— ¿Pero y si no? —contradije y el me miró—. Sí la chica no siente nada por ti, es un riesgo muy grande que te muestres.

— Cierto —aceptó.

— Vigilenla, cuando se aleje del Kazekage, podremos atraparla sin problema —ordena Yira y todos asentimos nuevamente—. Bien, comencemos —dicho esto cada uno se fue por su propio camino, excepto Yato, él se fue conmigo.

Corrimos por un pasillo que me sorprende que esté vacío, todos estaban en el salón central, incluyendo los guardias. Hay que escondernos mientras sucede todo.

Gaara pov.

— Mucho gusto conocerlo, Kazekage —dijo la chica dando una reverencia.

Yo le sonreí.

— El gusto es mío.

La chica se levantó y me sonrío dulcemente.

— Espero que está cita sea un éxito —dijo llena de esperanza.

— Ah... si —estaba ido.

Ella y yo hablamos por un gran rato, ella estaba completamente emocionada y yo, lo intentaba, la chica era dulce y amable y yo prefería estar sumido en mis pensamientos, este lugar me recordaba mucho a ________, fue un gran error hacerlo aquí.

Por lo menos no la secuestraron.

Mi mente quiere ser graciosa en este momento, no ayuda nada.

— Y, Kazekage-sama —me llama Kin, yo reaccionó y la miró—. ¿Que le gusta hacer? —me pregunta sonriente.

Tiene una voz muy dulce.

— Pues a mí me gusta... —lo pensé un poco—. Sembrar y cuidar cactus —contesté y sonreí, su sonrisa era contagiosa.

— Así oí —comentó—. Me muy interesante —dijo completamente entusiasmada—. ¿Me podría explicar como es?