Yo, aún creo en ti...

Capitulo 25: Ataque

— Realmente no sé por que quisiste venir, Yato —repuso Yira mientras caminábamos por el bosque—. No era necesario que vinieras, no somos idiotas.

Yato chisteó.

— No vine con ustedes por eso —negó y yo lo miré.

— Entonces, ¿Por qué? —preguntó esta vez Doi.

Espero que no diga nada.

— He tenido ya varios días sin acción real, quiero ver sangre —mintió, muy bien.

— No mataremos a nadie —habló Yira—. Al menos que _______ se pase y mate a la chica.

— ¿Qué dices? —exclamó Yato deteniéndose, sentí su mirada sobre mí—. ¿A que se refiere Yira, ________? —me pregunta y todos nos detenemos.

— Entramos a un acuerdo, yo atacaré a la chica —le respondí con normalidad.

— ¿Qué? ¿Por qué no puede ser alguien más?

— Por qué nadie quiere hacerlo —respondí al instante, irritada.

— Sí es así yo puedo...

—No —le interrumpí—. Esta no es tu misión, es de nosotros —dije volteando a verlo, el estaba notablemente molesto, como no dijo nada continué—. Si esta fuera tu misión, te dejaría hacerlo, pero no lo es, tú estás aquí por que quieres, así que yo, atacaré a la chica, no me molesta en lo absoluto hacerlo.

Yato bajó la mirada y después de un rato, todos seguimos caminando hacía Suna, como si nada hubiera ocurrido.

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— _______ —llamó Rito por el walkie-talkie —. La chica aún no ha llegado, pero el Kazekage, ya está aquí —me informa—. ¿Estás ahí?

— Sí Rito, aquí estoy —le contesté—. Cuando llegué la chica y su padre, tenemos que encargarnos de alejarla del Kazekage y los guardias —le explicó.

— Bien, nos encargaremos de eso —contesta y corta.

— Bien —murmuró.

— Estoy en completo desacuerdo con esto, _______ —habló Yato desde el fondo.

— Ajá.

Empecé a escalar un árbol con mucho esfuerzo, me cansó rápido, a causa de mi embarazo de alto riesgo, pero he mejorado.

— No hagas mucho esfuerzo —regañó Yato.

— Ajá —me molestaba que me hablará para regañarme—. No vayas a cargarme de nuevo. —le ordené y este chisteó, pensaba hacerlo.

Con mucho esfuerzo logré subirme a la cima del árbol y observé el perímetro. Vi a Kankurô en la entrada, estaba hablando con un chico, parecía tener casi mi edad, parece dos años menor que yo. Invitados siguen llegando.

— Esto es un evento de gente rica —comenta Yato a mi lado, no me había percatado de su presencia.   

— En este lugar también fue mi cita de matrimonio —comente y Yato me miró—. Al parecer el lugar está hecho para esas cosas.

— Yo he venido en algunas ocasiones acá —esta vez yo fui la que lo miró—. Es interesante ver a ese tipo de gente, aristócratas —después de decir lo último se estremeció, como si le diera miedo.

No dije nada, sólo seguí mirando la entrada, Kankurô entró al lugar junto al joven y después de unos minutos llega un auto y Yato y yo nos preparamos.