Confesión.

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Ed, Edd y Eddy son propiedad de Danny Antonucci.

Nathan Goldberg es propiedad de C2ndy2c1d.

Esta historia es mía para ustedes.

~•*○*•~

Kevin se encontraba sentado, cabizbajo en la cama de Nathan. Este último, en completo silencio, pues ya estaba al tanto del chisme del que era protagonista junto a su mejor amigo.

—¿Seguro que se nota que somos nosotros Kevin? Podemos decirles que estábamos hablando muy cerca, o algo así.

—Nathan, es tu jodido rostro pegado al mío, es un maldito beso de lengua.

—¡Pero no fue reciente!

—Eso mismo quise decirles, pero no me escucharon... Marie estaba muy histérica gritando como loca, una mujer así nunca escucha. – Kevin apoyó su cabeza entre sus manos.

—Escucha, esperemos a que se calmen un poco, y les explicaremos que fue hace mucho tiempo, incluso antes de que ella me gustara.

—¿Y crees que van a creer eso?

—Bien, es la verdad Kevin, hasta podemos decirle a Jimmy que nos ayude. Después de todo ese pequeño pervertido nos metió en este lío.

—No lo sé...

—Vamos Kevin. Solo fue un beso.

—En realidad fueron dos. – le dijo sonrojado, recordando ese campeonato en L.A.

—¡Pe-pero eso nadie lo sabe! – le dijo con la cara roja, agitando sus brazos. —Además estábamos muy ebrios. Y tú y yo sabemos que solo querías distraerte porque acababas de romper con Doble D.

—Si ya lo sé. Como sea. Olvídate de eso. – Kevin inhaló profundamente. —Lo hecho está hecho, y no creo que Eddward y Marie quieran escucharnos Nath.

—No lo harán si nos quedamos sin hacer nada.

—¿Qué se te ocurre?

—Simple. Vamos a sus casas, les pedimos que nos dejen explicarles, y listo. Nos perdonan nos besan y vivimos felices para siempre. – Kevin lo miró con expresión de fastidio. —Simple.

—No lo sé Nathan.

—Vamos Kevin, deja de tener miedo, no te ha traído nada bueno.

—No tengo miedo. Es solo que... – Kevin se levantó de la cama y miró por la ventana. —Tú No viste sus expresiones. Estaban muy decepcionados. – Nathan agachó su cabeza. Se quedaron en silencio un par de minutos, un par de eternos minutos.

—Podemos cambiar eso. – Dijo por fin Nathan. —La verdad es que no les hicimos nada, aun no interactuábamos con ellos siquiera. Tampoco deberían ser tan duros.

—Pero ellos no lo saben.

—Entonces deben saberlo.

—Está bien. Intentémoslo. – Le dijo Kevin sonriendo. —Pero pase lo que pase, tu y yo seguiremos adelante.

—¡Así se habla Kevin! – Nathan lo abrazó cargándolo por la cintura. —¿Con quién vamos primero?

En casa de Edd, específicamente en su habitación, se encontraba acompañado de sus amigos de la infancia. Los puso al tanto de la razón de su repentino cambio de humor.

—¿Besándose? ¿Kevin y Nathan? Debe ser una maldita broma. – Dijo Eddy con expresión de miedo. —¿Estás seguro Doble D?

—Sí. – contestó sin muchos ánimos.

Filofobia.Where stories live. Discover now