-Dame el arma, vamos a casa- rozó sus dedos por mi cintura ligermante descubierta. Su toque me hizo estremecerme. Mis manos comenzaron a temblar.

Sentí que de la nada el arma se soltaba de mis manos, Leigh me la arrebató y nos apuntó, la pequeña Leah se escondía tras ella empuñando sus manos en su camisa verde neón. Justin instantáneamente se paró frente a mí bloqueandome- Leigh, podemos arreglar esto. Baja esa arma.

-No- lloraba- Tú no me quisiste y ahora vas a morir de nuevo- ¿Está loca? Está confundiendo a Justin con mi padre.

-Él no es...

-Shh- me calló Justin.

-Leigh, las cosas pueden ser diferentes- se acercaba a ella extendiéndole su nombre.

-Sólo quería ser feliz contigo- lloriqueaba, a mi no me podía dar más fastidio.

-¡¡Deja el drama, maldi...-Me aparté de Justin para golpear a Leigh. No pude terminar la oración. Luego del sonido de una bala dirigiéndose hacia mí sólo sentí como mis entrañas de enrroscabas en mi cuerpo y una presión agonizante se establecía debajo de mi costilla derecha.

-¡¡Jane, no!!- Justin me tomó antes que cayera al suelo- ¡¡Mira lo que hiciste!!- le reclamaba a Leigh, la miré ella corrió lejos, la niña la seguía- ¡Jane, háblame!- sostenía mi cabeza. Miré mi mano luego de tomar mis costillas, había mucha sangre- Resiste, todo estará bien- decía nervioso. Luego de ver como todo se tornaba negro me desvanecí.

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-¿Te gusta?- sonrió mi papá frotándome el brazo derecho.

-¡Está increíble!- dije emocionada mirando hacia el auto blanco frente a mis ojos.

-¡Felíces 16!- me abrazó.

-Sin duda es el mejor, ya me podré ir de farra toda la noche.

-No no no- me arrebató las llaves- No puedes venir despues de las once con el auto, y nada de conducir tomada.

-¿Tomada yo?- volví a arrebatar las llaves y subí al auto. No aparecí por mi casa en tres días, mi papá ya me había reportado a la policía.

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Abrí mis ojos, estaba en el hospital, escuchaba el pitido de mi corazón en aquella máquina, aparte de la intravenosa que tenía en mi mano izquierda. Me duelen los costados, sobre todo el derecho. Revisé rápidamente con mi vista la habitación y en una esquina permanecía recostado mi padre. Traía pantalones blancos y una sudadera negra, me miraba serio.

-Papá...-susurré, él se acerco.

-Siempre fuiste mi pequeño desastre- tomó mi mano y la besó.

-¿Estoy soñando?- dije asustada, sus manos estaban tibias.

-Ya quisieras estarlo...No dejaré de insistirte en que no lo hagas- presionó mi mano.

-¿Hacer qué?- murmuré desesperada.

-Evita...el fuego...no te quemarás sola- susurró.

-¿De qué hablas?- fruncí el ceño.

-Vas a perder lo que más amarás- soltó mi mano y retrocedía.

-¿Dónde vas? ¿Nos dejarás solos de nuevo? ¡Edward te extraña, mi mamá tambien!- hice esfuerzo por sentarme, pero no podía moverme.

-Pero tù no, tu vida es mejor sin mí. Sólo vengo a decirte que no lo hagas.

-¿Cuál fuego? Papá, regresa...-abría la puerta, dio media vuelta y me miró con decepción.

-Eres todo lo que acusas a los demás- cerró al puerta y se fue.

Mala Jane (Justin y Tu)Where stories live. Discover now