Sangre en la nieve

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"And if we should die tonight
Then we should all die together
Raise a glass of wine for the last time
...
Now I see fire, inside the mountain
I see fire, burning the trees
And I see fire, hollowing souls
And I see fire, blood in the breeze
And I hope that you'll remember me
Oh, should my people fall
Then surely I'll do the same".


No más dudas. No más metal. Mientras Hank y Logan preparaban el avión para un viaje más, Charles volvía a su armario, se despojaba de los malditos jeans por los que fue controlado y comenzaba a vestirse como a Erik tanto le gustaba y le sería imposible volver a controlar.

Un traje gris al cual quitándole un pequeño broche quedaba sin rastros de cualquier cosa por lo que pudiera ser enviado contra una pared nuevamente; salió hacia las canchas de basquetbol donde Hank ya debía tener listo el avión –Que buen cambio, ahora ya sólo falta que te deshagas de esa horrible barba–.

El hecho de que Peter recuperaba sus poderes progresivamente y bastante más rápido de lo que había pensado le hacía sentirse orgulloso; giró hacia donde escuchó la voz de Peter pero de nuevo no era lo suficientemente rápido para alcanzar a verlo, apenas logró ver aquel destello plateado que hacía una vida entera que no veía.

No esperó demasiado cuando el joven mutante, radiante de felicidad, terminó de correr por el camino de grava que rodeaba toda la mansión y se detuvo frente a él –¿Cómo te sientes?–.

–Pronto estaré mejor... ¿Y tú?– Peter lo miraba fijamente, mantenía una de sus manos alzada a un lado de su sien derecha y con un dedo dibuja círculos imaginarios, Peter quería saber si ya se había vuelto loco o si la única razón de lucir apagado se llamaba Erik.

Charles sostuvo una media sonrisa más de lo que se creyó capaz y asintió como si con ello pudiese explicar el infierno que gobernaba sus adentros y que ardía como aquel día antes de la batalla de Cuba, no era de extrañarse, no irían a una guerra o un combate como tal pero sí se volverían a jugar la vida y sobre todo sabía que nuevamente él estaría ahí; pero esta vez lo detendría, no se permitiría volver a abandonar a Erik. –Vamos a la casa blanca, al discurso del presidente ¿Vienes?–.

–Obviamente, los espero ahí– ahora que recuperaba sus poderes podía volver a ser arrogante y no se limitaría a ir en una aburrida chatarra lenta, no, continuaría corriendo hasta ser tan rápido como antes e iría a la casa blanca por su cuenta. Charles comprendió, estuvo a punto de ir hacia el avión pero se detuvo a mirar a su hijo; se estaban permitiendo volver a aquellos días de amor, aquellos en los que Peter se encogía ante la mirada acusatoria de papá Charles y terminaba confesando su travesura.

–¿Cómo es que sabes el camino?– casi habían vuelto a los días de mini Peter, esos días que todos tanto deseaban.

–¿De dónde crees que salieron las alfombras de mi habitación?– Peter comenzó riendo, orgulloso de los frutos de su mutación y sus trofeos de cleptomanía, calló por completo y se encogió al ver la desaprobación en su viejo y finalmente volvió a sonreír cuando el castaño resopló y le dio un par de palmadas en el hombro junto a una verdadera sonrisa, no un horrible intento como la anterior.

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