—Hablamos desde que somos niños. Tenía cinco y él siete.

Asher está incómodo a mi lado. Puedo verlo en la forma de su mandíbula y la tensión alrededor de sus ojos avellanas.

—Aww... eso es tierno —Hago un mohín —. ¿Jugaste a las casitas con Asher?

Los ojos de Julianne me encuentran, la rabia y el odio llenan sus rasgos.

—Lo hicimos incluso de adultos.

Los celos burbujean en mi estómago y me cuesta cada gramo de autocontrol para no aventarla por los cielos. Yo decidí que sea parte del viaje y tendré que soportarla. Ashton aparta el libro y Andrew no contiene sus risas.

Dioses, estamos a punto de matarnos.

—Lástima que fue algo pasajero —prosigo y trago el bocado de sándwich —. La diosa luna tenía otros planes y ciertamente no eras tú siendo compañera de Asher. ¿Cómo te sentiste cuando él me encontró? ¿Te rompió el corazón?

—Arianne... —advierte Asher.

Julianne no está dispuesta a perder porque ataca de nuevo.

—Me destrozó —acepta ella —. Pero le deseo toda la felicidad del mundo y espero que no sean el extraño caso dónde una parte desprecia el lazo y terminan antes de lo previsto.

Empujo mi rabia bien lejos y la necesidad de quebrar sus lindos huesos. ¿Cómo sabe mi opinión al respecto? Inhalo por la nariz y me levanto.

—Tendremos toda una vida para averiguarlo —Le doy una sonrisa encantadora que borra cualquier señal de triunfo. Acabo de aniquilarla —. Estoy lista para descansar, Asher.

Andrew me guiña un ojo.

—Están siguiendo la moda de tener sexo en el aire, ¿eh?

Me sonrojo.

—Nosotros no, pero Axel sí —contesto.

—Buenas noches, no hagan estupideces —dice Asher.

Termino mi vaso de agua y permito que Asher me acompañe a la habitación. Puedo sentir los ojos de Julianne como dagas a nuestras espaldas y me molesta como la mierda. La próxima vez dudo que logre controlarme a su alrededor. Esa chica termina con la paciencia de cualquiera. La habitación del Jet no es tan grande, pero cuenta con una cama King, televisión de pantalla plana en la pared y una ventana ovalada con vistas al cielo. Me encanta.

—Es lindo —digo.

Asher sonríe y cierra la puerta.

—Me alegra que te guste. Lamento el escándalo, no debería ocurrir.

—No importa —me acuesto en la cama —. Ignoraré su existencia y espero que ella haga lo mismo.

Carraspea y se rasca la nuca. Es un gesto muy recurrente en él cuando está nervioso.

—Ella nunca tuvo esas actitudes, pero es mi culpa por darle alas.

Sí, se acostó con ella.

—Bien.

El calor sube a sus mejillas.

—Arianne, yo...

—Asher, no me des explicaciones —La interrumpo con irritación —. No me interesa saber qué cosas hiciste con ella antes de que yo aparezca. No es cómo si me fueras infiel o algo por el estilo, pero prefiero no saber nada. ¿Entiendes?

Una sonrisa se insinúa en sus labios.

—Estás celosa.

—Claro que no —Le doy la espalda y me tiendo en la cama —. Nunca estaría celosa de alguien como ella. ¿La has visto? Es superficial y una mala persona.

Dulce Maldad [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora