Capítulo 25 🌙

Start from the beginning
                                    

Me burlo.

—¿Esos sacos de huesos?

Noto un borrón a mi izquierda, pero mi mano sale disparada y alcanzo el cuello del atacante. Libera un grito cuando le doy un fuerte apretón y lanzo su cuerpo inconsciente al suelo cómo un saco de papas. Escucho los jadeos colectivos mientras retroceden y mis hermanos se unen a la batalla. Cuatro licántropos pueden matar a cien personas muy fácilmente.

—Por favor, no me mates... —El líder suelta un sollozo herido —. Solo sigo órdenes de mi señor.

Mi rodilla conecta contra su ingle y pide a gritos que tenga piedad por su patética vida. ¿Piedad? ¿Dónde estaba cuando secuestraron a Arianne? Nadie lo defiende, no con la amenaza que represento junto a mis hermanos.

—Dijiste que sabes lo que soy —sonrío, poniéndome de cuclillas para estar al mismo nivel de sus ojos.

—Sí —solloza y se cubre la cara con las manos.

Todavía no hice nada. ¿Por qué tan asustado?

—Entonces sabes cuán peligroso es la mordida de un licántropo —Mis garras se asoman para su terror —. ¿Crees en tu dios?

Su fuerte llanto hace reír a mis hermanos y arrugo la nariz al sentir el espeso olor a orina. El maldito cobarde acaba de mearse encima. Lo consideraba más valiente cuando me enfrentó en el hotel y tuvo las pelotas de secuestrar a mi chica.

—Respóndeme —gruño.

—Sí, sí creo —gimotea sin el valor de observarme.

Una sonrisa levanta las comisuras de mis labios.

—¿Qué hay del diablo?

Otro sollozo desgarrador sale de él. Sus súbditos tiemblan de miedo y otros de furia porque no pueden hacer nada. Un movimiento y mis hermanos los desgarrarán.

—Si existe el bien, también el mal —lloriquea.

—Me alegro que lo tengas en cuenta porque el jodido diablo está justo frente a ti.

Mi puño se estrella contra su nariz, salpicando el suelo de sangre. Me levanto y pateo el tendón de sus rodillas, las costillas y la cabeza. Las mujeres lloran que me detenga y los niños se tapan los ojos. Mis hermanos mantienen a la multitud fuera de mi alcance porque soy capaz de matar al próximo que se acerque.

—¡Por favor, por favor, para! —Llora una mujer, la misma que vi fuera del hotel —. Sé porque estás aquí y te diré lo que quieras. Solo detente.

Me retiro lentamente cuando al fin escucho lo que quiero oír y me froto los hombros. La cara del calvo lambiscón es irreconocible mientras el río de sangre lo cubre y está inconsciente. No me interesa.

Su vida no tiene valor para mí.

—¿Cuál es tu nombre? —Me dirijo a la mujer escuálida.

Mi aspecto sigue intachable y ningún cabello fuera de lugar. No puedo decir lo mismo del idiota que ensucia las suelas de mis zapatos con su sangre. Pobre Todd.

—Marjorie —dice insegura y temerosa.

—Marjorie —repito —. Dime dónde demonios está mi chica y perdonaré la vida a tu gente. De lo contrario, yo mismo los enviaré al otro mundo.

Se ahoga en un estallido de sollozos y agarra a una pequeña niña que abraza su pierna. Creí que mi corazón había muerto para estas personas, pero me equivoqué. ¿Qué tan triste es llevar este tipo de vida? La pobreza extrema mientras esperas ser sacrificado por culpa de mentirosos que hicieron promesas imposibles de cumplir.

Dulce Maldad [En Librerías]Where stories live. Discover now