La verdadera razón.

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Derek

Caminé en silencio durante la cera, estaba con la memoria en blanco. Por alguna razón, estaba sufriendo. No me sentía aliviado, estaba incompleto. La imagen que tenía de Sam me rompía el corazón, el irme sin ella me dolía. A pesar de todo, la quería. 

Sentí como alguien me seguía detrás, era Max. Me voltee para estar enfrente de él. Me miraba neutralmente, se acercó un poco y me tendió un paquete. Estaba envuelto en papel periódico. Era un objeto cuadrado. Alcé una ceja y le quité en la envoltura. 

Reprimí las lágrimas al ver lo que era.

Era un marco con una foto de Sam. 

Era de esas fotos casuales que nos habíamos hecho con él teléfono de ella. En la foto yo estaba sonriendo mostrando los dientes y ella tenía una sonrisa tímida. Era una hermosa foto. Max me dio unas palmadas en la espalda y me mostró su apoyo.

—Esperamos verte pronto por aquí,  Derek —dijo con una voz suave.

—Eso espero yo también —respondí con una sonrisa—Gracias por el regalo, me dará ánimos.

—Esa es la idea —respondió—suerte en las consultas.

Asentí y nos dimos un fugaz abrazo. No solo Jordan iría a terapia, si no también yo. Junto con mi tío, el Dr. Gómez. Estaba pasando por una especie de fobia o trauma que era conocido como"Filofobia" aunque no estaba tan desarrollado aún. Pero parece ser que lo que desencadena la Filofobia es un sentimiento intenso de un fracaso en una relación pasada que no se ha superado. Se sostiene que el paciente que sufre de Filofobia tiene heridas de un divorcio o un proceso de desamor doloroso que hace que evite cualquier situación potencial de ser lastimado de nuevo por un enamorado.

Entonces, se me aconsejó ir a terapias con colegas de mi tío, al principio creía que era una exageración pero me di cuenta que no era así.

Necesitaba recuperarme.

Quería volver a amar.

Quería dejar descansar en paz a Emilia.

Quería darme otra oportunidad.

 —Cuídala por mí —susurré.

Max asintió.

— Es mi hermana, jamás la dejaré sola.

Ambos sonreímos. Quien lo diria, llevarme con la persona que ni siquiera podía verme en fotografías. Max se dio vuelta y regresó a su casa. Volví a observar la foto de Sam, y una lágrima cayó.

Me sentía honrado porque alguien como ella me amaba.

Y yo, a lo mejor, estaba enamorado también.

—Regresaré algún día, Sam —dije para mí mismo—Lo prometo.

Y seguí caminando entre la oscuridad, pero ésta vez con esperanza.

Tenía esperanza para el futuro.

Tenía muchas ganas de volver amar.




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