Capitulo diecinueve: "Deja de acumular odio en tu corazón"

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Derek

Me encontraba en mi departamento. Había subido a la terraza. Era media noche. No tenía sueño y mucho menos me sentía cansado. Le di una calada a mi cigarrillo, observando las luces de la ciudad. Era el segundo que llevaba. Tenía más de 2 años que había dejado el vicio, pero había sentido angustia y la necesidad de probar uno. Recordaba la escena perfectamente. Samantha mirando a Brandon y él confesándole su amor con una cursilería tan usada y nada original. Nuevamente, volví a darle una calada al cigarro, tirándole al suelo y pisándolo con la suela de mi zapato.

Me había ido de la casa de Sam sin despedirme. Solamente de Lucero y su novio. Me traje a Alex conmigo y lo llevé a su casa. Reconocía que estaba molesto. Yo con la necesidad de hablar con Sam y, ¿ella que había hecho? ¡Exacto! Estar con Brandon y sus pendejadas.

Maldito marica.

Encendí otro cigarrillo, sin apartar la vista de la ciudad. Vi el móvil <12:05 a.m.>. De repente, comenzó a sonar. No pude evitar sobresaltarme. Era esa chica de nuevo. Dios, estaba loca. No dejaba de joder. Dejé pasar la llamada. Nuevamente otra llamada. Y otra, y así sucesivamente.

Ya por la quinta llamada, le respondí harto.

—¿Qué quieres, teibolera?—escupí las palabras con rabia.

Ella soltó una risa escandalosa.

—Ya te dije que no me llames así, estúpido —dijo ella, su voz se escuchaba cansada.

Rodee los ojos.

—Te ganaste ese apodo hace mucho, así que deja de fastidiarme y dime que chingados quieres —solté ya aburrido.

Ella tardó unos segundos en responder.

—No andas de humor, ¿no es así Dereksito? —apreté los labios.

—Vuelve a llamarme así y te cortaré lo que le haces llamar senos —Ella volvió a reír, con más euforia que antes.

Su risa tardó minutos. Minutos valiosos de mi tiempo. Me acabé el cigarro y lo tiré, pensando bien por qué rayos le había contestado.

—Jordan te llama así, estúpido.

—Ni a JJ le dejo que me llame así.

—Eso no es justo. Deberías ser parejo con todos, ¿no crees?

Rodee los ojos.

—Dios, Claire, cállate y habla de una buena vez —ella fue cesando su risa hasta que por fin cerró la boca.

Aleluya.

—Voy a visitar a mi padre mañana.

—Ajá... ¿y a mí me importa? ¡Ah sí! ¡Claro que no!

Podría jurar que Claire, por el otro lado del celular, estaba rodando los ojos.

—Necesito que vayas mañana a su casa —soltó de repente.

—¿Y para qué? No tengo cita con Francisco mañana.

—Necesito de tu ayuda.

—Espera,—hice una pausa, procesando sus palabras—¿escuche bien lo que dijiste?

—Sí —su voz sonaba amarga—oí que le das asesorías a los hijos de tus vecinos y necesito que me ayudes con matemáticas.

Cuélgale, está borracha.

—Estoy pensando severamente en colgarte, teibolera.

—¡No! —Exclamó—, no puedo reprobar mi primer parcial, si lo hago, papá no me dejará tener novio.

¿Hacemos un cambio? |Sin editar.Where stories live. Discover now