Treintisiete: Conquistar.

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Nuevo mensaje.

De: Charlie.

Asunto: Hola, tigre. 

Mensaje: Estoy desnuda ;)

Harry se atragantó con su saliva al leer. Miró a John, cuyo rostro seguía pareciendo decepcionado cuando Harry tecleó una respuesta. Encogió los hombros, mientras sus dedos se debatían qué responder. Su mente estaba pensanado en dos formas, escogiendo la respuesta normal de novio. (Según Harry, al menos)

Para: Charlie. 

Asunto: Adiós, ardilla. 

Mensaje: No necesito actualizaciones de tu transición en la ducha ;) 

John se aclaró la garganta en el momento en que Harry presionó enviar. Posó el teléfono en su regazo y sonrió sin mostrar los dientes ni hoyuelos. John rodó los ojos astutamente. ¿Qué pasaba? Harry podía haber jurado que John parecía celoso de su progreso. Le era inevitable. John probablemente pensó que Harry nunca mejoraría, y que los cheques seguirían llegando. Poco sabía quién era Charlie Daniels. 

John suspiró finalmente—. ¿No has tenido más visiones de tu mamá? 

—Creí que acordamos no hablar de eso —Harry respondió rápidamente. 

—Por favor —John rió suavemente—, tal parece que todo sobre lo que hemos hablado se ha ido a la basura ya. 

Harry desencajó la mandíbula, permaneciendo en silencio ante lo que John había dicho. Habían pasado casi tres meses desde que habían tratado algo relacionado al tema. Harry sintió la rabia abrirse paso en su interior, y a ese punto, todo lo que quería hacer era levantarse e irse. La puerta no pareció demasiado lejana cuando la observó, pero cada hueso en su cuerpo le obligó a sentarse y seguir con la conversación. 

—¿Por qué estoy aquí? —Harry inquirió. 

—Tengo tu diario —John mostró el familiar cuaderno de cuero. 

Su boca se secó, y apartó la mirada del libro. Mantuvo contacto visual con su regazo. Se sentía un poco avergonzado del libro. Todo lo malo sobre él se hallaba dentro, y cada pensamiento preocupante podía leerse. 

—No lo quiero. 

—Mientes. Lo quieres. Lo extrañas, ¿no es así? Liberar tu furia y sentimientos en papel. Nadie entendería si les cuentas lo que hay en tu cabeza. Es algo que no ha cambiado —John coaccionó ligeramente, su tono manipulador y casi siniestro. 

Harry se lamió los labios, mirando finalmente el libro. Podía sentir el cuero en sus manos, su bolígrafo amber entre sus dedos mientras escribía todo lo que nadie podía saber. Recuerdos de cuando escribía en la oficina se colaron en su cabeza. Había estado tan ocupado en ello que actividades tan normales como almorzar o descansar por un momento eran inexistentes. 

¿Cómo es que viví así? Se preguntó. John posó el diario en su regazo. Lucía exactamente igual a cuando se lo había dejado. El cuero negro brillaba en contraste a la luz sobre sus cabezas. Sus ojos se llenaron con un atisbo de emoción; lástima. Por sí mismo. Harry sintió lástima al observar el objeto en su mano. Ya no quería escribir nada en él. Antes, era todo lo que quería en la vida. 

Eso no era vida, decidió. La gente a su alrededor lo era. Cada pensamiento corrupto escrito en su diario era algo que no quería de nuevo. 

—¿Por qué quieres que esté tan jodido? —Harry siseó en voz alta, levantándose abruptamente de la silla. John abrió los ojos como platos ante su estallido. 

Heed ➳ h.s (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora