q u i n c e .

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El jueves iba a ver a SeokJin fuera de la universidad , los dos, solos, por primera vez en toda mi vida. ¡Era mi antiguo amor, por el que pasaba horas imaginando escenas de dramas dulces y tontos! Para mi, él era mi príncipe así que no me culpen por estar emocionado por ese gran acontecimiento. No me imaginaba cómo sería porque él y yo no éramos los más cercanos, debido a mi torpeza brutal cuando estaba a mi alrededor pero, a pesar de los nervios, tenía unas enormes ganas de verlo.

―¿Por qué te brillan los ojos así hoy?.―Jeon Jungkook entrecerró los ojos y se inclinó casi sobre mi, no nos conocíamos tanto pero sí podía leer mis actitudes, era un chico muy observador. Hice mi mayor esfuerzo para fingir neutralidad pero terminé sonriendo.

―Por nada.

No le gustó mi respuesta pero no dijo más por el momento y apagó el motor al fin.Era temprano, ya había aparcado el vehículo e íbamos camino al salón. Esa mañana me sentía algo diferente, como nerviosa y deseosa de que el día terminara lo antes posible. Jeon Jungkook lucía impecable como siempre, llevaba esos jeans oscuros apretados que dejaban poco a la imaginación, sus botines cafés clásicos y una camiseta blanca oversized que le cubría un poco más abajo de la cadera. 

Intenté no fijarme demasiado en las venas de sus brazos cuando se acomodó la mochila en la espalda, no me culpen, era difícil concentrarse con alguien como él a mi alrededor.

―Así que nada, eh.―Soltó, posicionándose a mi derecha.―Es curioso, nunca te había visto tan feliz en las mañanas.

―¿En serio notas cosas como esas? 

―Tu cara es la de una mujer que tiene siete hijos cuando sales de tu casa.―Se explicó, no intentando sonar gracioso pero terminamos riéndonos porque tenía razón. No me gustaba levantarme temprano, normalmente la energía me duraba poco tiempo, solo al inicio del semestre.

―Solo estoy siendo optimista, quiero que hoy sea un buen día. ―Y no estaba diciendo mentiras, estaba intentando ser más positiva, más abierta, odiar menos y pensar que las personas no eran tan malas.

Si yo podía cambiar, entonces el resto podía cambiar. Y eso incluía a cierta persona que estaba intentando ignorar de nuevo. Pero me lo ponía difícil, solía enviarme mensajes deseándome los buenos días o dulces sueños y pese a que me demoraba en contestarle, lo terminaba haciendo. Simplemente no podía evitarlo.

―No sé, me suena excusa. Luces diferente, caminas diferente, estás...brillando.―Que ese conejito musculoso me viera de esa forma, confundido y curioso, me puso un poco nerviosa. Podíamos ser amigos pero eso no le quitaba lo guapo.

―Me puse iluminador.

―Estoy hablando en serio, sé que algo pasará, así que mejor cuéntame qué es.―Negué con la cabeza de forma automática, no desconfiaba de él, simplemente me avergonzaba admitir en voz alta lo emocionada que estaba con la idea de ver a SeokJin.

Kim SeokJin era el verdadero crush de la mitad de Seúl y eso incluía a la población masculina.

Ah, es que en serio, no se imaginan lo mucho que lo amé cuando era niña. Era atento, considerado, dulce, tan gracioso y tan... precioso. Había algo en él que no dejaba de impresionarme, no solo era bello por fuera, descubrí con los años que era un excelente amigo y una gran persona.

Pero Jungkook no se quedó tranquilo sino que hizo lo opuesto, insistió y siguió insistiendo. Era como un niño curioso, me siguió durante toda la mañana con la excusa de que iba a averiguar qué me tenía tan feliz. 

―Jiyoon, dime el secreto, prometo no decirle a nadie.―Rodé los ojos al oír su voz fuera del baño de chicas, terminé de lavarme las manos y lo encontré parado junto a la puerta, con un jugo de naranja en cajita en la diestra  y una cajita de leche de plátano en la otra.―Para ti.―Dijo, dándome el jugo con timidez.

Dorkable.| Kim TaeHyung;BTS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora