—Castaña como la madre, pero con los ojos grises y el ego intacto de su padre. —Recita lo que la tía Mía dijo cuando fuimos a su cumpleaños y me autodenominé la más bella de la fiesta. —Estarán Kate y Elliot con Ava, Mía, Ethan, Carrick y Grace. Estos últimos están molestos contigo por no despedirte, y no son los únicos, don trajes bonitos ha pasado subiéndose a las paredes de la amargura.

—Apelaré a mi encanto divino, madre. Ellos siempre me perdonan, y papá es otra cosa mariposa. ¿Te has contactado con la abuela Carla y Bob?

—Christian va a tirar de tus orejas, cuatro meses lejos y sólo llamaste dos veces. —Me riñe, presiento que su regaño es el lado amable del que se viene en casa. —Sí, mi madre al fin regresó a Savannah, tras su fugaz viaje. Intentarán estar los dos aquí ese día.

—Él me adora. Sonrisita, abrazo y beso al mejor padre del mundo ¡Y tachán!... solucionado. Espero que al final puedan estar aquí los dos, son a los que menos veo.

Eres demasiado Grey para mi Steele. —Ríe de su chiste. — ¿Quieres ver tu libro? Digo, en físico, porque el digital ya lo tienes.

—Absolutamente. —Va al gabinete, todo es tan ordenado, saca un libro azul con líneas onduladas en celeste.

—Aquí tiene señorita, una producción más de editorial Grey, su madre dice que está muy orgullosa por ello.

—Mi madre debe saber que mi pasión por la literatura se la debo a ella, es mi inspiración, una gran mujer sin dudarlo. —Amago las manos para señalarle. — ¿No lo ve así, señora hermosa? Tú, eres la mejor.

—La mujer, sólo ha hecho lo que cualquier madre haría, te quiero Phoebe. —Dice con sus ojos azules húmedos, le doy un abrazo.

Tras nuestro momento emocional, me dedico a revisar todo del libro: la portada, el estilo de letra, todo está a como lo tenía en borrador. La foto de contra portada y mi firma: Phoebe Grey Steele. Es espectacular. Mamá termina sus cosas y guarda el libro, le pertenece a la editorial y luego de ser publicado lo llevarán al salón P. Hannah llama a la puerta y mamá le responde con un «adelante» Ella avisa que Luke Sawyer ha llegado. Luego de despedirnos ambas salimos y él nos espera con la puerta del auto abierta.

—Señora, señorita Grey. —Me dedico a entrar al auto, tratar de convencer a los de la seguridad de Grey es como hablarle a la muralla China, con tanta razón papá confía en ellos y es que son terriblemente iguales.

Sawyer anuncia que hemos llegado a casa, tan hermosa como la recuerdo, con mi madre entramos abrazadas. La que se me viene con Grey, en el salón principal no hay nadie, ¿No qué habían visitas? Como si leyese mis pensamientos mi madre responde que de seguro están en el jardín. Gail sale de la cocina con unos vasos.

—Benditos los ojos que te ven, Phoe —corro para abrazar a la mujer que ha cuidado de esta señorita tantos años. Aún lo hace.

—Que graciosa eres, mi Gail, dame de esa comida tuya que tanta falta me ha hecho. Estoy plenamente hambrienta, nada igualará nunca tus preparaciones.

—Iré a dejar esto al jardín y luego te daré algo. Que muy gustosa estaré de alimentarte, muchachita. —Mueve los vasos con hielo en sus manos, su mirada está fija en la entrada del jardín. Muy bajo me susurra: —Te llevará la de Cristo.

¿Me llevará la de Cristo? ¿A qué se refiere con eso?

—Ana, cariño. —Mierda, doble mierda, triple mierda, la mierda hasta el infinito. Basta con escuchar su voz para saber que me llevará la que me parió. —José, ese tu amigo, él está en el jardín, acompaña a la señora Jones y saluda a mi madre. Te están esperando.

LA HIJA DE GREY (ONE)Where stories live. Discover now