Capítulo 10

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Estaba en el hospital.

Era obvio.

Pero yo no quería estar aquí.

No me gustaba estar aquí.

- ¿Cómo está doctor? ¿Despertará pronto? -

Reconocí esa voz que reconocería en cualquier parte. Incluso con los ojos cerrados como en estos momentos. Era Jess.

Pero no estaba llorando. Y no parecía haberlo hecho en mucho rato.

- Las enfermeras le han dado una dosis de calmante bastante baja, debería despertar en un par de horas - definitivamente era el doctor

Error. Yo estaba consciente.

Mi caso era al revés. Podía despertarme pero algo dentro de mi me decía que no lo hiciera. O tal vez mi yo interior no quería. Volvería a la realidad, al dolor.

- Oh Dios mío - susurró y sentí un contacto frío contra mi mano. Era Jess - Las cosas pasaron tan rápido que aún no me lo puedo creer -

Suspiró y dejó de hablar por un momento.

- Fue un error decirte todas aquellas cosas. Yo simplemente no las sentía Luke. No era yo. Perdóname, es lo más que deseo ahora, por favor -

Lo sabía.

- No quiero que te vayas Luke. No sé que sería de Abigail y yo sin ti en la casa. ¿De verdad crees que todo lo que decía era verdad? Sabes en el estado que estoy y aunque no fue mi intención, no fui yo, me arrepiento de haberte dicho todo aquello - sollozó

Me la intenté imaginar en estos momentos. Tan pálida, con los ojos llorosos pero intentando no llorar por creerse fuerte; el cabello todo despeinado como lo tenía en la casa.

¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿Cuánto tiempo mi familia ha tenido que aguantar agonizantes segundos esperando a que yo despertara?

Abrí mis ojos y la encontré mirando al suelo, su mano derecha tapaba sus ojos y su mano izquierda estaba sobre la mía.

Hacía pequeños círculos imaginarios sobre mi mano y su pecho subía y bajaba sin ningún ritmo en específico, sólo lo hacía con cada respiración irregular.

- Te perdono Jess, yo tampoco quise decir aquellas cosas, prometo que jamás las abandonaré a ninguna de las dos -

Su rostro se iluminó y sus ojos se abrieron de par en par. Levantó su cuerpo del taburete de madera en el que estaba apoyando su peso y se tiró sobre mí.

Me abrazó como pudo haciéndome un poco de presión en mi brazo que recientemente me daba de cuenta que tenía un inmobilizador.

Di un pequeño quejido de dolor y ella se hizo para atrás.

- Perdón - susurró y sonrió nerviosa

Le sonreí de vuelta y con mi brazo derecho libre la traje de vuelta a mi pecho. Besé su sien y le hice espacio junto a mi en la cama.

A principio tuvo algo de dificultad pero luego de varias risas y bromas de parte de ambos se pudo acomodar a mi lado.

Pasé mi brazo detrás de su espalda y la atraje junto a mi pecho. Sus delicados brazos quedaron justo frente a mi cuello y mi pecho. Desde arriba se veía adorable. Una chiquilla entrometida entre medio de sus padres en noches de tormenta. Así lucía Jess.

Sus hipnotizadores ojos azules, esos que tan locos me volvían, me miraban fijamente. Su pupila estaba completamente dilatada cohibiéndome el dulce color de sus ojos.

Lo poco que podía ver de su iris era casi blanco, Jess tenía algo que no me quería decir.

- ¿Qué fue lo que me pasó? - pregunté

Muy en el fondo me sentía algo perdido y desorientado. Quería respuestas. La forma en que movía la boca no me daba ningún indicio de mentir o querer hacerlo. Hablaba con tanta facilidad y sencillez que casi quedaba hipnotizado.

- No lo sé. Estabas discutiendo con tu hermano y te desmayaste cayendo por las escaleras. Recibiste un golpe muy fuerte Luke - bajó la mirada - Llevé a Abby con mamá y Justin te trajo hasta acá - asentí levemente -

Me había roto un brazo y mis costillas dolían como el infierno al igual que mi cabeza. Específicamente el lado izquierdo. Para ser aún más específico, todo mi lado izquierdo estaba lastimado.

Pareció ser el lado más afectado durante la caída.

Jess me pasó el control de la pequeña televisión que se encontraba en una esquina de la pequeña habitación que se me había sido ortorgada. La encendí.

Los pocos canales que habían no eran apropiados para una pareja joven como nosotros. La pantalla se veía en muy mal estado, blanca y negra aparte de difuminada.

Decidí apagarla y una respiración en mi cuello se hizo sentir.

Observé a Jess detenidamente al igual que ella a mi.

Observé cada centímetro de su cara que muchas veces había estado acariciando.

Observé cada poro e imperfección que su rostro contenía.

Era hermosa.

Varios minutos fueron los que estuvimos mirándonos cara a cara y no me cansaría de hacerlo pero uno de sus bostezos me hizo volver a la realidad.

Sus pequeños ojos se cerraban poco a poco involuntariamente hasta que se quedó dormida. No me sentía en un hospital. No parecíamos estar en un hospital.

Para nada.

Me puse a pensar en las cosas que había dicho. Eran cosas horribles si las veía desde el punto de Jess. Y más si veía el estado en que se encontraba. No era ella y yo me había comportado como un niño inmaduro.

Mi cabeza parecía querer estallar con los golpes de los escalones y todas las cosas en las que pensaba. La cara de preocupación de Abby al ver a su padre caer por las escaleras, al escuchar los gritos de sus padres gritando incoherencias.

Le debía una disculpa a mi hija.

Todo CambióWhere stories live. Discover now