Capítulo 2

41 8 0
                                    

- ¡Los mecanimales si pueden! ¡Somos los mecanimales! - gritaba Abigail acorde con la canción que presentaban en la televisión

Me reí de su baile que consistía en dar vueltas en el mismo sitio con sus brazos subiendo y bajando de una forma extraña.

Era igual de única que su madre.

- Recoje tus cosas Abby. Ya nos vamos - le di un mordisco al emparedado que se encontraba en mi mano y tomé su mochila en mi otra mano

Por suerte el colegio al cual asistía no estaba muy lejos de aquí, lo que facilitaba las cosas.

- Adiós papá - dijo la ojiazul dándome un beso en la mejilla pero a la misma vez extendiendo su mano en mi dirección

Puse mi mejor cara de estúpido, ya que no hay otro nombre como decirle, y saqué mi billetera. Puse en su pálida mano la cantidad correcta de dinero para una niña de nueve años y abandonó mi coche.

La observé entrar a su colegio muy feliz.

El sonido de una bocina me hizo reaccionar y arranqué el auto directo a casa.

Por la condición de Jess, papá me dió un tiempo libre en la empresa en lo que ella se recupera.

Subí las escaleras apresuradamente en busca de Jess. Entré a la habitación con una sonrisa en el rostro pero al ver la cama vacía, esta se desvaneció.

- ¡¿Jess?! - grité y abrí la puerta del baño corroborando si estaba allí pero no - ¡Jess! - volví a gritar pero nada

Corrí fuera y busqué en la habitación de Abby.

- Tampoco - susurré en mi interior

Bajé las escaleras y casi tropiezo con mis propios pies. La sala, el comedor, el jardín, nada.

Me detuve en seco y pensé. ¿En qué parte de la casa ella estaría? ¡La cocina!

- ¡Jess! -

Abrí mis ojos enormemente, tampoco estaba allí. Pero mis pensamientos fueron cambiados al verla subirse del suelo.

- Mierda Jess casi me sacas el corazón de un susto - le ayudé coger lo que fuera que estuviera buscando

- Lo siento. Quería hacerte el desayuno y que estuviera listo antes de que llegaras - se encogió de hombros y removió un castaño flequillo de su rostro

- No sabes cocinar - dije tranquilizando los latidos de mi corazón

- Ocho intentos en vano - señaló el zafacón por lo que me reí

- Sabes que no puedes estar caminando como si nada. La doctora dijo que aún no -

- Ella dijo que cuando estuviera lista, que lo intentara y aquí estoy - se señaló

- No me parece - me crucé de brazos

Comenzó a caminar hacia mi. Le di una mirada de preocupación pero sus ojos supieron como calmarme. Daba cada paso con firmeza y muy segura de ella.

Lento pero seguro era su lema. Retrocedí unos pasos al ella acercarse más a mi. Ya estaba mejorando.

Al llegar a mi, la abrazé. Todo esto me llenaba de emoción justo antes de que tropezara con sus propios pies, pero por suerte, extendí mis brazos a tiempo y la agarré.

- Vamos a la cama. Yo preparo el desayuno - dije y me miró fulminante - ¿Qué? No quiero que te pase nada -

No tuvo otro remedio que poner su iris en blanco y continuar su camino hasta nuestra habitación.

Muchas veces me pregunto, ¿que sería de nosotros si la historia fuera totalmente diferente? Antes de llegar a ser una pareja, mucho antes.

Si yo fuera el chico malo de la universidad y Jess la chica invisible. Un típico cliché. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar mi teléfono sonar. Lo busqué con la mirada y lo encontré rápidamente sobre la encimera.

¿Cómo llegó ahí?

- ¿Hola? - contesté sin nisiquiera mirar quién llamaba

- ¡Luke! -

- ¿Madison? -

- Es Justin - se escuchaba muy preocupada - Acabamos de pelear y se fue de la casa. Luke, estoy muy asustada - sollozaba

- Maddi, no salgas y mucho menos lo llames. Iré a tu casa y me explicarás todo ¿sí? Por favor, hagas lo que hagas, si el regresa no le digas nada. Conozco demasiado a mi hermano y lo mejor es dejarlo quieto -

- Okey. Luke, por favor, llega lo antes posible. Tengo miedo -

- Estaré ahí enseguida -

Y colgó. Justin aveces me preocupa y no sé cómo Madison puede seguir con él. ¿Qué no le ha quedado claro que Justin no la merece?

- ¡Amor! - grité junto a las escaleras para que Jess me escuchara - Madison llamó, parece que las cosas no están bien con Justin. Iré a su casa. Te llamaré en cuanto pueda para avisarte que pasó. ¡Te amo! -

- Te amo - respondió casi al instante, tomé las llaves de nuestro auto y conducí en dirección a la casa de Justin y Madison

Todo CambióWhere stories live. Discover now