Luther Pov.
Estaba repartiendo las vendas junto a los frascos de antídoto en una caja, sentí un hilo de sudor recorrer mi frente para acabar en mi labio, entonces seque la lengua y saboree el sudor salado por un minuto, es que hasta en mi boca me recordaba que realmente podía tener miedo.
Hace unas dos horas que las puertas debieron haber cerrado y Aiden había ido a una junta con los encargados hace media hora, a todos los habitantes nos habían ordenado resguardar todo lo que necesitamos a salvo por si pasa algo más tarde, ya que si las puertas no cerraron hasta ahora y no van a cerrar en toda la noche, eso sólo significa una cosa.
Peligro.
Le pedí ayuda por un momento a Ezra mientras luchaba por las cajas de agua oxigenada que Peter había tirado y por las gasas que la Novata no sabía guardar, por dios ¡Si son gasas!. Deje la batalla conmigo y la medicina de lado para hacerme cargo de lo que salía mal, Luka me había dicho que yo tenía que estar al pendiente de todo y de todos mientras ellos arreglaban cosas importantes
Ojala y lo que tengan sea una salida de este maldito lugar porque, de otra forma, les voy a patear el trasero tan fuerte que desearan no haber tenido uno, y por subestimarme cuando me hice cargo un día de la preciada zona agrícola de Cory, no podía culparme si lo hacía mal porque alguien como yo, no puede estar ensuciándose, pero no era que no pudiera, solo no quería.
Para distraerme pensé en los chicos, incluso en la novicia que había llegado ayer aquí con ese mensaje tan aterrador para todos, en realidad la chica era bonita pero realmente no era mi tipo, la he visto y me parece demasiado cambiante para mí, es decir, en un segundo puede ser la persona más feliz del mundo y al otro puede está golpeando un árbol por todo el odio que lleva consigo.
El chico nuevo parece perdido siempre, pero eso no deja que su cara traviesa deje de estar ahí, parecía dispuesto a hacernos una broma a cualquiera de nosotros en cualquier momento. Los demás habitantes del área son comunes y corrientes, y me sorprende que el único verdaderamente atractivo en este maldito lugar sea yo, pero de todas maneras, en cualquier caso lo sería.
—¡Eh, Luther!—Llamó Cole, yo me acerque a él y este me tendió una mochila llena de comida y vendas, lo mire extrañado y él solo guiño el ojo.
—¿Qué se supone que debo hacer con esto?—Dije después de un segundo, Cole volteó hacia mí después de haber tomado otra de las 15 mochilas que había ahí.
—Tienes que repartirlas a cada habitante—Antes de que yo hablara, me cortó—No preguntes, Luka me lo ha pedido y necesito de tu ayuda, y lo harás a menos que tu creciente Ego se apodere de ti y te lleve de nuevo al arroyo a ver tu reflejo.
—Cállate—Resople al oír lo que había dicho—Dame 12 mochilas y tú encárgate de las 13 restantes.
—Claro, Nenita—Rió Cole, dándome las mochilas que ya le había pedido, las quite de sus manos bruscamente y él soltó una carcajada haciéndome tomar un color rojo, por el enojo.
—Deberías mantener la boca cerrada o serás el primero al que le patee el trasero, idiota—Grite un poco lejos de él, aunque no era necesario pues solo eran tres metros, el corredor dio una media sonrisa.
— Claro, como cuando peleamos por primera vez — Murmuró, pero lo escuche —O la segunda—Contó con los dedos—Incluso hubo una tercera ¿no, Luther?—Entonces solté las mochilas gritando con frustración, y yendo hacia Cole con el puño cerrado, el cual el tomo con la mano justo cuando le iba a atizar un golpe en la mandíbula.
—Me haces perder la paciencia.
—Debes calmarte un poco, No es como si fueras el único al que he vencido—Volvió a guiñar el ojo y se apartó—Nadie me ha ganado nunca, así que no te sientas tan mal, señor ego.
