Gina Pov.
Mis ojos se cerraron al momento que los abrí por una ráfaga de luz roja que pasó como un rayo debajo del piso metálico en el que estaba.Me encontraba moviéndome para arriba y el movimiento me mareaba, mi cabeza daba vueltas y mis piernas temblaban. Miré hacia los lados encontrándome atrapada en una caja metálica gigante en la que sólo estaba yo, se sentía solitario, como si hubiera visto esto antes pero no tan vacío, extraño.
La gran caja estaba subiendo a una velocidad extraordinaria dejando atrás paredes de acero y luces rojas intensas, arriba sólo había algún tipo de techo que terminaba con todo, pero la caja no parecía detenerse y cada vez tomaba más velocidad, mi corazón dio un vuelco y me hice un ovillo en una de las esquinas, tenía los brazos abrazados a las piernas y la cabeza escondida entre ellas, me invadía el pánico de ser aplastada y, sin embargo, una parte de mi me decía que debía temerle más a lo que pasaría después.
Apreté los ojos fuertemente esperando un impacto que nunca llegó, la caja se detuvo un segundo después de chocar y de algún modo conseguí no salir disparada hacia arriba como supuse que lo haría, Mi vista se nublaba, y entonces me percate de algo en mis manos que me incomodaba, no por el simple hecho de tocarlo pues era sólo un poco de papel, pero sabía que ese pequeño pedazo de nada traía consigo algo alarmante.
Lo que pensaba que era el techo resultaron ser un par de paredes que, un minuto después de que el impacto de la caja resonara en mis oídos, abrieron dos chicos altos y fornidos que me miraban como si fuera una especie de objeto extraño, Conforme pasaban los segundos más chicos se acumulaban a mi alrededor, y cada uno demostraba una expresión de asombro y preocupación
—Es una chica—Escuché decir al chico de cabello blanco, estaba jadeando y parecía cansado, los chicos susurraban y abucheaban mientras otro chico alto con tinta el la piel, llegaba.
—¿Quién eres tú? —Gritó. No sabía qué responder, sólo recordaba una palabra y supongo que era mi nombre, Mire a todos a mi alrededor mientras abrían la caja y me sacaban de ahí.
Al poner los pies en la tierra el chico que mencione antes se acercó a mí, me examinó por unos segundos y yo no terminaba de comprender por qué era la única mujer entre tantos chicos, tenía miedo y ansias de saber que era esto, porque estaba aquí, y me limitaba a dejarlo como preguntas futuras.
—Mi nombre es Gina, es todos lo que se. —Mi voz salió rasposa, y no llegué a comprender porque la sentía como si no la hubiera usado por mucho tiempo. Todos me miraban como un nuevo descubrimiento, las miradas no pasaban de sorprendidas y algunas eran muecas de conmoción.
—¿Qué haces aquí? —Pregunto un chico de ojos azules brillantes
—¿Crees que lo sé? —Bufé haciendo que los chicos exclamaran con sorpresa —Lo único que tenía antes de despertar en eso fue un papel que ni me he atrevido a abrir, y supongo que como tú eres el líder de todos ellos — Señale al que tenía marcas en todo el cuerpo-Supongo que deberías tenerlo tú
El chico miró a todos confundido para al final, pasó la mirada al papel que le entregara y lo tomó bruscamente, lo abrió con cuidado, como si tuviera tanto miedo como yo; un mal presentimiento. Cuando al fin sus ojos pasaron por las letras de tinta azul una y otra vez, abrió levemente su boca
—¿Qué dice, Luka? —Dijo un chico rubio de ojos café, los otros chicos susurraban aumentando el volumen de su voz menos uno de ellos, que parecía tan perdido como yo.
"Ella es la última."
