―¿Seré bienvenida? ―cuestiono.

―Por supuesto que sí ―Andrew sostiene mi mano mientras Axel nos sigue con la cerveza ―. Le advertimos al anfitrión que nadie sea un idiota contigo o los mataré

Trago saliva, preocupada de no encajar en un ambiente como este.

―¿No me echarán?

―Nah ―Axel descansa su brazo derecho en mi hombro ―. Nadie quiere enfrentarse a un Karlsson porque siempre pierden.

Botellas de alcohol y porros circulan como pan caliente cuando ingresamos a la casa. La música resuena en los altavoces y tantos cuerpos sudorosos me hacen arrugar la nariz. Hay parejas en el sofá semidesnudos y miro boquiabierta mientras se devoran. Eww...

―Tan pura e inocente ―Axel suelta una risa al ver mi reacción ―. Será un placer corromperte.

Lo golpeo en el estómago con mi codo.

―Para mí será un placer patearte en las bolas ―murmuro y él se echa a reír.

Andrew me mueve entre la multitud pegajosa e impide que me tropiece con algún vaso tirado. Qué lugar tan reducido e incómodo. ¿En serio disfrutan esto? Cualquier persona se detiene para saludar a los hermanos. Obviamente no faltan las miradas furtivas hacia mí, pero nadie comenta nada sobre el incendio.

―¡Miren quién está aquí! ―grita un moreno cuando ve a Andrew ―. ¡Mi Karlsson favorito!

Luego le da una palmada en la espalda a Axel a modo de saludo.

―Joel, te presento a Arianne ―dice Andrew ―. La chica de Asher.

¿Qué...? Los ojos de Joel se posan en los míos. Es un moreno atractivo con pendientes en las orejas y tatuajes en el cuello. ¿Licántropo? Pensé que este pueblo estaba liderado por los Karlsson y Persson, pero al parecer hay más.

―¿Es una de nosotros? ―inquiere Joel ―. Su olor...

Gracias por el amuleto, mamá.

―Es confuso, lo sé ―suspiro ―. Un gusto conocerte.

―No estás marcada ―señala Joel.

Andrew gruñe y me encojo ante el sonido. Incluso Axel me protege con su cuerpo.

―¿Hay algún problema con eso? ―desafía Axel ―. Vete a la mierda o mi hermano te hará pedazos.

El moreno niega y retrocede.

―Nada, nada. Disfruten la fiesta.

Me da un susto de mierda el repentino cambio. ¿Por qué actúan tan sobreprotectores?

―Jodido idiota ―dice Axel.

―Solo fue un comentario ―susurro.

Andrew echa la cabeza atrás con una carcajada.

―Eres muy ingenua, corazón. Si Asher lo escuchaba no dudaría en cortarle la lengua ―farfulla, disgustado ―. Cuando una licántropo sin marca entra a una fiesta como esta, hay muchos riesgos de que otros la reclamen.

Parpadeo confundida. ¿De qué marca hablan?

―No entiendo.

Axel chifla.

―Esto será divertido ―ríe.

Andrew continúa:

―Le perteneces a Asher, pero aún no estás marcada y eso le hace creer a otros licántropos que fuiste rechazada. No es común encontrar a tu compañera y no marcarla, ¿sabes?

Dulce Maldad [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora