LOBO CARMESÍ (JAYLOS)

Capítulo 19: Soplare y soplare y tu casa derribare.

Por eso le acepto, dejó que ese apuesto joven entrara en su cama y se aseguró de quedar embarazada, cuando Evie nació ella hirvió en cólera, pues aquel inútil hombre le había dado un defectuoso varón, personalmente lo encadeno en una de las mazmorras del castillo donde las ratas le devoraron aún vivo, en cuanto a su bebé decidió que Evie sería lo que siempre quiso, una hermosa chica, la doncella más bella de todas, una bella princesa que atraparía a un príncipe.

Maléfica nunca fue fácil, aun después de ser enviada a la isla cada movimiento suyo era calculado, no hacía nada sin pensar dos movimientos en el futuro, sin tener en cuenta todos y cada uno de los escenarios para cada acción, sabía que estaría encerrada ahí para siempre, que su crimen fue tan grave que salir de esa prisión era definitivamente imposible, o al menos lo era para ella, también conocía muy bien a las pobres y estúpidas personas de Auradon, conocía a las hadas buenas y como con toda esa bondad alguien alguna vez miraría para la isla y vería a las criaturas inocentes que nacerían ahí.

No era estúpida sabía que en algún momento los autoproclamados héroes de buen corazón intentarían dar una segunda oportunidad a todos aquellos que nacieran en la inmundicia, con ese pensamiento en mente se decidió, necesitaba un niño pero no cualquiera uno que pudiera moldear y hacerla a su viva imagen, mostrarle a ser tan ruin como ella pero sobre todo que fuera total y completamente leal a ella.

Un hombre fue escogido y cuando el trabajo estuvo echo ella simplemente lo desecho, se aseguró de matarle para no tener que lidiar con otro problema y cuando la niña nació una total decepción, tenía un niño pero criarlo sería un total fastidio, se aseguró de recordarle que ella solamente era una copia exacta de su gran persona, se aseguró de infundirle miedo para ser obedecida, se aseguró de volverla tan mala como ella, sin ninguna pisca de amor.

Tuvo que esperar años para que un joven mirara a esos niños desamparados, pero para entonces su hija había sido tan presionada que al verse libre de su yugo simplemente le dio la espalda.

Cruella de Vil era completamente un demente, después de ser enviada a la isla las medicinas para controlar su estado desaparecieron de su sistema eso solo la hizo peor, fue un ladrón estúpido, uno que creyó poder darse la gran vida pues aquella mujer era la poseedora de unos de los pocos artículos de valor de la isla, sus hermosas pieles eran como un tesoro hipnótico que llamaba a todos los ladrones, pero nadie era tan estúpido para intentar robarle a esa mujer lunática.

Sin embargo siempre hay algún ser que se cree más listo que todos, casi logra su cometido, casi lo hace, atraparla bajo su encanto no fue fácil, pues el estado de ánimo de esa mujer era muy cambiante, pero con algo de tenacidad lo logro, aquel ladronzuelo se hizo de la confianza de la loca mujer que paso casi tan pronto a su cama, le costó meses que ella se relajara a su alrededor, que bajara todas sus defensas, pero sobre todo le dejara entrar a su casa.

Ni siquiera dudo apenas Cruella había caído dormida en la cama corrió a tomarlo todo, lleno un enorme saco de las pieles listo para correr de ahí, debió saberlo mejor, entender que no puedes engañar a una mujer completamente consumida por la locura, ella lo encontró hurgando entre sus pieles y sin ninguna consideración golpeo su cabeza con un bate, le arrastro hasta el sótano donde le desolló vivo y enterró solo por diversión.

Un rumor se corrió entonces el que cualquiera que entrara en la mansión de esa loca mujer seria desollado con vida, meses después nació Carlos, o su inútil cachorro como ella lo llamaba, por lo que ahora el hijo del hombre que intentó robarle se encargaría de proteger la pieles con su vida, ella se aseguró de entrenarlo bien, a veces cuando estaba demasiado frustrada, cuando la ira por cuidar al inútil niño era demasiado solía gritar al sótano, al hombre que ahí residía sobre lo inútil que era su vástago.