Capítulo 5: Más competencias que limpieza.

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— Dejar de gritar porque quiero seguir durmiendo —dice para luego salir de la habitación.

Bufo nuevamente.

— ¡Gracias por tu cooperación, hermana! —exclamo.

— ¡De nada! —exclama Ann de vuelta.

Ruedo los ojos seguido de cruzarme de brazos mirando a Mike que sigue durmiendo profundamente. ¿Así que no quieres obedecerme? Eso tendrá consecuencias y creeme que no son muy buenas.

Bajo a la cocina a buscar uno de esos baldes que utilizan mi padre y mis hermanos para lavar sus autos para llenarlo de agua. Vi una pelicula donde hacian eso para despertar a una persona, pues, haré lo mismo con Mike. Luego de eso, voy inmediatamente al refrigerador donde hay una bolsa con cubos de hielo. Corto su apertura y vacío su interior en la cubeta.

Al ya tener todo listo, subo haciendo el mínimo sonido para que Mike no sospeche. Cuando entré en la habitación, adivinen qué... Seguía en la misma posición, maldito vago. Sus ronquidos me daban a entender que seguía durmiendo profundamente.

— Despierta, feo durmiente.... —canturreo mientras vertí la cubeta en su cuerpo.

Fue tanta la sorpresa que hizo que Mike diera un grito y cayera de la cama. Yo sólo reí como foca retrasada aplaudiendo con mis manos. Hasta incluso, con una mano sostenía mi estómago.

— ¿¡ERES ENFERMA O QUÉ!? —exclama poniéndose rápidamente de pie—. ¿¡Qué tienes en la cabeza!?

— Cerebro. Y creeme que sé muy bien cómo utilizarlo, no como tú —lo miro divertida— Ah, verdad que no tienes.

Río aun más.

Él se abraza con sus manos protegiendose del frío que le causó el agua con hielo. No había sido consciente de que mi hermano sólo dormía con calzoncillos y una camiseta blanca, que ahora se encuentra totalmente mojada y pegada a su cuerpo.

Ay, dios. Creo que me traumé.

— ¡Agh! Que asco... —digo tapando mis ojos con ambas manos.— ¡Vistete ahora mismo!

Exclamo antes de salir de la habitación.

(...)

Luego de que mi querido hermano se vistiera y desayunara —lo cuál se tardó una hora— fuimos al instituto, donde en la puerta de aquel se encontraba el director, mis amigas y los amigos de mi hermano.

— ¡Por fin llegan! —exclama Jess con unos lentes de sol cubriendo sus ojos. Todos los presentes, excepto mi hermano y yo se hallan de brazos cruzados.

— Tuvimos un problema —digo viendo mal a mi hermano. Nos tardamos por la culpa de él y su flojera.

— ¿De dos horas? —exclaman todos e incluyendo al director. Fruncen el ceño mirándonos enojados.

Mike aprieta sus labios y yo también lo hago. Al parecer eramos los únicos que faltaban. Genial. Gracias, Mike.

— Eh, sí.... Verá... —Mike rasca su nuca en dirección al Señor Frederick pero éste lo interrumpe.

— ¡No me den explicaciones baratas! —sacude sus manos.— Y es mejor que se pongan a limpiar... ¡Ahora ya!

Nos sobresaltamos y dijimos al unísono:

— ¡Señor, sí, señor!

Nos adentramos casi volando dentro del instituto. Con Jess cerramos la puerta y nos acercamos a los demás para evitar oír las indicaciones que nos decía el señor Fred antes de cerrar las puertas.

— Y diganme... ¿Donde estaban exactamente hace dos horas? —Steve entrecierra sus ojos. Haciendo que rodara los míos.

— Lo importante es que llegamos ¿Sí? —digo elevando mis cejas.

Escuadrón Anti-Chicos© (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora