Capítulo 45

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Todo pasa tan rápido y fugaz que lo único que hace es que desee tanto como pueda ser posible.

Seguimos besándonos, con tanta dulzura y cuidado, camina conmigo en los brazos hasta que mi espalda topa con la pared golpeándome, dejo de besarlo para reír y soltar una pequeña carcajada. Conecto nuestras miradas y lo aprecio mientras me sonríe de lleno, no puedo ignorar el hecho de que es tan atractivo y varonil desde cualquier ángulo y situación.

Paso mis dedos por su cabello y luego por su rostro, su mandíbula, sus ojos y sus pestañas. Acaricio suavemente la barba crecida de dos días con las yemas de mis dedos y sus labios enrojecidos, son tan suaves y lindos. Todo él es perfecto, condenadamente irrepetible.

Hago intento de bajarme, aún sonriendo y cuando mis pies tocan el suelo tomo la mano de Harry y hago presión en ella para que me siga, el viene en camino y subimos las escaleras a paso lento, hasta llegar a su habitación. Entramos y cierro la puerta con sumo cuidado, apenas logra entrar un poco de luz por la ventana con cortinas. Mi corazón late tan rápido, la emoción en mi pecho es tan grande, la felicidad en mi sonrisa no cabe. No tengo cabeza para nada más que él ahora mismo.

Me giro para verlo de frente y en ese instante me toma por la cintura con ambas manos y la estruja con algo de fuerza, las cosquillas me erizan la piel y me remuevo mientras río, se inclina para besarme y cuando lo hace y nuestros labios se unen nuevamente me levanta del suelo cargándome, me enrollo en sus caderas de nuevo y recuerdo algo que me tenía sin cuidado. Me separo de él y empieza a besar mi cuello.

—Espera, Harry —digo emocionada. No dejaré que lo haga así, tengo que darme una ducha primero—. Tengo que ducharme primero.

Sigue besándome el cuello aparentemente ignorándome, pero se detiene para mirarme el rostro con una pequeña sonrisa.

—Estás perfecta así —susurra en mi oído provocándome un escalofrío delicioso.

—No es verdad, no lo haré si no me ducho primero —le sonrío de vuelta, casi radiante—. Prometo que no me tardaré.

—Hueles bien —hunde su nariz en mi cuello e inhala profundo—. Demasiado bien.

Bajo los pies al suelo y me le quedo viendo con una sonrisa satisfecha, toma mi mano y besa el dorso, entonces me doy la vuelta y me dirijo hasta el baño, cierro la puerta y abro la llave del agua caliente. Tremendo silencio que se escucha aquí, sólo el chorro de agua caer de la regadera.

Estoy tan emocionada. No tardaré nada. Que más quisiese poder permitirme hacerlo así, pero no, estoy tan desaliñada y sucia. La primera vez que lo hicimos me puse tanto perfume como contenido tenía la pequeña botella, me esmeré tanto en estar decente. Tengo que apresurarme, no quiero hacerlo esperar.

Me quito la ropa y la hago bolita en una esquina, peino mi cabello con los dedos en lo que termino de tibiar el agua y cuando la encuentro adecuada me introduzco en la regadera, cierro la puerta corrediza transparente y tomo aire. Empiezo a limpiarme con el jabón y pongo shampoo en mi cabello, le doy un pequeño masaje a mi cabeza y enjuago el jabón, estoy volviendo a pasarme el jabón de barra cuando la puerta corrediza se desliza un poco y mi corazón nervioso empieza a bombear más sangre por minuto.

Oh, Dios, oh, Dios mío.

Me congelo en ese momento y giro mi cabeza para mirar de reojo mis espaldas, sé que es Harry de pie detrás de mí, por Dios voy a morirme en este preciso instante. No volteo a verlo de lleno, volteo al frente para que el chorro de agua sobre mi cara tranquilice la adrenalina y me serene pero no funciona, conforme se acerca empiezo a ponerme cada vez más nerviosa, no lo estoy viendo pero siento el cosquilleo por todas partes detrás de mí.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora