El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)

Capítulo 9

Hoy es el día en que llevaré a mi mamá a rehabilitación, mi tío se encargó de hablar con ella sobre esto porque yo no pude, al parecer ella no mostró ningún inconveniente, y creo que eso es bueno. Él está esperándome abajo en un auto que rentó, respiro hondo y trato de prepararme, de estar lista para lo que haré a continuación, no he hablado con mi mamá en semanas, no sé nada de ella desde hace mucho.

No quise ser yo quien fuera a hablar con ella, una parte de mi me dijo que eran niñerías y que debería ir yo a hablar con ella en cuestión de que soy yo quien va a internarla y de que soy su hija, pero la otra parte de mi, la orgullosa y analítica me dice que no lo haga, que ella me trató muy mal y que prefiere que yo no la acompañe en esta ocasión.

No tengo idea alguna de que halla pasado con Ayrton, de si mi madre halla hablado con él o si incluso se interne en rehabilitación también en nombre de ese amor privilegiado que tanto presumen tener. Realmente me importa poco lo que pase con él, pero tengo el constante miedo de lo que él influye en mi madre, y de que cumpla su promesa de no rehabilitarse por cualquier cosa que él diga o que le pase. Tengo tanto terror de el control que él tiene sobre ella, de lo bien que puede manejarla sin ningún problema y de que mi mamá no se de cuenta de ello, es tan maleable por estár enamorada de él, como verdaderamente lo está, y lo peor de todo, él no la quiere, y cuando ella se de cuenta se le destrozará el corazón y se desmoronará.

Cuando subo al auto, un olor a plástico llega a mi nariz, es muy notorio que el auto es rentado, está exageradamente limpio y cualquier cosa que pudiera tener de desperfecto ya fue arreglado, la sensación que da el auto mientras anda es casi igual a la de un taxi.

Me encargué de contarle todos los detalles necesarios, él me escuchó con atención y me aconsejó en lo que pudo, no emitió ninguna opinión o juicio y se limito a apoyarme al igual que a mi mamá; que por cierto no sabe que yo vengo, pasaremos por ella a la casa, y me pone muy nerviosa cualquier reacción que pueda tener al verme.

Las manos me sudan descontroladamente y tengo que limpiarlas constantemente en mis jeans, mi respiración es un poco dificultosa y mi corazón siento que va a explotar de angustia, mi mente no deja de repetirme que no debería estar aquí, me dice que todo esto va a salir mal y que de alguna forma u otra terminaré sintiéndome peor de lo que ya me siento.

Después de varios minutos por fin llegamos a casa, estaciona el auto enfrente de la entrada y apaga el motor, nos quedamos un momento en silencio y después me dirige una mirada consoladora mientras aprieta mi mano sobre mi pierna, él no hace ningún esfuerzo por decirme algo, abre la puerta y en segundos ya se halla tocando el timbre de la entrada, yo sigo en el asiento copiloto, con el cinturón de seguridad puesto y tan tiesa como una roca, observando cada movimiento desde el auto. No mucho después, mi mamá abre la puerta y jala una pequeña maleta que preparó para por lo que parece, una larga instancia en la clínica que por ahora se convertirá en su hogar.

Mi tío la ayuda a subirla a la cajuela y le abre la puerta para que ella pueda ingresar, ella sube con cuidado y con una cara inexpresiva, se coloca el cinturón de seguridad y respira profundo, todo este tiempo pareciera que no lo estaba haciendo, cruza ambas manos sobre su regazo y vuelve la vista al frente, por una fracción de segundo nuestros ojos se conectan a través del espejo retrovisor y ella se entumece, eso basta para saber que no se había percatado de mi presencia hasta ahora, yo retiro la mirada fugaz y miro la ventana, no me esfuerzo por decirle nada y ella tampoco lo hace.

Mi tío sube abordo y pone el auto en marcha una vez más, todo el camino fue un momento lleno de tensión con un silencio sepulcral que parecía que iba a tragarme en cualquier momento, quería llegar ya, quería acabar con esto de una vez por todas y lo más antes posible.