capítulo 43 ➵ ¿algo más?

Start from the beginning
                                    

      —Está bien... —ignoró sus palabras—. Vivimos en un mundo donde todo cambia, así que si amas a alguien más... está bien —su voz sonaba tan estremecedoramente tranquila que podía inquietar a cualquiera—. No importa cuánto duela, puedes decírmelo y yo puedo-

      — ¡Ni siquiera estás escuchando! —interceptó sus palabras con un tono de voz desesperado y frágil—. Honey.

La simple pronunciación de ese apodo hizo que su cabeza se mareara y la habitación se le hiciera más pequeña. Pero incluso cuando su corazón estaba reaccionando a ella, no la miró e incluso se tapó los ojos con las palmas de las manos para no hacerlo.

El nudo se formó dentro de su garganta, advirtiéndole que podría comenzar a llorar en cualquier momento, pero reprimió cada emoción triste y dejó el camino libre para la ira y la decepción.

Se quedaron quietos en silencio. Demasiado asustadas para moverse, demasiado nerviosas para decir algo.

Rowan finalmente sacó las manos de sus ojos y miró al suelo, perdida en sus pensamientos por un segundo.

      —Se acabó.

      — ¿Qué?

      —Tú y yo... Se acabó.

      —No... No, no puedes... No hablas en serio —tartamudeó, respirando más rápido y con dificultad—. No digas eso si no es... —las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas y su corazón se sentía como si un yunque lo envolviera para ahogarlo en lo profundo del mar—. Por favor, cariño, no digas eso.

Sabrina negó con la cabeza, cayó de rodillas y se movió lo suficiente para estar frente a Rowan. Temerosa de tocarla, solo trató de encontrar una manera de que sus ojos se encontraran.

Pero nunca lo hicieron.

Rowan se deslizó fuera del sofá y se alejó con un dolor terrible en el pecho.

      —Por favor, Honey, no nos hagas esto.

La morena abrió la puerta y la mantuvo abierta, sin poder siquiera mirar a Sabrina cuando se levantó y se acercó.

      —Vete —dijo, pero Sabrina empujó la puerta con la mano y la cerró—. Sabrina, vete.

      —No me iré hasta que me escuches.

      —Ya lo hice.

      —No, TÚ solo escuchaste lo que querías escuchar —señaló—. Y eso no es oír, así que no me voy.

Rowan negó con la cabeza, mirando a todos lados menos a Sabrina.

      —Te lo digo por última vez —advirtió—: vete.

Sabrina le puso el seguro a la puerta como respuesta.

      — ¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?! Tú-

      — ¡Hay algo más! —clamó ella.

      — ¿Además de lo que vi?

Sabrina asintió.

      —Necesito que prestes atención a lo que te digo —casi imploró—. Necesito toda, no solo un poco, de tu atención —remarcó.

      — ¿Me vas a decir o qué?

Sabrina suspiró, corroída por la culpa.

      —Hace un par de semanas, el mismo día que tú y yo estuvimos en Demolition, vi a Gluck junto Corey en una cafetería a la que fui con Joey —le contó—. Esa fue la primera vez que vi a Corey después de haberlo echado de mi casa cuando se apareció intoxicado.

Peaches ©Where stories live. Discover now