capítulo 25 ➵ familia

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      —Peaches —repitió, controlando su respiración como pudo, pero sin tener la voluntad para apartarse—. No aquí —le recordó, por lo que Sabrina se apartó y la miró divertida—. Lo siento.

      —No te disculpes —sonrió, elevando las cejas—. Deberíamos irnos.

Rowan asintió, comenzando a caminar primero que Sabrina y luego la rubia la siguió de cerca. Ambas sabían lo que pasaría, pero ya no estaban asustadas. Eso era lo que debía pasar desde un principio. Abandonaron el restaurante, mirándose de vez en cuando en el trayecto. 

En el momento que ingresaron al hotel, Rowan se quedó conversando con el recepcionista y Sabrina se fue a inspeccionar un poco el lugar, fascinada por los cuadros y esculturas que había.

Todo estaba tranquilo hasta que una niña se tropezó delante de ella y se cayó. Instintivamente se acercó a ayudarla, fijándose en que la niña se había lastimado y miró a su alrededor buscando a la persona que estuviera a cargo de ella, pero nadie apareció, así que la ayudó a ponerse de pie y la guio al sofá más cercano.

Rowan volteó a ver a su chica un par de veces, curiosa por la manera en la que Sabrina interactuaba con la niña y apretó sus labios en una sonrisa cuando la idea de procrear o adoptar con ella cruzó su mente. Sabrina definitivamente sería una mamá increíble.

Sabrina borró las lágrimas de la pequeña y le sonrió.

      —Tengo una idea... ¿Te gusta "Ice Age"? —le preguntó y la niña asintió—. Entonces te sabes "Send Me On My Way", ¿no? —sonrió al ver la expresión de la niña cambiar a una más feliz y tranquila—. Cántala conmigo, ¿vale? Ayudará a que te duela menos.

Sabrina comenzó a cantarle, sonriendo cuando la niña se unió entre balbuceos y tarareos a la canción, así que para animarla un poco más de vez en cuando le hacía caretas para hacerla reír.

Para el momento que terminaron de cantar, Sabrina ya había logrado su cometido y sonrió.

      — ¿Mejor? —preguntó hacia la pequeña y ella asintió—. Sabía que la canción serviría.

La niña extendió una de sus manos y le tocó la punta de la nariz a Sabrina.

      —Hermosa.

Sabrina sonrió ante la palabra hispánica y le devolvió el toque en la nariz. —Tú también lo eres —dijo—. Ahora, ¿puedes decirme tu nombre?

La pequeña no alcanzó a hablar cuando un grito las interrumpió.

      — ¡Michelle! —llamó una voz ronca y preocupada—. Dios mío. ¿Estás bien? —preguntó una vez que vio el rasmillón de su hija, la cual asintió contenta y respondió con un yep, le preguntó si le dolía y Michelle negó—. Me alegra que estés bien y seas tan valiente, cariño. Pero no vuelvas a correr lejos de mí así otra vez, ¿de acuerdo? —la niña asintió con un puchero en sus labios.

      —"Ice Age" es la canción clave para que sane rápido —comentó Sabrina, recibiendo una mirada curiosa de parte de la mujer—. Hola, Sabrina Carpenter —se presentó levantando su mano y la mujer se la estrechó—. No se ha golpeado fuerte, así que estará bien.

      —Muchas gracias por ver a mi hija, Sabrina, y por ayudarla en lo que yo ayudaba a mi esposa —agradeció—. Solo diré que entre Michelle y Camz, mi esposa, la torpeza es la misma.

      —El tropezón no me dejó sorda, Lern —irrumpió una tercera voz en la conversación, haciéndolas reír y pudo jurar ver los ojos de Lauren brillar cuando miró a Camila—. Hola, soy Camila.

Peaches ©Where stories live. Discover now