Amor Masoquista

Capítulo Final

P. V. Alex.       20 años después.

Veinte años han pasado pero para mí es como si hubiera sido ayer, ver a Elena morir en mis brazos de la peor forma. Lo más difícil de todo fue verla convertida en cenizas y que no pudimos disfrutar lo suficiente el uno del otro.

A pesar de todo eso, me reconforta saber que cumplí una de mis promesas. Le prometí hacer hasta lo imposible para tenerla otra vez, cuidar de ella y hacerla felíz.

Hoy era el día, la había visto muchas otras veces, pero hoy era diferente. Me sentía nervioso y ansioso por acercarme a ella y hablarle por primera vez. Me pregunto cuál será su reacción y el miedo a que me rechace es el peor sentimiento de todos.

Pero estoy decidido a aprovechar esta segunda oportunidad. A hacer las cosas bien, como debí hacerlo desde un principio.

La noche ya había caído desde hace una hora, me dí una mirada rápida frente al espejo y acomodé mi cabello con mis dedos.

Estos años sin Elena me enseñaron a valorarla y amarla mucho más de lo que ya lo hacía, tanto así que me sentía como un adolescente enamorado en su primera cita.

Sonreí ante mis pensamientos. A mi velocidad salí de mi casa y me dirigí a la ciudad. No me arrepiento haber escogido Palm Beach, FL
para empezar de nuevo, pues a ella le encanta estar cerca de la playa y verla sonreir al caminar en las noches por la orilla es lo mejor de cada noche.

Lo que sucedió en Inglaterra no frustró mis planes de negocios. En cambio seguí para distraerme en el día a día o mejor dicho noche. Desde Inglaterra extendimos la cadena de hoteles, casino y restaurante a Estados Unidos bajo el nombre de AMB Group. Detuve el auto en la entrada del hotel y le di la llave al jóven que me recibió.

—buenas noches señor Patton, bienvenido —saludó amable la recepcionista.

—buenas noches Jennifer, serías tan amable de decirme en que casino o discoteca se encuentra la jóven Selene Velazco.

—en seguida señor.

Podría buscarla yo mismo, pero prefiero mantenerme sereno y tranquilo, sé que al verla no podré resistirme en tenerla entre mis brazos, besarle... Y no quiero ser tan brusco y asustarla.

—señor, está en la Paradise.

Le agradecí y me dirigí hacia el piso 8 donde estaba el área de discotecas.

A penas abrí la puerta y entre en el lugar sentí su dulce aroma a fresas, con la mirada la busqué y vestía un mini vestido con lentejuelas que brillaban con las luces del lugar y también favorecía su figura. Me senté a tres mesas distante de la que ella estaba con sus amigas. Podía escuchar claramente lo que decían, pero como la primera vez que la ví no podía saber sus pensamientos, ya me había resignado a eso.

Estaba esperando el momento adecuado para acercarme a ella, si estuviera vivo mi corazón estaría latiendo frenético.

Primero le envié una margarita el mesero le indicó con el dedo quién le enviaba felicitaciones por su cumpleaños. Ella y sus amigas voltearon en dirección mía, hice un gesto de saludo con la mano, pero mis ojos estaban fijos en Selene ella me sonrió algo tímida y sonrojada.

Yo sonreí aún más por los pensamientos de sus amigas (está muy mayor, se vé bien pero parece un cuarentón, está guapo e interesante) si supieran en realidad cuántos años tengo, no me quiero imaginar que pensarían de mí.

Después de eso se levantaron a bailar, una de ellas fué a hablar con el dj para que colocaran una canción y saludos a Selene por su cumpleaños. Eran muy alocadas y alborotadas como si estuvieran en un antro barato y no en la discoteca de un hotel reconocido.