siete.

4.1K 682 66
                                    

Siempre se ha dicho que no se dé más de lo que se puede recibir. No quieras a alguien que no va a corresponderte, no luches por alguien que no movería ni un grano de arena por ti.

Imogen volvió a recordármelo una vez más.

Cuando recién entramos en preparatoria, Alina estaba demasiado ocupada con sus nuevos amigos y pretendientes, además, fue en la etapa en la que pude abrir un mis alas y yo también empecé a tener buenos amigos. Supongo que me olvide que Alina siempre había estado ahí, y asumí que, no necesitaba estar con ella todo el tiempo.

Y aun así, cuando yo trataba de que mis nuevos amigos estuvieran lo más alejados posible de ella, aun y cuando yo trataba de no hablar con los suyos porque simplemente eran demasiado egocéntricos para mi estilo, nada de eso importo porque ella siempre estaba ahí, siempre tratando de que volviéramos a ser los mejores amigos de siempre.

Tuvimos una gran pelea. Tal vez la primer gran pelea que jamás hayamos tenido.

— ¡El problema es que no te interesa Oliver! ¿Ahora que el señorito se consigo nuevos amigos decide que ya no me necesita en su vida? ¡Eres un tonto Oliver! – recuerdo haber estado furioso, ¿Cómo se atrevía a reclamarme cuando ella también tenía nuevas personas con las quien juntarse, acaso solo podía ser su amigo?

— ¡No es como si fuera el único que tiene nuevas personas en su vida Alina, tu tampoco haces un esfuerzo! –y ahí fue cuando comenzó a llorar. Como les dije, la castaña llora cuando sus sentimientos alcanzan un punto máximo, sin poder evitarlo. Sabía que estaba decepcionada y enojada.

Algo se rompió dentro de mí, la culpa comenzó a expandirse lentamente, pero mi orgullo mesclado con la furia que sentía, aun seguían cegándome.

— ¿Yo soy la que no lo intento? Eso es la más grande mentira que has dicho hasta ahora. ¿Quién es la que siempre, aunque sea por un momento va a buscarte para estar aunque fuese unos segundos contigo, quien es el tonto que siempre me evita o se aleja de mí? ¡Jamás quieres estar con mis amigos, pero no quieres que este con los tuyos! Y ya no se qué hacer para tener a mi Oliver de regreso.

Mi escudo se rompió y el de ella también. Ambos nos abrazamos, pedimos disculpas y volvimos a ser los mejores amigos.

¿La lección? Me di cuenta que, de verdad puedo ser un idiota, y que no importa el tiempo, siempre existe la posibilidad de perderla. Y que por supuesto, no siempre fui yo el que fue corriendo detrás de ella.

Así que cuando llegamos al instituto esta mañana y Sam decide invitarla a salir frente a mí, me congelo por completo y el terror de perderla apenas comenzando se apodera de mí otra vez.

WebKRgD

Cuando la ventana está abiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora