tres.

6.6K 927 203
                                    

Si buscas en google "como salir de la zona de amigos", la primera respuesta seria que no hay salida, que estas atrapado ahí para siempre. Y la mayoría de las personas lo cree, lo que da como resultado que se den por vencidos inmediatamente.

Pues bien, yo creo que si hay una manera de volverte algo más que un amigo para alguien que te ve como un cero a la izquierda y con nulas posibilidades de tener alguna conexión romántica.

Una de las razones por la que la gente termina en la zona de amigos es porque actúan como uno; incondicional y tal, súper buena persona, pero eso es lo que hacen los amigos, ¿no? Jamás dejan en claro que quieren algo con esa persona en especifico (no importa si es hombre o mujer), y si lo hacen, eso es todo, no luchan por más y le dejan la última palabra a la persona de la que están enamorados.

Por eso, decidí cambiar el juego un poco. No más amigo incondicional, no más te cuido porque eres mi mejor amiga.

El timbre me desconcierta por un momento difuminándose con mis pensamientos y planes locos para conquistar a Alina. Corro escaleras abajo saltándome unos cuantos escalones, esperando ver a mi mejor amiga (y futura novia) al otro lado de la puerta.

Abro con una sonrisa de oreja a oreja que se borra casi al instante. Una Alina con el rímel manchando sus mejillas y lágrimas cayendo descontroladamente por sus mejillas hacen que mi alegría se esfume de golpe, al menos por un momento.

Alina siempre ha salido con un montón de chicos y tenido unos cuantos novios, el punto es que siempre hay un chico tras ella pisándome los talones y siempre rebasándome con creces. Qué bien, es muy raro que uno de ellos sea el que termine con Alina, pues por lo regular ella es la que termina por fastidiciarse de los chicos.

No me malinterpreten, el problema es que los chicos son demasiado celosos. Cualquiera termina por explotar cuando todo el mundo trata de quitarte a tu chica al mismo tiempo.

— ¡Él se fue Oliver, solamente se fue! – corre a mis brazos y se desmorona ahí. La abrazo hasta que se tranquiliza y deja de hipar. No digo nada, porque estoy seguro que está enojada.

Alina es de esas personas que lloran por absolutamente todo. Me refiero a que, si está triste, llora, si está enojada, ¿adivinen qué? También llora. Es su forma de expresar sus sentimientos. Lo gracioso del asunto es que ella odia llorar.

Desde que estamos pequeños ha tratado de controlar sus emociones sin existo, siempre teniendo la mala suerte de convertirse en una fuente andante.

Caminamos lentamente al sillón hasta dejarnos caer como costal de papas cuando su cara deja de ser un rio.

— ¿Vas a contarme que fue lo que paso? – la morena resopla para hacerse un ovillo después. Me mira con sus profundos ojos cafés sin expresión. Niega lentamente y luego vuelve a sentarse normalmente.

—No. Oliver, he decidido que ya no saldré con chicos, nunca jamás; se acabaron las citas para mí. – En una situación normal y con mi regular determinación de tortuga, me hubiese reído y le abría dicho que eso fue lo que dijo la última vez (porque realmente era lo que había dicho la última vez). Pero no en esta ocasión, no más.

—Me parece perfecto que ya no salgas con más chicos Aly, con ningún chico después de que salgas conmigo. 

Cuando la ventana está abiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora