Yo soy Jenniffer... pero no quiero hablar de mí. Imaginen que están encerrados dentro de un mundo desconocido, entre seres diferentes que no conocen, con peligros que acechan a tu alrededor a cada instante. Bueno, por eso estoy pasando. Me siento av...
Últimamente, Josías lleva, después de una gran discusión seguida de una dulce reconciliación, a Fede a un paradero desconocido, más ella está dispuesta a confiar en él:
- Por cierto, ¿a dónde dices que vamos? –
- ¿Confías en mí? – pregunta tapándole los ojos –
- Con mi vida –
- Entonces, no tienes por qué temer – caminan cada vez más lentamente. Hasta cierto punto, Josías le destapa los ojos y contempla un lugar maravilloso:
v Parece haber una estrella encerrada en el lugar, ya que hay una luz color celeste iluminando por completo todo aquel sitio.
v Caen pequeñas partículas luminosas. Parecían turquesa, no obstante, bajaban con finura y delicadeza, circulando por todo el sector, danzando a la obscuridad de la noche.
v Aparentaba sonar una dulce música cantada por sirenas, por el contrario, eran peces resplandecientes con colores fosforescentes, que nadaban por una bellísima laguna de agua clara.
- Este lugar es increíble – exclamó Federica, regocijada y muy complacida de tener un amigo como Josías –
- Aquí es donde siempre vengo que me siento sólo, desanimado y triste. Cuando recuerdo aquellas cosas que acontecen y me susurran al oído que me rinda, deje el mundo que habito y vuelva con quienes me criaron con tanto amor y bondad... - se detiene un segundo a pensar y su expresión cambia mansamente – jamás volveré a sentir o vivir lo que ellos marcaron en mi corazón. No logro sacarlos de mi mente –
Federica lo mira amorosamente, demostrando todo su cariño con simples palabras:
- Aún me tienes a mí – los ojos de Josías parecen brillar, con un fulgor y fuerza que solo puede describirse con la palabra "AMOR" – ya está saliendo el alba, tenemos que irnos –
Ella se levanta y se aleja a la salida.
- ¡Espera! – grita Josías desconsolado. Ella lo mira y él sonríe amablemente – No te vayas sola. No sin mí –
Ella hace un cordial gesto y juntos vuelven a casa de Crash.
- Volvimos – avisa Federica antes que cualquiera dijera pío, no literalmente, por supuesto –
- ¡Oh, qué alegría! – exclama gozosa la madre de Crash, y los besa y abraza a cada uno – Estaba muy preocupada después de lo que pasó. Por lo menos estáis bien –
- No tenía por qué preocuparse – se disculpó Josías - Señoraaa...Ehm... -
- Tenía que hacerlo, querido –
- Pero no somos sus hijos, además me comporté ofensivamente con todos –
- Cariño, para eso existe el perdón – le sonríe y se retira – Por cierto, sólo dime Madre –
Josías se siente alagado y en casa, como si ellos fueran sus propios padres.
- ¿Lo ves, Jojo? – dice amigablemente Fede –
- Sabes, dime Michael, es el nombre que me pusieron realmente mis padres – confiesa con calma –
- No. Te diré Josías – niega Federica, de manera amistosa - Después de todo es el nombre que a ti te gusta –
Ambos sonríen.
- Venga, vamos a la cama chicos – dice con voz grave y amable el padre de Crash –
- ¿Cómo prefiere que le diga, Señor? – añade Josías –
- Dime como quieras. Y si lo prefieres así, dime Padre –
- ¡¿QUÉ?! Pero si tú eres mi padre, y yo soy tu hijo ¿por qué él puede decirte igual? – reclama Crash –
- Por favor, Crash. Dale una oportunidad. Tampoco eres el único hijo en la familia –
- Bueno, pero Él demorará una vida en llegar –
- Y tú solo 2 años, ¿no? –
- Cierto – Crash sonríe, deja de discutir y nos dirige hacia nuestras respectivas habitaciones –
- Ésta es la habitación de las chicas – nos presenta Padre una habitación gigantesca, con todo lo que siempre habíamos soñado. Era perfecta –
- ¡Wow! Que cool –
- ¡Asombroso! -
- Magnífico, grandioso, Celestial –
La sala era dorada con blanco, con almohadas más suaves que el algodón, un ventanal que llevaba a un gran balcón y nos daba una magnífica vista ¡me sentía una princesa! Oh, hasta ¡una reina! Todo lo demás era indescriptible. Para ser aves fabulosas que perecen quemándose y luego renacen de sus propias cenizas, son muy lujosas.
La Madre reflejaba calidez, amor, gracia y compasión, en cambio el Padre expresaba fuerza, valentía, respeto y honor. Eran águilas de fuego un segundo, y al otro, humanos como cualquier otro de la Tierra; fénix fusionado con hombre. Ella vestía una túnica blanca como la nieve, con un cinturón grueso dorado, brillante, de oro puro y fino. Su pelo era rubio y ondulado, algo corto, pero, sin embargo, hermoso. Lo decoraba una corona de laureles verdes, y sus ojos eran celestes, más claros que el cielo diurno azul, 2 brillantes diamantes. Era delgada, alta, adornaba su espalda una capa traslúcida blanca, que se unía a 2 anchas cintas áureas en sus muñecas. El Padre, revestía una capa color rubí y un manto suave blanquecino, que predominaba su entorno. Tenía el pelo largo, tono SaddleBrown, y una exquisita, sedosa, tersa barba. Sus ojos eran tan verdes como esmeraldas. Eran los padres perfectos.
Tenía mucho sueño y cansancio acumulado, por consiguiente, me fui a la cama junto a Sami y Fede. Inversamente, parecía que alguien se había levantado y había pasado a visitarnos.
Entre tanto dormíamos, Josías empujó la puerta y entró. Quedó, algunos segundos, atónito, deleitándose en la luz de las 3 lunas que, según ese planeta, se llamaban: Perla (blanca), Diadema (rosada media morada) y Cristal (celeste turquesa). Acercó su mano y a pesar de su delicadeza, la luz lo quemó y tropezó, sin caer. Volcó todo su cuerpo hacia la puerta, dispuesto a salir, aun así, se congeló y volteó su mirar hacia Federica. Se frenó bruscamente y se detuvo al lado suyo, se colocó en cunclillas y luego se sentó como mariposa ¿o es al estilo canasta? Como sea. Durante unos minutos la observó silenciosamente, acariciándole el rostro ¡¿qué trama ese dementillo?! Finalmente se fue asustado al oí un ruido de llamas ardiendo, cerca...
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