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James

En ese instante en que la miré, ahí sentada, rígida, y ligeramente temblando, con miedo en  sus ojos, suplicandome silenciosamente  que no la traicionara de esa manera, me derrumbé.

No podría seguir con el plan de Bernadette. No podía.

Mi hermana quería que no permitiera que Scarlet se quedara con todo lo de mi padre. Y aunque al principio me pareció lo más sensato, después de todo, Scarlet sería mi esposa en un futuro y yo le daría todo lo que ella quisiera, y por otro lado por el dolor y enojo pues ella no me dijo lo que se proponía, me obligé a aceptar.

Pero ahora...

Me di cuenta que no podría traicionarla, ni esa mañana ni nunca. Aunque lo intentara.

Miré al abogado pelirrojo, su cara estaba descolocada, y aunque trataba de ocutarlo, parecía completamente furioso.

-¿Alguna vez usted y la señora Scarlet Scarborough mantuvieron relaciones sexuales? - preguntó con la voz tiesa de coraje. Sonreí, era obvio que a éste idiota le atraía mi mujer.

Incluso me permití no contestar, era tan divertido ver como se exasperaba por mi silencio, incluso el juez tuvo que repetir la pregunta.

-¿Quiere la verdad? - pregunté sonriente. Trataba de verme satisfecho de mi mismo, aunque por dentro solo sentía encima la mirada decepcionada de mi Scarlet.

-A eso es por lo que está aquí hoy, milord.-dijo el juez.

El abogaducho me miraba con un furia contenida que, si esos ojos azules fueran pistolas.... Bueno... Mi sangre estaría en el piso.

Suspiré.

-Bien, les diré toda la verdad sobre mi relación con mi ex madrastra.... - dije viendo al jurado.-... Solo pido que el abogado no me interrumpa.

Y aunque él parecía querer protestar, al final me cedió la palabra.

Miré de nuevo al jurado.

-Soy un completo mujeriego. Me gustan las mujeres y sí, ese es mi pecado... - dije.-... Es cierto que en el pasado tomé a la prometida de mi padre y por mi se suicidó. Nunca me importó realmente una mujer, jamás, solo eran juguetes para mi... - Bernadette sin duda iba a matarme.-... Y cuando conocí a la pequeña Scarlet Scarborough, ella ya era la esposa de mi padre. En un principio me pareció una mujer tan simplona que no valía la pena prestarle atención... - la miré. Tal vez ella también terminaría odiandome.-... Y era tan puritana y prohibida que pronto descubrí la diversión dentro de acosarla. Era un buen juguete. La acorralaba en los pasillos o en donde fuera... - en ese momento vinieron a mi mente las tantas veces que la tuve tan cerca. Sonreí.-... su pánico y su decencia me divertían, y el echo de que ella saliera corriendo después de golpearme en la mejilla, era totalmente adorable... - y lo seguiría siendo.-... Aunque claro, pronto, no me fue suficiente eso... - dije mirando a Scarlet. Tranquila mi amor, tu serás la única que salga bien parada de este asunto.-... Sí, la besé, una vez en un armario... -¡oh esa vez en el armario! Aunque pensandolo bien, no debería de pensar en eso. -... o mejor dicho la besé a la fuerza, y Dios sabe que me habría sido fácil haberla forzado a algo más, pero aunque lo deseaba y todavía lo deseo, aún tengo algo de decencia... - ella era la única decente aquí y eso debía quedarles claro a todos los presentes. -... Así  que no, nunca he tocado sexualmente a esa mujer... - bueno nada más que unas caricias en mi habitación, pero, ¿Eso contaba?.-... Scarlet Scarborough es la mujer más decente que conozco, ella jamás me dio pie a nada, jamás se me insinuo, jamás propició nada entre nosotros... - dije mirando al jurado. Después centré en ella.-... Y sí, me enamoré de ella, me enamoró que me rechazara siempre. Soy un tonto, lo sé, un estúpido que ama a una mujer que lo odia... - por último, miré a Lord Armstrong. -... Abogado puede preguntar a cualquier persona en ésta sala, y el que elija le dirá cuanto me odia Scarlet Scarborough.

Armstrong sonrió.

-Gracias Lord Leighton... - dijo.-... Señores del jurado, creo que ha quedado completamente comprobada la inocencia de mi cliente. Es claro que si algo llegó a suceder, fue culpa de Lord Leighton, agradeceré su apoyo, para que éste caso no quede en la injusticia, por la manipulación de un marido culpable.

Miré a mi pequeña mujercita. Su rostro estaba impasible. Indescifrable.
¿Me odiaría?

Su abogado tomó asiento junto a ella, y casi de inmediato tomó su mano. Reconfortandola. Ella lo miró y sonrió triste. Él le sonrió de vuelta y de pronto ella parecía tranquila y serena. Casi como si no se hubiera enterado lo que fue y es para mi.

Después de un breve receso durante el cual el jurado deliberó, estaba de nuevo sentado al lado de mi hermana.

Obviamente, Bernadette ahora no me hablaba.

El honorable juez entró en la sala, al igual que el jurado.

-¿Milords, ya tienen su veredicto? - preguntó el juez, recibiendo una respuesta afirmativa por parte del jurado.-... Bien entonces ¿Cómo encuentran a la acusada?

Uno de los Lores del jurado tomó la palabra.- Encontramos a la acusada..... Inocente, su señoría.

-Excelente... - dijo el juez, claramente conplacido. Yo sonreí.-... ¿Cómo encuentran al acusado?

-encontramos al acusado.... - dijo el mismo Lord.-... Culpable. Y como nota, el jurado reprueba el hecho de que al parecer Lord Sallahan intentó manipular el testimonio de Lord Leighton.

El juez asintió.

Sí, el abogado de mi padre intentó manipular mi testimonio.

-Concuerdo con ustedes.-afirmó el juez.-... Bien creo que es todo. Y también encuentro rerobable las acciones de Abercorn, y las de su hijo, sin embargo, Lord Leighton no está siendo enjuiciado. Y ya que Lord Abercorn, se había declarado culpable con anterioridad, no queda más que decir...-su Señoría sonrió.-... La sentencia quedará de la siguiente forma:

Primeramente, la dote se le regresará íntegra a Lady Scarborough, más una compensación del ochenta y cinco por ciento sobre el monto total. Además, Lord Abercorn deberá proporcionarle una compensación a Lady Scarborough, por daños al honor, equivalente a lo que sus tierras obtienen en promedio en tres meses. También, Lady Scarborough, tendrá derecho a todo lo que se le haya sido comprado durante el matrimonio, incluyendo ropa, muebles, y piezas de joyería. Además, una pensión anual equivalente al veinte porciento de los ingresos anuales del marquesado de Abercorn, ésta, claro está, será mientras ella permanezca soltera.

Por otro lado, Milady, las sentencias de divorcio, estipulan que usted deberá vivir en el exterior del país, durante un año, que no podrá contraer nupcias hasta dentro de dos años, y que vuestros padres no tendran contacto alguno con usted hasta que alguno de ellos muera.

Y por último, Lord Armstrong, le daré gusto, pues repruebo completamente que por éste tipo de situaciones se disuelva un matrimonio. Lord Abercorn queda destituido de su derecho a volver a contraer matrimonio, es más que obvio que no es apto. Eso es todo.

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N/A: maratón!!!!!!
Esperemos que la inspiración me dure y pueda subir otro, pronto.

Vamos, siguen odiando a James?

Comments?

Atte.
Lenka Mockingjay.

La Madrastra (Saga Montgomery #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora