16

9.8K 1.2K 40
                                    

Scarlet

Y ahora soñaba con él. Sin duda su olor en las almohadas me transportaron a extraños sueños, en los que podía ver claramente sus ojos verdosos mirandome con lujuria, mientras sus manos recorrían mi piel desnuda.

Dije su nombre en un suspiro.
-Oh bonita... - oía su voz en mi oreja. Esto era la gloria.-... Yo también te he extrañado.

Y sentí sus labios sobre los míos.

No, esperen.

Realmente los sentí. James me estaba besando y sus manos se paseaban por mi desnuda cintura.

¡¡Qué!!

Confundida, lo separé de mi. Estabamos en su recamara cual era dulcemente iluminada por la luz del alba, sus ojos estaban oscurecidos y su boca sonriente.

-¿Qué haces aquí? - le pregunté.

Y caí en cuenta de que mi bata estaba abierta, lo suficiente como para mostrar mi busto ante él. Obviamente me ruborize en el acto.

-Estoy en mi habitación, querida... - dijo con una sonrisa burlona. Sin embargo tan fugazmente reemplazada por una mirada sincera-... Me haz alegrado mi mañana. Te eche tanto de menos.

Y hundió su cabeza en mi cuello.

-¿Me habéis extrañado? - me preguntó al oido.

¡por Dios como iba a mentirle estando así!

-Mucho.-dije con un susurro ronco en el que no reconcí mi voz.

James volvió a besarme. Y aunque era la primera vez que besarlo no me causaba un dolor moral, estaba confundida.

¿Por qué necesitaba tanto de él? ¿Por qué ante él no me daba pena mostrarme como lo estaba haciendo?

Su mano tocó uno de mis senos y yo suspiré. ¿Qué rayos me había hecho este hombre?

-Eres perfecta... - me susurró al oido.

¡Debía detenerlo por más que quisiera no hacerlo! James no me amaba, y yo no iba a ser su juguete.

Me incorporé, alejándome de él.

James me veía confundido mientras yo cerraba correctamente mi bata.

-Scarlet....

-No... - dije cortante.-... Ya te lo he dicho mil veces, no debemos.... - me interrumpí pensando en mi marido, él realmente ya no interesaba, era ahora por mi amor propio. Y valía la pena ser honesta.-... Yo no te intereso, y aunque por mucho que yo desee que hagas lo que quieras conmigo, porque creeme que lo deseo infinitamente, yo merezco a alguien que me ame con cada célula de su cuerpo, y tu en definitiva no eres ese hombre, y no volveré a estar con un hombre que no me ame.... - su cara me veía perplejo, como si nunca le hubieran dicho disparate semejante.-... Solo soy un juego para ti, la novedad, lo prohibido, lo que no puedes tener, pero creeme que creo que pronto dejaré de serlo y tu te olvidaras de mi, como lo haz hecho con cientos de mujeres ¿Por qué yo habría de ser diferente?

Me sentía valiente y desolada. Ya había caido en cuenta de que en cualquier momento Stephan me pediría el divorcio, era inevitable, y yo sería repudiada por mi familia y la sociedad y me vería forzada a un exilio de un año. ¿Ya que más me quedaba? Stephan arruinaría mi vida y nadie podía evitarlo. ¿para qué continuar siendo la tonta y sumisa Scarlet, si nunca me había servido de nada?

Su rostro estaba descolocado, confundido y preso de pensamientos que no supe leer en sus ojos.

-Entonces ¿crees que yo no puedo amarte? - me dijo. Su voz estaba quebrada y tiesa, como si le costara decirme esas palabras.

La Madrastra (Saga Montgomery #1)Where stories live. Discover now