9

11.9K 1.4K 36
                                    

Scarlet

Si alguna vez se preguntaron como se sentía pasar horas enteras sentada en un solo lugar, sintiendo el traqueteo del galope de los caballos. Puedo decirles que después de siete horas, ya no sientes tus sentaderas. ¡Gracias a Dios!

Constance estaba sentada a mi lado, o mejor dicho dormida a mi lado. Y frente a nosotras estaba James.

Nos encontrábamos de camino a Londres para el inicio de la temporada. En la cual, esperaba ya tener el honor de planear el baile de compromiso y la boda de Emilian y Constance.

Pero por otro lado me preocupaba de sobremanera no tener a mi esposo cerca, y en cambio tener que estar escoltada por su prepotente hijo.

Tenía la esperanza de que James se volviera a comportar como en la temporada pasada, cuando no me hacía el menor caso. Esperaba que, mi hijastro se distrajera con todo lo que la ciudad tenía para ofrecer, en lugar de encontrar divertido arrinconarme contra alguna pared de un pasillo solitario, como ya venía siendo su costumbre.

Aunque sin duda lo mejor sería poner toda la distancia posible entre nosotros.

-Me quedaré en casa de mis padres. - le avisé a mi hijastro. Era lo mejor, lo más sensato. Además, así yo podría dormir tranquila.

James dejó de mirar por la ventanilla del coche para mirarme.

-De ninguna manera.... - intenté protestar pero él me lo impidió. -... Eres la marquesa de Abercorn y como tal debes llegar a Montgomery Hall. Yo estoy a cargo de ambas y se harán las cosas como yo diga.

Y ya no pude cuestionarle nada. James tenía razón, ya era una señora casada y era mi deber llegar a mi propia casa. Pero me preocupaba tanto lo que podría pasar, lo que él podría llegar a hacer, y hasta que punto yo podría seguir intentando actuar indiferente a él, porque aunque me costara admitirlo, y vaya que lo hacía, había algo en él, algo que noté desde la primera vez que le sentí cerca, algo que me hacía temblar las piernas y también me espantaba, yo no quería hacer nada en contra de mi esposo y de mi matrimonio.

Pero ¿Hasta cuándo yo seguiría insistiendo que no me emocionaban y exitaban las cosas que él me hacía?

-Muy bien tienes razón, pero no quiero que te me acerques. - Sin embargo no pude evitar decirle. Me daba pánico pensar hasta que punto llegaría mi hijastro con sus bromas, porque bien sabía que eso era yo para él. Una broma.

-Scarlet... - me llamó, con tono bajo, como si de repente la atmósfera hubiera cambiado, diciendo mi nombre como nadie lo había hecho. Miró mi escote sin pudor alguno, tanto que no pude evitar encogerme de la vergüenza.-... Me acercaré a ti tanto como yo quiera.

Di un respingo ante su divertida sonrisa. A veces odiaba ser tan cobarde ante él. Y que James actuara de es manera conmigo.

"Soy tu madrastra, grabarlo en tu mente de una buena vez." pensé incapaz de decírselo a la cara. Como deseé ser valiente, tener el coraje de verlo a esos lindos y estupidos ojos suyos y poder decircelo, o incluso poder poner un límite. Pero no era así, solo podía esperar que la suerte me favoreciera.

Me equivoqué.

...

Llegamos tarde a Montgomery Hall, ya el sol sé estaba ocultando y pronto sería hora de la cena.

Constance se retiró a su habitación a dormir, pues estaba realmente cansada.

Y dos horas después de haber llegado, y después de habernos cambiado los trajes de viaje por algo más cómodo, se nos sirvió la cena a mi insoportable hijastro y a mi. Gracias al cielo, separados por la enorme mesa, pues decidí sentarme en la cabecera opuesta a la que él ocupó.

La Madrastra (Saga Montgomery #1)Where stories live. Discover now