Capitulo 9 (parte 1)

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-Me recuerda a los cascos de unos soldados de un videojuego

-ah

-¿Se lo cogemos entonces?

-yo creo que si, pero habrá que hablar con mamá.

Minutos después.....

-¿eh? ¿un casco?

-Si- contestó Hideki

-Hemos encontrado uno que creemos que le gustará- cogió Atenea el ordenador se lo enseño a su madre.

-¿Qué tipo de casco es?- preguntó tras ponerse las gafas para ver

-Pues...- Atenea fijó la mirada en el ordenador- mira- señaló- se llama Shark Raw

-¿Y creeís que le gustará a vuestro hermano?

-Si, va mucho con su estilo- contestó Hideki

-¿Y cuanto cuesta?- preguntó mientras bajaba la pantalla del portátil. 

-Pues....

-Hemos mirado aquí y es caro- dijo Hideki ante el silencio de su hermana

-Pero...

-Hideki y yo podemos poner dinero- se sentó al lado de su madre quien parecía algo preocupada por el dinero- yo tengo dinero ahorrado.

-Pero, eso dinero es para la universidad hija

-Ya mamá pero es un regalo para Aaron y con lo poco que te gusta que vaya en moto es preferible comprarle un casco que le proteja bien...

-En vez de la birria que tiene- murmuró Hideki aunque le oyeron perfectamente

-Yo puedo poner pero no creo que sea suficiente. 

-vaya- hinchó los carrillos Ate- para una vez que se nos ocurre algo bueno

-¿y sus amigos?- preguntó su madre

-Seguramente le harán algún regalo a parte y alguna fiesta. Seguro- respondió Atenea sin darle mucha importancia- Además, es una celebración familiar.

En ese momento a su madre se le ocurrió una idea

-Deberíamos invitar a su compañero de piso

-¿eh?- contestaron los dos hermanos a la vez

-Se portó bien con Hideki y ha estado cuidando de tu hermano en el tiempo en el que estuvo aquí solo- sería descortés no agradecérselo

-ni de coña- respondieron los dos 

-¿A caso ha ocurrido algo?

Un escalofrío corrió por la espalda de ambos hermanos. 

-n-nada- respondieron

-Entonces está decidido

-Y cómo va  a venir podemos decirle que si quiere cooperar....

Atenea dio un golpe sobre la mesa interrumpiendo a su madre quien se había sobresaltado un poco con la reacción de su hija. 

-El regalo es nuestro y si tengo que hacer doble turno para conseguir el dinero lo haré- respondió con determinación.

-Hija...

-No  es mucho lo que nos falta. Hablaré con mi jefa el próximo día que vaya

-Pero, si haces eso pondrás en peligro tus estudios

-Solo sería para conseguir el dinero mamá, luego tendría el horario normal

Aquella determinación que mostraba su hija hizo por el momento le dejara hacer lo que creía oportuno. Su tenacidad siempre había sido algo que había admirado de ella, se parecía en eso a su padre, aunque muchas veces se confundía con cabezonería y eso era algo que le preocupaba. 

(A la mañana siguiente...)

Al salir de clases marchó al gimnasio y habló con su jefa con respecto a las horas extras. Durante unos minutos se mostró algo reacia pero acabó cediendo con la condición de que solo lo hiciera los viernes y los sábados para que no tuviera problemas con los estudios. Empezó aquel mismo día dando dos clases de baile. Salió del gimnasio algo agotada, pero ahora le tocaba ir a hablar con el compañero de piso, dado que su madre quería que él fuera lo menos que podía hacer era cooperar con la preparación de la fiesta y ya de paso invitarle de manera apropiada.

Marchó hacia el apartamento. Cuando estuvo delante de la puerta, se abstuvo de abrir con la llave y llamó golpeando la puerta. Espero unos segundos, volvió a llamar pero esta vez con lago más de fuerza. Escuchó unos pasos y la puerta se abrió. 

Sus ojos se clavaron en Atenea

-....

-Hola- respondió ella

-Tu hermano no está, no creo que....

-No venía a verle a él

Los ojos de Haru centellaron y eso hizo que un leve rubor tiñera sus mejillas

-Dentro de poco es el cumpleaños de Aaron y queríamos invitarte por haber cuidado de mi hermano durante este tipo y por...-tomó aire- cuidar de mi hermano pequeño cuando estuvo aquí con vosotros. 

Ella sacó un sobre de la mochila y se lo entregó. Él lo cogió, estaba asombrado por la invitación al cumpleaños de su amigo. 

-Gracias

Cuando ella hizo el amago de irse dijo:

-¿Quieres pasar a tomar algo?

Ella dudó un poco, pero acabó accediendo. Entraron en el salón, ella se sentó en el sofá mientras él se dirigía la cocina. El corazón de Atenea iba a mil por hora. 

"¿Por qué se le ve tan condenadamente sexy?"- pensó tras hacer un chequeo rápido de su cuerpo mientras se alejaba hacia la cocina. 

Al poco, volvió con un poco de té. Ella nunca había sido fan de aquella bebida pero tampoco le hacía ascos. Dejó la bandeja en la mesa de café sentándose a su vera pero dejando una distancia entre ellos. 

-Gracias

-¿eh?

-Cuando estuve enfermo me cuidaste

-Ah

-Gracias

-No se las merece- contestó automáticamente dándose cuenta que le había respondido en español- no pasa nada, estabas mal y no te podía dejar solo con fiebre. 

-...

-Entonces...¿vas a venir?


Adicta a tus besosWhere stories live. Discover now