Capítulo 4

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Domingo por la mañana. Atenea durmió hasta tarde, agradeciendo a sus adentros que esta vez no tuviera que levantarse pronto para ir a la escuela.  Se levantó de manera perezosa y recogiéndose el pelo en un moño mal hecho bajo las escaleras bostezando. El olor a tostadas le trajo al mundo de los vivos. 

-Buenos días mamá- dijo mientras se acercaba a su madre dándola un beso en la mejilla

-Buenos días Ate- contestó con una sonrisa

Cogió una taza y comenzó a prepararse el desayuno.

-mamá, ¿trajimos cola-cao?

Su madre comenzó a reírse- no, no podía traerme eso en la maleta- Se acercó al armario de arriba sacando un bote metálico- te puedes preparar chocolate con leche.

Atenea se quedó durante unos segundos mirando aquel bote que sostenía con las manos, ella quería su apreciado cola-cao. Se dirigió a la mesa con su chocolate caliente, se sentó y comenzó a devorar las tostadas con mermelada de fresa y mantequilla. 

-¿Ya se ha levantado Hide?- preguntó Atenea con la boca llena

-No hables con la boca llena- le regañó su madre- si, está en su cuarto haciendo los deberes

-Que aplicado- respondió rodando los ojos. 

-De todas formas no tardes en desayunar, hoy he pedido el día libre para poder ir a comprar lo necesario. 

-Vale- se metió lo que le que deba de tostada en la boca y tras tragar el chocolate subió a su cuarto. 

Entró en la habitación, se dio una ducha y se vistió. Se puso unos shorts vaqueros, unos botines negros con cuña que tenían hebillas metálicas. Una camiseta blanca larga con el dibujo de una calavera mexicana. Se puso un pañuelo negro en el pelo a modo de cinta y tras delinearse los ojos se acercó a la habitación de su hermano. 

Abrió de golpe- buenos días Hide

Su hermano dio un ligero respingo en el asiento, desplazó la mirada hacia su hermana enojado

-¡No hagas eso!

-Levanta el  culo, nos vamos de compras

-¿eh? ¿tengo que ir?- se quejó

-Tienes no, debes- entró en la habitación acercándose a él- venga Hide, será divertido y así me puedes enseñar el lugar que tu llevas más tiempo aquí- comenzó a andar hacia la puerta- además, seguro que nos encontramos con alguna amiga tuya- le guiñó el ojo antes de desaparecer haciendo que su hermano se sonrojara. 

Salieron los tres de la casa en dirección a las tiendas del barrio. Hide se mostraba algo nervioso de que realmente se encontrara con alguna compañera de clase y que su hermana empezara a hacer de las suyas. Compraron los materiales que necesitaba para la escuela, aunque no entendía para qué si solo iba a estar un año hasta que empezara la universidad. Después fueron a por el uniforme, el color gris no le que quedaba bien y aunque le insistiera a su madre que no se lo pensaba poner acabó cediendo a que no le haría nada a la prenda. 

Cuando acabaron de comprar lo que Atenea necesitaba se fueron a comprar comida. Paseando por la calle en dirección a su casa se topó con un gimnasio que al parecer acaba de abrir buscaba profesores. Sin pensárselo dos veces entró, en la zona donde al parecer iría la recepción había una mujer alta, de complexión atlética que estaba hablando con lo que parecía ser el diseñador de interiores. Aquella mujer levantó la mirada hacia Atenea examinándola de arriba a bajo. 

Se despidió del diseñador fijando la atención ella- ¿puedo ayudarte en algo?

-Si, he visto que buscáis empleados

Adicta a tus besosWhere stories live. Discover now