Capitulo 1

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Habían llegado  EE.UU. La cabeza de Atenea estaba a punto de explotar. Leer un libro que apenas entendía, por no hablar de lo lioso que era entenderla, no hacía más que aumentar su dolor de cabeza y el cabreo por tener que viajar. Se dirigió a la cafetería con el fin de tomar un refresco y distraerse  un poco mientras su madre miraba con gran interés los paneles de los vuelos.

Le sirvieron una coca-cola, el notar aquel líquido recorriendo por su tráquea le hizo recuperar algo de calma. Sacó el móvil descubriendo un montón de mensajes de sus amigos, comenzó a leerlos. Por cada uno que leía más se emocionaba y las lágrimas apremiaban por salir. Entre aquella avalancha de mensajes se encontró con uno de su hermano mayor. Al parecer se había integrado bien en Japón, por influencia de su madre se había ido a hacer la carrera allí, bueno, para ser exactos de erasmus y de momento le va  bien. Ha encontrado un trabajo de media jornada. 
Abrió el correo y vio que su hermano pequeño estaba más aterrado que ella por tener que viajar a un país totalmente extraño. El había viajado antes y estaba viviendo con el mayor. Le mandó una foto de él delante del colegio de la secundaria con un uniforme impecable por cortesía de su hermano mayor llamado Aaron.  Su madre se acercó por detrás.

-Que guapo está tu hermano de uniforme

Escuchar a su madre tan cerca de su oído hizo que diera un respingo en el asiento haciendo que la odiara por un segundo.

-joder mamá- exclamó con una mano en el pecho- en una de esas me vas a matar

-Lo siento hija- se excusó con una pequeña sonrisa. Se notaba que andaba algo cansada por las ojeras que traía pero no había perdido ni una pizca de energía- Pero dime, ¿no está tu hermano  lindo con ese uniforme?

Volví la vista al móvil donde aún tenía la foto de su hermano, estaba tenso y nervioso. De los tres era el que mejor hablaba el japones y escribía bastante bien, se notaba que su madre se había esmerado más con Hideki en su educación.

-Cualquiera diría que estás orgulloso de tu hijo pequeño- respondí con sarcasmo.

-No- le dio un beso en la mejilla- lo estoy de mis tres hijos

<<por su puessto>>- pensó mientras guardaba el móvil en el bolsillo de su abrigo

-¿Cuando tendremos que coger el siguiente avión?

-De hecho, tenemos que irnos- le puso la mano en el hombro dándole unos pequeños golpecitos- tenemos que ir a otra terminal  para cogerlo.

Atenea resopló ante la idea de tener que recorrerse el maldito aeropuerto para coger otro avión. Tuvieron que correr un poco para llegar a tiempo. Otro avión en el que estar más horas sentada mientras su madre se maravillaba cada vez mas de volver a su país.

-Mamá, ¿Cuánto hace que no vienes aquí?

-Pues- se quedó un rato pensando- creo que desde que me casé con tu padre. Alguna vez hemos vuelto cuando Aaron era pequeño pero desde que naciste tu no hemos vuelto.

-Ah

<<Tiene nostalgia, que bonito...por eso me arrastra al otro lado del mundo>>

-Espero que te guste tanto como le gustaba a tu padre. De hecho- se acercó a su hija- fue allí donde nos conocimos.

-¿Y qué se le había perdido en Japón?

-Le aceptaron como profesor de latín y griego en la universidad de Tokyo. Por entonces  yo acababa de entrar a trabajar en el hospital.

-No me digas más, le calló la pizarra en la cabeza. Fue a tu hospital y fue amor a primera vista

-No hija- respondió medio riéndose- fue en casa de unos amigos que teníamos en común

Adicta a tus besosWhere stories live. Discover now