Capitulo 3

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Narrador

El día había acabado, llegó a casa hambrienta y cansada. Cuando fue a su clase, se presentó tras escribir su nombre. La gente se le quedó mirando al ver su vestimenta y por su forma de actuar. Se sentaba en la fila de atrás, se juntó con su compañera de al lado que al parecer era Akio algo que agradeció para sus adentros. 

Como traía una buena nota de inglés de su antiguo colegio le dijeron que no tenía que hacer el examen final pero que estaría bien que fuera a las clases para que no se quedara atrás. Pero su pesadilla comenzó cuando le pidieron que escribiera en algo en japonés, la clase mostró alguna que otra risa al equivocarse al poner algún que otro kanji. 

Llegó al salón y se tiró en el sofá boca arriba topando sus ojos con el brazo. 

-Que asco de día- dijo  para sí misma. 

Al cabo de unos minutos comenzó a sonar su móvil. Lo sacó de la mochila descubriendo que era su hermano Aaron. 

-Dime

-Hola Ate ¿qué tal el día?

-Mal

-¿en serio?

-Si, ha sido horrible- se sentó en el sofá- ¿A quién se le ocurre poner clases un maldito sábado? eso es cruel.

-jajajaja

-No tiene gracia

-SI, si la tiene. Bueno, te llamaba para que vinieras a recoger las cosas de Hide. 

-¿Eh? ¿Ahora?

-Si, ahora está en actividades de club y vendría muy tarde.

-Pues se podría quedar allí sus cosas y que fuera él mañana- contesté molesta

-Venga Ate- le dijo su hermano casi quejándose- solo son un par de cosas

Resopló, se puso en pie mientra se echaba el pelo hacia atrás-vaaale, pero me debes una Aaron. 

-Gracias Ate- contestó con voz canterina- Mamá tiene una copia de la llave de mi apartamento

-¿eh? ¿no estás en casa?

-No, aún estoy en el trabajo

-ah, ¿Y dónde la tiene?

-Creo que lo ha dejado en la mesa de la entrada. Tiene un llavero del oso y el madroño

Caminó hacia la entrada buscando en la mesa de la entrada las llaves. Las encontró en el lateral.

-Ok, las tengo

-Vale, te mando la dirección

-Tú y mamá os habéis creído que yo me sé mover sola por aquí, ¿no?- respondí molesta

-Siempre has demostrado tener un gran sentido de la orientación

-O una flor en el culo

-jajajaja, también se lo puedes atribuir a la suerte si quieres. Bueno te dejo, ¡nos vemos!

-Adiós

Cogió la mochila y tras dejar  el cuaderno y el estuche marchó en dirección a casa de su hermano. Se puso los cascos poniéndose música. Con el móvil en la mano consiguió encontrar la casa de Aaron. 

-Que gran invento el google-map- dijo al comprobar la dirección. 

Se acercó a la puerta topándose con una chica que salió a paso ligero con los ojos  vidriosos. Le dio en el hombro, ella se disculpó pero no volvió el rostro. Entró en el edificio y se dirigió al ascensor dándole al botón que tenía dibujado el  número 3. Tras unos escasos minutos llegó al piso y con la mirada comenzó a buscar la puerta del apartamento, al encontrar se topó con que estaba entornada.

Adicta a tus besosWhere stories live. Discover now