Capítulo 2

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«Hola» consiguió decir Emma, frente a la figura de una apática Regina.

La Reina Malvada era en ese momento todo lo contrario a lo que aparentaba desde la llegada de la salvadora a Storybrooke; sus cortos cabellos estaban apagados, el maquillaje inexistente, el pijama de seda verde que vestía su cuerpo estaba tan arrugado como las hojas viejas desparramadas por la tierra del jardín, lo que quedaba de la madre adoptiva de Henry era su excesivo humor negro.

«Saca los pies de aquí inmediatamente, maldita...maldita...» Regina no conseguía llamarla como deseaba.

Algo dentro de su pecho se encogió, como si el corazón todavía existiese, y en aquellos segundos al ver a Swan delante de ella, se sintió helada, más pálida de lo que normalmente era. Hizo un movimiento para cerrar la puerta, pero Emma intervino con sus dos manos, abriéndola otra vez. De nuevo el silencio se instaló entre las dos, pero fue por poco tiempo.

«Regina, ¿me llamaste?» Emma miraba el rostro de Regina girado hacia un lado para no mirarla.

«¡Márchate!»

«Pero...»

La rubia frunció el ceño, sacando la mano de la puerta.

«Te estoy dando la oportunidad de sacar tu asquerosa cara de mi vista, hazme por lo menos ese favor, ¿o quieres arruinar mi noche más de lo que está como todas las veces desde que llegaste a esta ciudad?»

Regina irguió la cabeza y usó su voz autoritaria, llenó el pecho de aire y encaró a Swan con ojos de repudio.

«Pero has sido tú la que me has llamado» Emma sacó del bolsillo de sus pantalones el pedazo de papel y lo mantuvo entre sus dedos delante de la cara de la alcaldesa.

«¡Márchate de aquí!» la morena estaba a punto de cerrar la puerta de nuevo, pero titubeó con el papel tan cerca de las narices «Nunca te llamaría, señorita destroza felicidad»

«Entonces, ¿por qué diablos me dieron esto?» todavía mantenía el papel entre los dedos, Regina lo cogió y lo rompió en minúsculos pedazos que volaron suavemente hasta caer al suelo.

«Ya estoy cansada de tus excusas, regresa al navío de tu pirata y trata de morir junto a él»

En ese momento la salvadora recordó que hacía días que no veía tampoco a Killian. Respiró hondo, se mordió el labio inferior y dijo

«Regina, no tengo motivos para estar aquí, si los tuviese sería por Henry, y él no está aquí, ¿no? Si no fuiste tú quien me mandó el recado de venir hasta aquí a esta hora, ¿quién fue? ¿El fantasma de Cora?»

«No te atrevas a pronunciar el nombre de mi madre, por tu culpa está muerta»

La rubia suspiró insatisfecha, llevando las manos a su cintura y levantando las cejas de forma guasona.

«¿Vas a comenzar con el intercambio de críticas? Eso es pasado Regina»

«Ajjj, ¡cómo odio cuando pronuncias mi nombre de esa manera!»

La morena se llevó los cabellos hacia atrás con el típico cautivador movimiento que siempre hacía.

«Ok, entonces, vine para nada, gracias por hacerme pasar por una estúpida Regina» dijo Emma guardando continencia

«Espera...» llamó Mills en el momento en que Swan se daba la vuelta para marcharse «Yo no te mandé esa nota, ¿no es alguna invención tuya? ¿Qué había escrito?»

«Que tenía que venir hasta aquí para encontrarme contigo para un asunto serio, decía por favor y urgente, ¿te acuerdas ahora?»

«¡No! Eso no es mío, Emma»

STARTING TO FIND THE LASTING LOVEWhere stories live. Discover now