Papi ¿Jugamos? (R#2)

72. ¿No estarás celoso?

Cely

¡Buen día! Que linda se ve la mañana hoy. Me levanto de la cama, los pájaros cantar y aquí están los documentos que le debo a Leo.

Me preparo y ya estoy lista para ir a trabajar. Me dirijo alegre a la empresa. Camino contenta entrando a Deluxe y saludo al castaño.

—Aquí están —se los entrego.

—¡Gracias! —me abraza.

Oigo una garraspera detrás y me giro, sonriendo.

—Ian ¿Qué haces aquí?

—Es la empresa de mi hermana ¿No puedo venir? —dice avergonzado.

—¡Oh cierto! —exclamo de manera cómica como siempre y no es adrede, me sale natural, soy así.

—Gracias por avisarle sobre los papeles —le dice el castaño al rubio estando alegre.

Ian frunce el ceño.

—De nada —luego me mira —¿Puedo hablar contigo? —después a él —En privado.

—Ya entendí la indirecta —este se retira saludando.

Vuelve a mirarme, cuando ya no puede verse.

—¿Por qué dejas que te abracé? —pregunta desconcertado y me sonrojo.

—Eh, no sé... nunca me había fijado en eso —exclamo avergonzada —¿Me estás controlando? —frunzo el ceño.

—No —gira la vista —sólo me molesta, un poco.

—Sí, ya ¿A qué viniste? —ruedo los ojos.

—Ya te dije —se sonroja.

Me río.

—¿A qué...?

—A verte ¡Aunque también a que me acompañarás a un lugar! —se alarma pero luego baja los nervios —Tengo que hacer un trámite, averiguar algo.

—Estoy trabajando —digo confundida —. No sé si sabes, pero el que no trabaja no come —muevo el dedo acusando.

—Estoy imposibilitado, no me culpes —mueve los hombros.

—Bueno, si me esperás, te acompaño —sonrío.

—Yo te esperaría hasta el fin del mundo —exclama enamorado y me sonrojo.

—Eh... ah. Por cierto ¿Por qué tanto enojo con Leo? —le cambio el tema, porque no sé qué decirle ante su declaración.

Frunce el ceño.

—Me cae mal.

Me percato.

—¡Ah! —muevo mi puño y luego hago una sonrisa pícara —¿No estarás celoso?

—¡No! —lo niega rotundamente y mira para un costado.

—No tienes nada de que preocuparte con Leo —me río.

Frunce el ceño nuevamente.

—Ah no ¿Por qué?

—Es gay —señalo hacía arriba — y está enamorado de Juan, del 3er piso.

—Me siento tonto —exclama avergonzado.

—No te preocupes —le pego unas palmaditas —yo también me sentí así cuando lo descubrí —me río.

—¿Te burlas de mí? —me agarra de la cintura y sonríe.

—No —siento mis mejillas arder y bajo la vista pero me levanta el rostro para que lo mire —¿Qué?

No me responde, simplemente me besa y le correspondo.