38. Lágrimas de autocontrol

7.2K 538 37
                                    

Ian

Estoy sentado en un banco del patio de la escuela, hoy los papás se suman a jugar entre todos, llame a Celeste para que lo haga por mí. Lo sé, debería ser yo quien esté jugando ahí con mi hijo, pero es que simplemente no puedo.

—¿Eres el papá de Félix? —dice otro que se sienta a mi lado.

A juzgar por su facciones y viendo al otro niño jugando con mi pequeño, me lo pienso.

—Y tú el papá de Patricio ¿cierto?

Se ríe.

—Sí, de Pipu ¿No juegas? —señala a los niños.

Sonrío.

—No, en deportes soy malísimo.

~~~

Pasado - secundaria

Corro con la pelota de básquet, salto y encesto, al mis pies tocar el piso grito feliz.

—¡Y este va dedicado a la chica más linda de la escuela! —beso mi mano y apunto a Anastasia. Ella se sonroja y sale huyendo de allí —¡Ana! —grito y la persigo.

Oigo las quejas de mis compañeros, por dejarlos a mitad del partido, pero no retrocedo tengo que alcanzar al amor de mi vida.

—¡Ana, por favor, espera! —corro trás de ella y al fin la alcanzo, tomo su mano y la detengo —espera, yo...

—¿Por qué gritaste adelante de todo el mundo algo como eso? —forcejea —¡Qué vergüenza! —se sonroja y mi corazón se acelera.

La agarro de la cintura y la acerco hacía mí.

—Porque te amo —la beso, se queda quieta, así que continuo besándola hasta que me separo y la dejo respirar.

—Eres malo... —dice agitada —así no me puedo resistir.

—Entonces no lo hagas —la vuelvo a besar y me corresponde.

Esto es mágico, el amor es mágico.

~~~

Actualidad.

Todos aplauden y la maestra se me acerca.

—Que bueno que hayas venido, ¿Eres bueno en algún deporte?

Sonrío.

—No —miento otra vez.

—¿Qué dices? —se acerca Celeste —¿No me dijiste que eras el capitán de básquet en tu secundaria?

—¡Papi juega, papi juega! —salta Félix.

—Vamos, sólo una demostración —dice la maestra.

—No —exclama Celeste —no me parece correcto —explica dándose cuenta de la situación.

—Vamos, sólo una vez —la maestra insiste y me entrega la pelota de básquet.

Bufo.

—De acuerdo, una vez...

Me levanto y camino hasta el aro, comienzo a respirar agitado. Mis manos presionan la pelota, corro, salto y encesto. Todos aplauden, pero cuando mi pie toca el suelo, una sensación horrible se apodera de mí.

Celeste se acerca.

—¿Estás bien?

Se hace un silencio en el patio y Félix se pone a sollozar.

—¡Malos, hicieron llorar a papi!

Reacciono y me seco las lágrimas que han caído de mis ojos.

—Yo sólo... voy a salir un rato.

Digo lo último y salgo de allí, ¡Maldita sea, tanto autocontrol para nada! Suspiro y me quedo un rato fuera de la escuela, necesito calmarme.

Papi ¿Jugamos? (R#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora