Treinta y dos

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Creo que hay cosas que suceden por algo. Aún no me he ido del hospital y realmente no quiero hacerlo, no quiero salir y tener que pisar un mundo, una realidad en la que Tyler Joseph no estará. Que sobrio y triste se escucha eso. Se me han acercado miles de personas que no conocía s decirme que todo va a estar bien, que el está en un mundo mejor y si, mierda, sé que estará en un mundo mejor. Sé que será feliz pero yo no estoy para nada feliz, no voy a abrazarlo más, a escuchar su dulce vos, a besarlo y recién estaba descubriendo esa hermosa sensación. Yo no soy feliz en estos momentos y no siento que algo va a estar bien.

Mad, Zack y Jay seguían hablando con algunas enfermeras o doctores. Querían escuchar otra cosa, cambiar el rumbo de todo esto, pero bueno, cada quien se lo tomaba a su manera. Jay se ha acercado un par de veces a mí y lo único que dice es cuanto odia a su padre, que si no fuera ilegal ya lo hubiera matado. Me reí, ahora se arrepiente pero antes, en vez de andar en esa mierda de la droga podía haberlos sacado a todos de esa maldita casa, yo también lo tendría que haber hecho, Zack también o hasta Mad. Si hubiéramos sido un poco más inteligentes, más astutos, no estaríamos llorando por su muerte.

Y es que, es tan difícil para mí ahora. No puedo ni pararme, sé que tengo que salir de aquí, ir a mi casa y enfrentarme a mi padre, por Tyler. Sé que tengo que ayudar con su funeral, cosa que nunca se me pasó por la cabeza. Pero es que, de nuevo, no quiero admitirlo, no quiero saber qué es cierto, que todo esto realmente está pasando y no puedo darle marcha atrás.

Es como que aún esperamos que salga a alguien a decir que es todo una broma, que Tyler está bien y que nada de esto es real. Estoy perdido, lo juro y me doy cuenta de que nada está bien cuando veo a tanta gente llorar.

Sé que el funeral será en dos días, se que tendré que estar ahí y sé también que la vida me costará desde ahora. Me harté de no escuchar nada importante y empecé a caminar, iría a mi casa y dormiría hasta si es posible que Tyler vuelva.

Tantas personas que pasan, tantas caras y ni una mirada, tantos gritos y ninguno es el que yo quiero escuchar. Sentía mi mano fría, y me dio escalofrío, porque siempre la tuve caliente gracias a la mano de Tyler.

-¿Por qué nada es para siempre?.-preguntó un pequeño Tyler quien estaba cortando pastito del sueño. Josh suspiró, él tenía que ser el más razonable de ellos dos.

-Creo que las cosas si son para siempre Ty, solo que a veces el siempre es un poco corto.-dijo, tratando de pensarlo un poquito más. Tenía 12 años apenas él sabía.-¿Quién te dijo que no existe?.

-Lo escuché decir...-susurro tierno,acurrucado su cabeza en el hombro de Josh.- Cuando estoy a tu lado siento que ya estoy viviendo mi siempre, ¿entiendes Joshie?.

-Eh, no.-dijo avergonzado.

-Que contigo siento que ya duro para siempre, el tiempo se detiene y en ese momento se cumple mi eternidad.-abrazo a Josh, quien todavía pensaba lo que Tyler había explicado.-¿Qué tienes?.

-Tengo miedo de un día despertarme y no estés más, Ty. Eres todo y bueno...-trato de expresarse. Era solo un niño y tenía ese miedo, porque su amigo siempre llegaba con un golpe nuevo.

-¡Es imposible Joshie!. Siempre voy a estar, lo prometo.

¿Estás ahora, Tyler?. De cualquier forma pero ¿estás?, porque te necesito, más que nunca. Necesito abrazarte, no me sueltes por favor porque mientras más me alejo del hospital más siento que mi corazón se rompe.

Después de unas cuadras más llegue a mi casa, cuál al frente se encontraba la casa de Tyler, no lo pensé mucho y entre a su casa. Todo está vacío y triste, botellas de alcohol en el suelo, ropa en cualquier lugar y esa escalera. Dios, que recuerdos.

brøke;jøshlerWhere stories live. Discover now