Epílogo

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- ¿Romina? ¿Eres tu mi amor? - me puse de pie para quedar frente a mi niña, que ahora ya no era una niña si no una señorita. Su cabello ondulado y largo, sus ojos de un color verde intenso, una hermosa sonrisa parecida a la de Camila y tez blanca, era un reflejo de lo que yo era a su edad, unos centímetros menos que yo pero aún así estaba hermosa, mi hija está hermosa.

- Si, soy yo.

Parecía algo nerviosa al verme ya que no me miraba a los ojos, si no que jugaba con sus manos. Aún así yo no podía quitar la sonrisa de mi rostro y la alegría que tenía en estos momentos. Nunca pensé que este día llegaría a pasar, siempre tenía la pequeña esperanza de volverla a ver pero mi mente me decía que eso nunca sucedería. Cubrí mis rostro con las manos tratando de controlar todo esto que estaba sintiendo, las lágrimas de inmediato recorrieron mis mejillas, no lo podía creer, por fin tenía a mi hija frente a mí.

- No lo puedo creer - trataba de calmarme pero era imposible, no podía controlar todo esto que estaba sintiendo. - Eres real - me acerqué un poco a ella para poder verla de cerca - ¿Puedo? - pedí permiso para acercar mis manos a ella y con una sonrisa aceptó. Sin pensarlo de inmediato tome su rostro entre mis manos para poder observarla mejor, detalle tras detalle, cada rasgo y grabarlo en mi memoria. Tenía miedo de que todo esto fuera un sueño. - Mi amor ¿Donde has estado todo este tiempo? - sin más la abracé hacía mí, era real y no estaba soñando, comencé a llorar en sus brazos, era algo que siempre había soñado y con el paso de los días cada vez se hacía imposible pero ahora la tengo conmigo. No quería separarme, lo único que deseaba era abrazarla todo el tiempo, recuperar todos los días en los cuales no la tuve, los días que despertaba y dormía pensando en ella, deseando volverla a ver y saber que era lo que había sucedido, pero ahora Romina estaba frente a mí, entre mis brazos. El único miedo que tuve es que fuera una desconocida para ella ya que pasaron muchos años en los que no sabía de mí y en los cuales me pudo olvidar - Lo siento - después de varios minutos me separe y limpie mis lagrimas con una sonrisa.

- Descuida, yo igual estoy sorprendida - una pequeña sonrisa apareció en su rostro e imite su acto, se veía tan hermosa que no lo podía creer.

- No entiendo, estoy muy sorprendida que no se que decir - acomode un poco mi cabello tratando de controlar mis emociones - parezco una tonta - sonreí - Discúlpame.

- Descuida - tomó mis manos entre las suyas y de inmediato nuestras miradas se encontraron - Te entiendo, yo estoy de la misma manera.

Quedamos así lo que parecían minutos, mi cuerpo no reaccionaba a la impresión que tenía en estos momentos, aún no lo podía creer, lo único que se me ocurría era que estaba soñando pero no, la tenía frente a mí en carne y hueso.

- ¿Que te parece si nos sentamos? - pregunto en un susurro. Yo sólo asentí y aun sin separar nuestras manos tomamos asiento en la banca.

- No sabes lo feliz que estoy al tenerte frente a mí - tome su rostro con una mano y ella colocó la suya sobre la mía, no podía dejar de mirarla, era tan preciosa. - Estoy en un sueño del cual no quiero despertar.

- Yo estoy igual, no puedo creer que este frente a ti. - sonrió - No sabes cuántas veces soñé con este momento y ahora te tengo conmigo - escuchar esas palabras hizo que mi corazón se agrandara de un forma inimaginable, no podía creer que ella deseaba tanto este momento como yo lo hacía. Siempre pensé que Romina ya me había olvidado o me odiaba por haberla abandonado o muchas cosas más, mi cabeza se inventaba tantas historias que al fin de cuenta ninguna fue cierta.

- ¿En verdad querías verme? - quería confirmar que estaba en lo cierto.

- No sabes cuanto, cada que abrazaba a Lolo me acordaba de ti, el peluche que me regalaste ¿Te acuerdas? - yo sólo asentí con una sonrisa al escuchar su historia - siempre que iba al colegio lo llevaba conmigo o cada que dormía, siempre pensaba que tú estabas conmigo y eras tú quien me abrazaba y me protegía cada que tenía miedo, siempre desee volver a verte, veía como mis amigos llegaban con sus papas pero yo sólo tenía una mamá, me faltaba la otra y eso siempre me ponía triste, cada que me preguntaban por ti les mostraba un par de fotos que tengo contigo, ese una de los pocos recuerdos que tengo de ti, el más especial es Lolo, después de tantos años tiene un par de cortes pero mamá siempre lo arreglaba.

Decisión Incorrecta - CamrenWhere stories live. Discover now