Capítulo VII

2.1K 276 29
                                    

—¿Qué fue lo que le provocó esta herida de tal magnitud?

Con el rostro contraído por el dolor apenas pudo responder en un diminuto balbuceo que sólo Elise comprendió.

—Una... madera.

Acercó sus delicados dedos con firmeza y decisión a la zona afectada, y antes de siquiera tocarlo, lo observó los ojos.

—Creo que aún te queda un residuo —El Duque por la intensa aflicción que sentía mordió fuertemente su mejilla para evitar asustar a Elise que suavemente lo tanteaba. Esta se giró para observar al joven Orwell—, ¿Cuánto puede llegar a demorar?

—Media hora a caballo, quizá veinticinco minutos si el trote es bastante ligero —se removió inquieto sobre el lugar—. A carreta un poco más.

—Ha perdido mucha sangre, mi Lord, y además está ese pequeño residuo —Elise buscó sus ojos que en ese momento estaban fuertemente cerrados—, tal vez si hervimos agua y estirilizamos una herramienta como una pinza, pueda.... simplemente intentar sacar...

—Disculpeme señorita Braun, pero me niego rotundamente a que experimente con mi amado sobrino de una manera tan vulgar y... ordinaria.

Elise se giró hacia la Marquesa con un gusto amargo en la boca y le suplicó con la mirada que la dejase intentarlo. Cuando intentó buscar el apoyo de su amiga está ya no se encontraba en la habitación al igual que el joven hermano de Lord Orwell.
El ambiente allí se volvió denso y por la respiración irregular de la persona postrada en la cama Elise temió lo peor.

—No es parte de mi naturaleza refutar a las personas, Lady Loughty, ahora vendaré la herida con un vendaje limpio y nuevo —Con una breve pausa para darse valentía a ella misma para lo que diría a continuación, prosiguió—. Sólo resta esperar hasta que el médico aparezca —soltó un suspiro y volvió sus ojos hacia el Duque, y algo avergonzada opinó—. Sin querer sonar descarada y ruego que no piense algo errado, ni vea mi accionar como el de una persona vulgar, pero... recomendaría, mi Lady, que vaya a acompañar a Lady Ravencroft, y en caso de verla muy pálida darle un dulce.

La Marquesa de Anjou la vio con una expresión ofuscada, y vacilando un instante asintió y se fue de allí sin mediar palabra alguna.

Elise sintió que se quitaba un gran peso de encima.

Con los trapos que la mujer de servicio había traído comenzó a limpiar alrededor de la herida, que si bien no pasaba de los cuatro centímetros se veía bastante profunda. El cuerpo del Duque se tensó a causa del intenso sufrimiento que sentía, lo supo al ver como los músculos de su abdomen se contraían. La herida estaba en la parte derecha y las suturas abiertas. No supo decir si por el golpe o porque ella lo había tocado justo allí.

Y por esa razón la culpa le pesaba.

—Juliette —balbuceó con la voz pastoza, agónico entre el torbellino de dolor, Elise sabía que en ese momento él ya no era consciente y rogó porque no se durmiera—... Juliette.

—No hable, se lo imploro...

—Aquí...

Elise miró hacia arriba, pidiendo con el corazón ayuda a su madre y a Juliette, que intercedieran o que hicieran algo para que el médico llegara. Terminó de vendarlo. Sin querer separarse de su lado y sintiendo un horrible nudo en el estómago, lo acarició. Vio como el abría los ojos, lentamente miraba hacia la nada y volvía a cerrarlos, en un circuito infinito que la preocupaba, pero al mismo tiempo le daba la certeza de que todavía estaba allí.

—No sé que haría Lady Ravencroft si lo perdiera —musitó acariciándole los pequeños rizos que caían sobre su frente.

Se quedó unos segundos, en blanco, admirando la figura de la persona frente a ella. Nariz perfilada, cejas gruesas, pestañas largas, labios proporcionados y unos rasgos que aunque generalmente lucian toscos ahora estaban suaves, relajados. Y se alejó de él, asustada por el hilo que seguían sus pensamientos.

Tapó su boca intentando callar lo que decía su cabeza..., y su corazón.

Lord Ravencroft estaba dormido y aunque se lo veía tranquilo y sin dolor, lo que verdaderamente perturbaba a Elise y hacia que su corazón diera varios tropiezos, era la palidez del Duque, su piel que se veía grisácea casi como si no tuviera vida. Y sus ojos parecían carentes de vitalidad con un par de ojeras moradas que lo ornamentaban dándole una apariencia aún más lánguida. 

— Lord Richmond —se acercó a él, lentamente, con la voz temblorosa y con el alma alicaída—, tiene que permanecer despierto, se lo pido por favor.

Tomó un pañuelo que había sobre un mueble, que supuso sería de él, lo mojó con algo de agua y comenzó a acariciar el rostro intentando darle un estímulo para que no se perdiera en la oscuridad de su inconciente.

Comenzó a cantar para que el tuviera algo que oír, nunca había sido buena dando monólogos, siempre hablar le había costado horrores y ese era siempre su principal defecto, ser alguien insulsa.

Él abrió los ojos, a duras penas buscó el rostro de Elise y volvió a cerrarlos, ella aumentó el tono de su voz pensando que volvería a dormirse. Pero ella al sentir que Lord Richmond la tomaba de la mano dándole un pequeño apretón, hizo que se le saltaran unas pequeñas lágrimas de felicidad. Terminó la canción y lo observó como una inmensa ternura.

—Su voz es casi tan magnífica como su alma —murmuró bajito, olvidándose de su herida, la miró a los ojos de una oscuridad tierna—..., cánteme, Elise, cánteme que tal vez así logre curarme.

Ella sonrió, con las mejillas encendidas. Buscó su mano y le propinó un leve apretón, casi como una caricia.

—Si usted lo ordena su excelencia, así será.

Lord Richmond soltó una risa seca y débil.

Elise se colocó de pie inmediatamente al escuchar el revuelo que se causaba afuera de la habitación, segundos después ingresó un hombre mayor vestido con un traje negro y un maletín de cuero en su mano izquierda. Se lo veía agitado, con el cabello canoso revuelto, como si hubiera subido las escaleras corriendo.

—Señorita, Lord Richmond —reverenció una vez estuvo frente a ellos, ella le respondió de la misma forma.

—Me retiro —anunció Elise dando una pequeña reverencia. Algo reticente abandonó la habitación. 

***

Sé que dije que en una semana estaría y todo eso pero estuve con exámenes finales, super atareada y además hace tres días llevaron por delante a mi perrita, Kösem (sí, como la sultana), y anda bastante herida y adolorida. Ahora la estoy cuidando.

Les doy un millón de gracias a todos ustedes por lograr que "Cánteme, Elise" llegara al puesto #29. Prometo que si llegamos a un número de una sola cifra hago ultra maratón ❤.

Respecto al booktrailer, YouTube me lo eliminó por derechos de autor :C y justo después mi computadora terminó en el service y allí perdí varios vídeos y entre ellos los booktrailers de varias de mis historias (las publicadas y en borrador, que tengo como diez xD). Espero recuperarlos.

Saludos a todos, los amo con todo mi corazón y no se olviden de comentar y votar el capítulo. Ustedes no saben lo felices que me hacen sus comentarios, que comenten cada acción o escena que transcurre la historia, eso siempre me saca una sonrisa y me da ánimos para seguir escribiendo.

Cánteme, EliseWhere stories live. Discover now