Capítulo 14: ''Tu...eres diferente''

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Un ruido me despertó de golpe, ¿qué está pasando? Otra vez, el mismo sonido de algo rompiéndose.

- Mamá. - grité como para que me escuchara. Nadie contestó. Me levanté de pijama y salí de mi habitación, mirando hacia todos lados. Mi casa era bastante grande pero con pocas habitaciones. Mi habitación estaba al fondo de un pasillo largo que daba hacia el lobby. La habitación de mi madre se ubicaba en el mismo pasillo pero a la mitad de este. Me acerqué a su habitación, pero no había nadie.

- Puta madre con ésta cocina. - escuché susurrar a mi madre. A dos metros de la habitación de Cristin estaba la cocina, pasando la cocina el baño y por último el lobby.

- Buen día. - hablé mirándola mal.

- Qué raro despierta tan temprano un sábado. - dijo mirándome, recogía pedazos de tazas para té que se les había roto.

- Me despertaste rompiendo todo. - contesté bostezando. - ¿Qué estabas haciendo? ¿Malabares con tazas?

- Qué chistosa. - contestó sarcásticamente, se rió. Nuestra relación de madre e hija era así. - Empezaré una dieta. - añadió convencida.

- Si claro, y Kurt revivió. - agregué riéndome a carcajadas. - Ay ma, deberías ser comediante.

- ¿Qué hay de malo en que quiera estar en forma y lucir joven? - preguntó molesta.

- ¿Harás huelga de hambre? - bromeé.

- Mucho mejor que eso. - contestó sonriendo. - Té verde y té de manzanilla.

-Genial. - dije con cara de disgusto. - ¿Hay cereales? - asintió. Fui a la alacena y agarré los cereales.

- Tú también deberías hacer dieta. - dijo lavando un plato. Al diablo con la dieta, reí internamente.

- Mamá, ya no tengo problemas con mi cuerpo. - mentí. Es decir, Evan no me daba tanta inseguridad, de hecho todo lo contrario. Me daba esperanza de aún los chicos de hoy en día se fijen en nosotras las ''gordas''.

- Los chicos te cambian por una flaquita cielo. - agregó tomando su té. Cogí una cuchara grande y comencé a comer mi cereal con leche.

- A lo mejor te ha pasado a ti porque no fuiste ingenua o del tipo de chica que él buscaba. - contesté. - Pero los chicos en algunos casos no te dejan por ser gorda, sino por ser aburrida. - le guiñé un ojo y se calló.

- ¿Vendrán las chicas hoy? - asentí, y justo tocaron el timbre.

- Hablando de roma. - sonreí. Abrí las puerta y esta vez no me molestó estar en pijama frente a Victoria, sino que la abracé. Noté que las chicas llevaban mochilas bastantes llenas.

- ¿Por qué las mochilas? - pregunté mientras entraban a casa.

- ¿No has visto tu celular? - me preguntó Licet, negué.

- ¡Saldremos con el sad gang club! - dijo Victoria. Sonreí.

- Iremos a otra playa a pasar el día. - añadió Emma.

- ¿Les gustó la salida a la playa eh? - pregunté con una sonrisa.

- Paige, fue la mejor salida. - me sonrió Licet.

- Quiero emborrachar a Steven y que empiece a decir estupideces. - habló Victoria riéndose.

- No hace falta emborracharlo. - Emma sonrió.

- La cosa es que... - Licet hizo una pausa y me miró. - Debemos ducharnos aquí. - sonrieron las tres, maldita sea el día en que las quise tanto.

MI LOCA HISTORIA 1: THE MISUNDERSTOOD ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora