Doce.

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- ¿Que vemos? - pregunto Cameron mientras miraba las pantallas del cine con los estrenos.

- Me da igual - respondí. 

Luego sacamos las entradas para ver una película de comedia, ambos coincidimos en que nos gusta mucho ese genero de película. Cuando entramos a la sala, nos sentamos casi en el centro de la sala. Cameron llevaba las bebidas mientras que yo el balde de pochoclos.

Pasamos una hermosa noche, después del cine salimos a caminar un poco. Fuimos al departamento de Cameron, ahí seguimos charlando un poco. La vista desde su balcón era maravillosa, saque mi celular y tome una fotografía. 

- Hermosa vista ¿no? - pregunto Cameron saliendo al balcón con dos vasos.

- Si, es hermosa - conteste sonriendo y tome un vaso - ¿Que es? 

- Solo jugo - dijo riendo. 

- Perfecto - le dije y tome un poco de jugo. 

Cameron dejo su vaso en una pequeña mesita que tenia ahí, y se apoyo sobre la baranda, observaba la ciudad iluminada. Me gustaba observarlo, le descubría algo nuevo cada día. Verlo tan concentrado en algo, o verlo sonreír... verlo. El poco viento que corría revolvía su pelo, como golpeaba en su cara, como el lo disfrutaba. 

El giro su cabeza y nuestras miradas se encontraron. Allí estábamos los dos, mirándonos... disfrutando del momento, de nuestra compañía. Sus brazos envolvieron mi cuerpo, su calor se encontró con mi calor, apoye mi cabeza sobre su pecho y el su mentón sobre mi cabeza. Nada nos interrumpió, no dejamos que nada arruine ese momento de los dos. Con su mano me corrió el mechón que tapaba parte de mi rostro y lo coloco detrás de mi oreja, levante la cabeza y sus labios dieron directamente con los míos. 

Me pellizque para saber que no era un sueño, que todo lo que estaba pasando era real. 

Cameron. 

Cameron lograba darme seguridad, me sentía protegida con él. Me hacia sentir bien, me sentía hermosa, libre, con mucha seguridad. Solo él provocaba eso en mi. Las mariposas en la panza aumentaban todo el tiempo, sentir su respiración y que su perfume quede en mi ropa. Nunca me sentí tan viva. 

Las semanas pasaban. Con Cameron nos veíamos seguido, siempre una aventura juntos teníamos. Deje muchos miedos e inseguridades detrás, aprendí a vivir el día a día todo venía tan bien hasta que me llego un mensaje. 

"Ana... ven rápido por favor"

Mi corazón se acelero, me encontraba en mi curso de fotografía y mis manos empezaron a sudar. Guarde todo enseguida en mi mochila y salí corriendo sin decir nada. De la desesperación no podía marcar el numero de mi madre. Corrí hasta casa, mis piernas no daban más sentía que me iba a caer en cualquier momento por no sentir mis piernas. Nunca había corrido tantas cuadras, nunca había cruzado calles sin mirar.  

Cuando estaba llegando a casa, una ambulancia se iba. Mi madre llorando en la entrada, no pregunte que paso solo entre con la esperanza de encontrar a mi hermano tirado en el sillón mirando una película.

El no estaba en la casa. 

- ¿Mamá que paso? - pregunte desesperada. 

- Tu hermano - decía llorando - tuvo una recaída. 

Entre devuelta a la casa y tome las llaves del auto de mi madre. Conducía hasta el hospital tratando de tranquilar a mi madre y tratando de creer que no había sido nada grave. La adrenalina me daba escalofríos. 

Me pare frente a la entrada del hospital. Tenía miedo de entrar, pero mi hermano me necesitaba. Pablo querría que este con él ahí. Mi mamá me tomo de la mano y entramos. Preguntamos por mi hermano, y nos dijeron que debíamos esperar, que recién había llegado la emergencia. 

Subimos escaleras, caminamos un largo pasillo. Una sala de espera silenciosa, vacía y fría, un banco para sentarse, mi madre y yo. Nadie más. Seguíamos esperando, nadie salía. Tome mi celular y marque el numero de Cameron, pero nadie contesto del otro lado. 

Intente varias veces. Cameron nunca me atendió. 

Luego de cuarenta eternos minutos, el doctor Casey salio de la habitación, quien fue el doctor de mi hermano siempre. Con mi madre nos levantamos rápido del asiento. Pablo había consumido quince pastillas. Mi hermano estuvo al borde de la muerte una vez más. El doctor salvo su vida una vez más. 

El abrazo de alivio y esperanza que nos dimos con mi madre, como aquella noche donde todo había pasado. El dolor de estomago se había ido, mi cuerpo dejo de temblar. Mi mamá sonrió. Tome mi celular, pero Cameron nunca atendió. 

- Seguro esta ocupado hija - dijo mi madre tranquilizándome - ya te llamara.

- Si - conteste - tenes razón. 

Ella sonrió y nos abrazamos una vez más. Solo quedaba esperar para poder ver a Pablo.

El amigo de mi hermano - Cameron DallasWhere stories live. Discover now